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Opinión

A ver quién tiene las tetas más gordas

Lluís Salvadó

Esto del proceso independentista es un jaja jiji, un no parar, un festival del humor. Vean, si no, la alegre algarabía con la que dos probos separatistas comentan con el desenfado propio de un tertuliano de “Sálvame” como ha de tener las tetas la próxima consellera de educación. Mama Chicho me toca.

Una rumana y una brasileña

¿Quién ha sido el españolazo que ha dicho que los independentistas son personas serias, con cara de vinagre, que solo saben hablar de lacitos amarillos o escuchar languideces perpetradas por Lluís Llach? Nada más lejos de la verdad, señoras y señores, especialmente señoras, porque ahí tienen ustedes a estos dos nuevos colosos del humor que demuestran todo lo contrario. Me refiero al ex secretario de hacienda de la Generalitat Lluís Salvadó y al alcalde de Sant Carles de la Ràpita Josep Caparrós.

Estos bienhumorados caballeros mantenían una conversación en la que, refiriéndose al perfil que debería tener la futura Consellera del departamento de educación – dan por sentado que ha de ser una mujer, porque consideran, digo yo, que estos menesteres son más propios de féminas que de masculinos caballeros – daban de manera risueña su condición sine qua non: la que tenga las tetas más grandes. Redoble de tambor y aplausos en la sala.

¿Es que eso no es tener sentido del humor? ¿Es que tal frasecita no supera de lejos a la ironía de Mark Twain, Chesterton, Jardiel Poncela y Gila juntos? ¡Pues claro que sí! Buena prueba de que todo fue comentado con estupendo y separatista animus jocandi, que dicen en derecho, es que se referían al pechugamen de la esposa del fugado Puigdemont y a una brasileña. Se conoce, por lo que ha trascendido de dicho intercambio de flores ingeniosas, que están buscando gente para ese cargo, aunque que no tengan todavía un candidato apto para ser investido, pero, en fin, tiempo al tiempo y a quien Dios se la dé San Pedro se la bendiga.

En tal pesquisa andan los de Junts per Catalunya, pero debe haber tan pocas candidatas al puesto que han llegado incluso a realizar alguna prospectiva en la solada y mítica Brasil. En lo que respecta a la rumana a que hacen referencia, amigo, la rumana es la señora del fugadísimo de Bruselas, Marcela Topor, que acaba de ser contratada por la muy honorable y convergente Diputación de Barcelona por el módico sueldo de seis mil pavinis mensuales para que haga un programa de televisión de entrevistas.

Pretender encontrar un ápice de machismo en todo este vergel son ganas de enredar. Bien se conoce que es sutil humor británico, esgrima verbal, intercambio de inteligentes y agudas mentalidades"

Prosiguiendo con ese intercambio, que podríamos calificar felizmente como una floresta española de apotegmas, si no fuese porque a estos, lo español, como que no, dice Salvadó que en la formación juntaire están más desesperados que un progre de Malasaña sin papel de liar y que incluso se plantean respectar a la señora Rigau, dama provecta que está en los tribunales por la kermesse que organizó Artur Mas cuando el primer chorraferéndum. El alcalde sentencia con un “¿Encontrar a una consellera? Sería más fácil inaugurar un auditorio.” Ay que risa, tía Felisa, es que es para desorinarse encima.

Desde luego, pretender encontrar un ápice de machismo en todo este vergel son ganas de enredar. Bien se conoce que es sutil humor británico, esgrima verbal, intercambio de inteligentes y agudas mentalidades. No es que los disculpe yo, es que TV3 y la ex cabaretera sobrevenida en analista política y escritora Empar Moliner lo hacen. Marta Rovira, más prudente ella, que lo suyo es llenar las calles de muertos por la violencia estatal, se limita a declarar que tales palabras no corresponden al espíritu de ERC, pero no exige dimisiones. Lo mismo que habría dicho si la charleta de estos dos la hubiesen mantenido Xavier García Albiol y Albert Rivera. Claro que sí, guapis.

Una conversación tabernaria

La señora Moliner, aquella que quemaba constituciones en horario de máxima audiencia para luego desdecirse cobardemente aduciendo que solo era un papel cualquiera, lo ha dejado claro para la posteridad en frase lapidaria: “No lo piensan de verdad. En privado todo el mundo tiene derecho a conversar de manera tabernaria. Yo, en privado, hago bromas similares, bromas que jamás podría hacer en público”, sentenciaba en Catalunya Ràdio, donde también colabora porque la que vale, vale, y la que no pa cabo. Ha añadido, con tono reprobatorio, que en el libro de estilo de la Corpo se aconseja no emitir conversaciones privadas filtradas. Pues bueno, pues molt bé, pues adiós. Podrían haber mantenido el mismo criterio, que sé yo, cuando las famosas conversaciones de la Camarga, en las que dieron la del pulpo a la ex pareja del primogénito de los Pujol, Victoria Álvarez, y a la dirigente del PP catalán Alicia Sánchez Camacho. Ah, espera, que estas dos no son dels nostres. Vale, pues ¿qué tal si hubieran aplicado el mismo criterio a las conversaciones grabadas a Fernández Díaz con el director de la Oficina Antifraude Daniel de Alfonso? Ah, ¿tampoco son de la colla de la estelada? Vale, vale, entendido.

En TV3, siempre prestos a ejercer un periodismo plural y objetivo, secundaron la tesis de la nueva Mac Luhan catalana, y dieron la noticia, sí, pero a su manera. Independent style puro y duro. El Soviet de informativos, de acrisolada y más que probada solvencia en materia periodística, evitaba mencionar lo de las mamelles, tetas, refiriéndose a la conversación como “De tono machista y xenófobo” – debe ser por la obviedad que la señora Topor es rumana, digo yo -, pero sin reproducir el audio ni citar de manera textual su contenido. Señalaba, eso sí, el tono sorneguer, socarrón, de la misma, quitándole hierro al asunto. En la pieza dieron más importancia a las palabras de Rovira que al hecho en sí mismo, claro, para que el público separata quede contento, pensando que, aunque haya quien mete la pata, todo queda arreglado. Qué bonito.

Es de justicia reconocer que nuestros patricios separatistas son personas feracísimas en la producción de bromas, chanzas y cuchufletas, que son inocentes, casi infantiles, y que en ningún momento albergaron ningún otro sentimiento que no fuese aliviar, aunque sea en privado, los terribles dolores a los que se ven sometidos por la cruel España, los jueces vendidos al PP y los constitucionalistas, tan enemigos de la Cataluña de lacitos amarillos y señoras de generoso escote.

Nos prometen un país mejor en el que tendremos helado todos los días y, a lo que se ve, señoras pechugonas en cargos de responsabilidad. Un Cataluña feliz, una arcadia inefable en la que esa caspa españolista a la que tanto les gusta aludir estará desterrada por la alopecia de los que ven tetas por todos los rincones

Porque el machismo no salpica a los imbatibles del proceso, ellos, tan puros y cuajados de bellos ideales. Esos son los que nos prometen un país mejor en el que tendremos helado todos los días y, a lo que se ve, señoras pechugonas en cargos de responsabilidad. Un Cataluña feliz, una arcadia inefable en la que esa caspa españolista a la que tanto les gusta aludir estará desterrada por la alopecia de los que ven tetas por todos los rincones.

Com sea que estoy siempre presto en la ayuda a los necesitados, me atrevería a sugerir algún elemento más para disculpar a estos dos individuos y a la gañanía que los secunda. Digan que la teta es sinónimo de maternidad, de vida, de infancia, de nobles sentimientos. Añadan que la estepa castellana es yerma, infecunda, estéril, nada comprable con esa Cataluña republicana ubérrima, repleta de tetas magníficas y rebosantes a las que poder agarrase para mamar bien, larga y golosamente. Estos símiles, quizás pobres ante el despliegue de ingenio de los que han visto la luz de la independencia y sus jugosas nóminas, acaso puedan serles de utilidad, que aquí de lo que siempre se ha tratado es de chupar de la teta o del bote, que viene a ser lo mismo.

Di que sí, Empar. Tú, bien cogida a la teta. Y en privado, a masticar un caliqueño, beber ratafía y decir groserías acerca de mujeres, hombres o viceversa.

Esto es lo que hay. Mama, Puigdemont me toca, me toca cada vez más. Y decían de Valerio Lazarov.

Miquel Giménez

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