Opinión

Messi y el efecto rebote de la inmersión en catalán

Messi y el efecto rebote de la inmersión en catalán
Leo Messi ep

Dos informes, una tendencia y una evidencia denuncian los efectos de la inmersión lingüística en Cataluña. Cuestiones de las que apenas ya se habla.

Los informes

Proceden de la misión de eurodiputados que evaluó el modelo de inmersión, y de PISA.

Dice el primero que recibir la enseñanza en español está consagrado por el artículo 3 de la Constitución, y el sistema educativo debe dar el mismo trato a ambas lenguas. Señalan los eurodiputados casos de intimidación, discursos de odio, acoso desmedido y denuncia la consideración del español como lengua extranjera a pesar de ser la lengua propia de todos los catalanes, para algunos junto al catalán. Todo fueron trabas y feos para evitar que los informadores pudieran justificar con datos de la propia Generalitat el desprecio a la lengua materna en la formación del alumnado.

La lengua catalana, tengámoslo presente, es un asunto menor para los europeos, mucho más interesados, por razones obvias, por el inglés, el español, el alemán y el francés. Europa sabe y valora, por propia experiencia, que los hablantes de catalán no existen, porque disponen de dos lenguas propias, castellano y catalán. Puestos a considerar habría que añadir como oficiales en Europa treinta lenguas más, una decena apoyadas en el italiano, otras tantas en el francés, y alguna más en el alemán, polaco… y hasta en letón…

La consigna es cuestionar el uso de la lengua materna de los escolares si no es el catalán y considerarlos extranjeros si los oyen hablar castellano. Si es árabe o inglés todavía se soporta

El informe PISA, en el que Cataluña fue la comunidad de mayor desplome, destaca un descalabro en Matemáticas, Ciencias y Comprensión Lectora, pero han culpado a los extranjeros, incluidos los castellanohablantes, que son los problemáticos, las piedras en los zapatos del sistema. Algo evidente si tenemos en cuenta la facilidad de aprendizaje que proporcionaría el estudio en la lengua conocida por todos. Ningún otro idioma del mundo carente de hablantes monolingües vive una situación parecida.

Y el Govern ha lamentado, estoy seguro, no encargarse del informe PISA e ingeniárselas para que sean positivos, como el manipulador Tezanos con los sondeos demoscópicos de intención de voto para obtener resultados que validen sus malévolas intenciones. Así no quedaría al descubierto el deterioro en la formación de los catalanes que frecuentan la escuela pública, que los de la privada se libran. Ya manipulan las encuestas lingüísticas cuando evitan informar sobre el porcentaje de familias que transmiten el catalán a sus hijos. Yo supongo que saben que cada vez son menos, pero no lo dan a conocer porque no sirve para apoyar su proyecto de inmersión. Y como no pueden poner un vigilante lingüístico en cada uno de los hogares…

La tendencia

Se yergue una rebelión. Un grupo de chavales de un instituto de Gerona, hartos de que una profesora los obligue a dirigirse a ella en catalán, se han rebelado. La revuelta, contada por la docente, se basa en que no es justo que, si nadie habla catalán, ellos deban hacerlo.

Parece ser también que los buenos estudiantes, o buen número de ellos, tal vezhastiados y rebeldes por el bravucón machaqueo, usan cada vez menos el catalán. Por una parte, de eso no dudan, los profesores rezuman nacionalismo para no ser marginados. La consigna es cuestionar el uso de la lengua materna de los escolares si no es el catalán y considerarlos extranjeros si los oyen hablar castellano. Si es árabe o inglés todavía se soporta. Por otra siguen sin saber que las lenguas fluyen ajenas a los poderes políticos y cuanto más se prohíben más se desarrolla el deseo de trasgresión. Los chicos se deleitan hablando en “canalla”, metáfora de castellano, que es la lengua que se usa con soltura entre ellos.

Leo Messi, más de veinte años en Barcelona, ni aprendió catalán, ni se integró en la cultura catalanista porque nadie se atrevió a hacerle cosquillas. Con el poder económico no se meten

El Govern somete al profesorado a un bombardeo de encuestas para rectificar la manera de inyectar mejor el catalán en las venas de los estudiantes sin que se escape uno, y al mismo tiempo arrinconar a la lengua enemiga, el castellano. Prohibido orinar y hablar español en el patio. Los profesores no se atreven a informar honestamente de lo que perciben, que es la necesidad de libertad y no la tozuda consigna del docente: catalán en la entrada, en clase, en el pasillo, en el comedor, en el patio y en la salida. Lo que pasa después, y todos saben lo que pasa, es incontrolable. Huele que apesta a totalitarismo.

La evidencia

Leo Messi, más de veinte años en Barcelona, ni aprendió catalán, ni se integró en la cultura catalanista porque nadie se atrevió a hacerle cosquillas. Con el poder económico no se meten. Por eso quedan exentas las clases acomodadas. A los escolares del amplio sector público y a sanitarios se les puede machacar para que sirvan de escudo independentista. Y para que quede claro el desatino, resulta que los ricos, la élite, elige sestear en los colegios privados y rechaza el “model d’exit” que cacarea la Generalitat.

Mientras la gente tiene que tragar con el absolutismo del Govern. Los de arriba, como siempre, consiguen deshacerse de las trampas del fanatismo de los gobiernos.