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Opinión

Llover a gusto de todos

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante su comparecencia ante los medios de comunicación en el Palau de la Generalitat
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante su comparecencia ante los medios de comunicación en el Palau de la Generalitat EFE / QUIQUE GARCÍA

Pere Aragonès García, el nieto del alcalde franquista de Pineda de Mar, fue uno de los mayores beneficiados, si no el mayor, del supuesto lawfare con el que la “malvada“ justicia española actuó injustamente contra el independentismo catalán, siempre tan respetuoso con el ordenamiento jurídico vigente, entiéndaseme la ironía. 
Solo en el vacío causado por las sucesivas inhabilitaciones y condenas de sus líderes naturales pudo un político de segunda fila como él acceder al cargo de presidente de la Generalitat y hacerse con el poder, por lo que no se comprende que no esté agradecido de por vida a la judicatura española, a la que tanto debe.
Quizás debido a su rocambolesca e inesperada ascensión a las moquetas del Palau de la Generalitat, el satisfecho president Aragonès ha dedicado su atención más a los fuegos artificiales de la creación de las llamadas “estructures  d’estat” que a la gestión pura y dura de la región que preside, y más a los titulares políticos que al trabajo serio y callado que no se ve de momento pero resulta tan necesario después para mejorar la vida de los ciudadanos. Es propio de políticos mediocres evitar toda inversión cuyo rendimiento no sea instantáneo y pueda llegar a beneficiar a su posible sucesor en el puesto, y Aragonès, uno de ellos, ha dedicado sus días de vino y rosas en la Plaza de Sant Jaume a lo que en catalán se diría fer volar coloms, es decir, hacer volar palomas, a la prestidigitación de problemas artificiales que en nada benefician y nada tienen que ver con las verdaderas necesidades de los ciudadanos.

Solo queda llorar sobre la leche derramada: ocupados en la eterna orgía procesista, el gobierno de la Generalitat ha desatendido la gestión de las infraestructuras hidráulicas


Pero he aquí que la realidad se impone y hace demasiado tiempo que no llueve en la Dinamarca del Sur. Las nubes pasan de largo y de la misma forma que el exceso de pluviosidad en Galicia ha saturado de agua dulce las rías y ha diezmado la producción de marisco, en Cataluña se secan los pantanos y se llega a una situación límite que va a poner en jaque en las próximas semanas el abastecimiento de agua en el área urbana de Barcelona. Solo queda llorar sobre la leche derramada: ocupados en la eterna orgía procesista, el gobierno de la Generalitat ha desatendido la gestión de las infraestructuras hidráulicas. Por dar un solo dato, en el año 22 solo se ejecutó uno de cada tres euros previstos para dichas inversiones. Parece que es más importante la creación de pseudoembajadas que la gestión del que quizá sea el asunto más importante y más serio de todos, el  agua.

El gobierno independentista se ve obligado ahora a suplicar ayuda a los mismos a los que viene despreciando desde hace décadas.  Malditas borrascas que no entienden de razas superiores y se empeñan en no pasar por dónde deben


Ahora, a los de Espanya ens roba solo les queda reclamar la solidaridad del resto de la Nación, como si se tratase de su Hinterland particular obligado siempre a dar y a no recibir nunca. Aragonès exige solidaridad territorial al resto de las comunidades, (exige, no solicita) y el Conseller de Acción Climática, David Mascort, reconoce la necesidad de traer el agua de donde se pueda, curiosamente siempre dentro de los límites del territorio nacional, entendiendo por nación la existente, España, y no la irreal, Cataluña. Lo que debería ser normal, que es una gestión eficiente y común del agua, se convierte en algo muy difícil cuando el que se ve necesitado de ella es precisamente quién menos quiere compartirla cuando la tiene. El gobierno independentista se ve obligado ahora a suplicar ayuda a los mismos a los que viene despreciando desde hace décadas.  Malditas borrascas que no entienden de razas superiores y se empeñan en no pasar por donde deben.

El resto de España no negará el agua a Cataluña y en los hogares catalanes se seguirán abriendo los grifos para poder hacer uso de ella, esperemos que con más cuidado que hasta ahora


Aún así, el resto de España no negará el agua a Cataluña y en los hogares catalanes se seguirán abriendo los grifos para poder hacer uso de ella, esperemos que con más cuidado que hasta ahora, hasta que vuelva a llover, se solventen momentáneamente los problemas de abastecimiento y el presidente por accidente de Cataluña pueda volver a olvidarse de lo mucho que debe a la nación que emite su DNI.
De agradecimientos, mejor no hablemos. Si por algo se caracteriza el independentismo es por no olvidar ni perdonar uno solo de los favores recibidos.

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  • N
    Norne Gaest

    Muy buen artículo, con la ironía necesaria al caso.

    En el nazionalismo lo mío es mío (aunque no sea suyo, sino que simplemente está en el territorio donde anidan) y lo del resto de España está a su servicio: mercado cautivo de sus productos, inversión pública prioritaria del Estado, emigrantes para sus industrias y servicios (ellos siempre en los puestos altos), agua la que necesiten o deseen, etc.

    Para eso son superiores, no?. Y cuando construyan sus republiquetas sería lo mismo: España, una colonia a su servicio.

  • E
    Esera

    Mala noticia que Cataluña tenga un problema, conseguirán que lo paguemos todos y no nos darán las gracias. Buscarán una solución provisional que harán definitiva. Con motivo de la Olimpiada revistieron las acequias laterales del Ebro que riegan el Delta y trasvasaron ese ahorro (300 HM3) a Barcelona. Las nuevas fugas en esos canales han quedado para la historia, el mini-trasvase NO.

    El PHN del PP (continuista del PSOE, que proponía trasvasar 200 HM3 más) tenía por eslogan "agua para todos" y en las cuencas estructuralmente deficitarias de la margen derecha del Ebro se traducía en "se construirán pantanos por si os llueve", donde nunca lo hace. Es la España abandonada sine die.

    En España la unidad de gestión del agua es la Cuenca Hidrográfica (CH). Cuando ese territorio es multi-comunidad autónoma (como la del Ebro) la gestión es estatal; y de pertenecer a un sola comunidad, de esa autonomía.

    Cataluña gestiona su cuencas interiores de Cataluña (CIC), del Pirineo Oriental, como se denominaban con anterioridad. Sus caudales medios en CIC son de 2550 HM3 anuales y su capacidad de embalse de 753 HM3... Sigue un desglose de esos datos con más detalle: Llobregat (737, 220), Ter (824, 402) y Resto (989, 131). Cataluña tiene autonomía y recursos para gestionar su problema, ¿a qué espera?

    Hablando de solidaridad, podrían pedirla a Cantabria y el País Vasco, donde sus cuencas tienen un caudal medio anual de 5920 HM3 y una capacidad de embalse de 76 HM3.

    En contra de la unidad de gestión, El País Vasco (o Iberdrola) trasvasa agua de la cuenca del Ebro a sus cuencas para producir energía; y Cantabria, para agua de boca a la ciudad de Santander.