A veces hablo de España como de un manicomio y no exagero, creo, ¿no es propio de locos la actitud bovina (percebes de sofá los ha llamado alguien, de manera brillante) que adoptan los españoles en el camino hacia la república castro–chavista por el que los conduce Sánchez y su banda de chupópteros neocomunistas? Está por ver lo que demora el sanchismo en imponerse del todo, por ahora lo resisten un pequeño grupo de jueces, pero todo parece indicar que el nuevo caudillo encontrará la manera de neutralizarlos tarde o temprano. Y que conseguirá enquistarse en el Poder como uno de esos gusanos africanos que se meten bajo la piel de sus víctimas, y los van pudriendo desde dentro.
Sin embargo, el español no es más uno de tantos manicomios. Véase la ceremonia de purificación que se celebra por estos días en el Ganges. El famoso Festival Kumbh Mela. Se calcula que cuatrocientos millones de indios participarán en este festival. El Ganges los redimirá de cualquier impureza. Y no se trata sólo de limpiar el “alma”, también la carne; según la prensa, hay un personaje, una especie de monje o santón, que lleva 32 años sin bañarse a la espera de su encuentro con las purificadoras aguas. La India es un lugar de lleno de santones, chamanes, mercachifles, santeros y todo tipo de vividores y engañabobos cuyo mayor interés “espiritual” es estafarte de una manera u otra; según mi experiencia. Por lo que se ve, el manicomio indio no le envidia nada a su homólogo español. Cuatrocientos millones de indios. Una verdadera apoteosis de ignorancia, abandono de la razón, y entrega al primitivo pensamiento mágico tribal. Y digo tribal porque debajo de cualquier manifestación de este tipo está siempre la tribu. ¡La tribu del Ganges sagrado!, en este caso.
Más miedo nos produjo el hecho de que poco a poco la masculina horda religiosa nos fue rodeando, muy interesada por tocar a mi mujer, lo que alarmó mucho a nuestro guía que nos aconsejó salir de allí a toda velocidad
He recorrido el norte de la India y he visitado, naturalmente, el Ganges; sus orillas, se entiende, ni bajo amenaza de muerte me metería en esas aguas apestosas y llenas de basura, cadáveres humanos y animales muertos, amén de una enorme variedad de variadas porquerías. Hay que estar loco para sumergirse ahí, me dije alarmado, junto al sagrado Ganges. Durante mi viaje a la India, no recuerdo haber visto mujeres metiéndose en el Ganges, por suerte para ellas. Las deben considerar seres impuros o alguna idiotez por el estilo. Acarreados por nuestro guía, acudimos a una ceremonia de purificación de este estilo a las orillas del venerado río. La multitud estaba compuesta exclusivamente por hombres. Desde la orilla opuesta nos contemplaba la gigantesca imagen de una diosa bastante siniestra, creo que era Kali. Metía miedo. Pero más miedo nos produjo el hecho de que poco a poco la masculina horda religiosa nos fue rodeando, muy interesada por tocar a mi mujer, lo que alarmó mucho a nuestro guía que nos aconsejó salir de allí a toda velocidad.
Sánchez, desde que llegó al poder ha puesto en marcha una maquinaria cuya tarea principal es desmantelar las piezas que salvaguardan la democracia española, llegando a extremos nunca vistos
Y ya que me ocupo del manicomio mundial, diré algo del manicomio norteamericano. Toda la izquierda española lloriquea porque dentro de unos días el presidente Trump ascenderá al trono del país más poderoso y libre del mundo. Dicen que está loco. Es posible. No digo que no. Pero creo que el principal problema con Trump no es que esté loco, es que no está lo suficientemente loco. El manicomio mundial, perdonarán mi crudeza, sólo puede ser sanado (o al menos mejorado en cierta medida) si lo dirige un orate total. Es lo que requiere la guerra declarada a Occidente por los neocomunistas, el islamismo, el mujerismo victimista, el negrismo, el wokismo, el racismo antiblanco, el igualitarismo y la peste políticamente correcta. La guerra contra el hombre blanco y su mayor y ejemplar creación: la Civilización Occidental. Pero. Trump no está lo suficientemente loco, repito, para enfrentar esa guerra. Si lo estuviera, enseñaría los colmillos a Rusia (en Ucrania y Cuba), y a China por inundar de fentanilo, a través de las fronteras del narcoestado mexicano, a los Estados Unidos. No creo que lo haga.
Pero regresemos al manicomio español. Las señales de esta guerra están a la vista, refulgen como anuncios lumínicos (la invasión afromusulmana es de los más destacados) noche y día, todos pueden verlas pero nadie parece prestar atención.
trumDeberían. Es insólito que alguien medianamente informado piense que las próximas elecciones generales españolas serán limpias. No si Sánchez sigue en el Poder y termina su obra demoledora del sistema judicial. Si lo consigue, y asegura así su impunidad; ¿no es de una ingenuidad abismal pensar que no se atreverá a alterar el resultado de unas elecciones? Si Sánchez, desde que llegó al poder ha puesto en marcha una maquinaria cuya tarea principal es desmantelar las piezas que salvaguardan la democracia española, llegando a extremos nunca vistos, ¿qué hace pensar que no se atreverá a dar el paso definitivo que le permita convertirse (sin necesidad de violencia, o sólo con una cantidad de violencia tolerable para no despertar a la Unión Europea de su estado de molicie perpetua), en el primer caudillo postmoderno y neocomunista de la Europa contemporánea?
Bluesman
16/01/2025 09:29
Caray, nadie lo diría, pero partes de la España de hoy celebran ese festival. Tanto el País Vasco como Cataluña celebran el Kumbh Mela a diario ("...es un lugar de lleno de santones, chamanes, mercachifles, santeros y todo tipo de vividores y engañabobos cuyo mayor interés “espiritual” es estafarte de una manera u otra.")
luzmasluz
16/01/2025 10:51
Manicomio de locos, ¡pero locos, locos...! ¿O manada de borregos, borregos...? Y no hay solución... política...