Opinión

La Unión Europea contra la democracia

España es miembro de en una organización que trabaja contra la soberanía de sus miembros

  • La dirigente de AfD y candidata a canciller, Alice Weidel -

La burocracia, casi siempre, es una forma de autoritarismo. El siniestro Thierry Breton, excomisario de la Unión Europea para el Mercado Interior, amenazó hace unos días con anular las elecciones si los soberanistas de Alternativa por Alemania (AfD) triunfan en las urnas. “Hagamos cumplir nuestras leyes en Europa  (…) Lo hicimos en Rumanía y obviamente lo haremos en Alemania si es necesario”, señaló, irritado por el éxito de la entrevista de Elon Musk a Alice Weidel, líder del partido socialpatriota. Tras años de una prensa rendida al discurso de Bruselas, cualquier diálogo libre es molesta. Putin en Rumania y Musk en Alemania son solo chivos expiatorios para tapar el fracaso del proyecto de la Unión Europea.

La respuesta de los alemanes no ha podido ser más clara: en la semana siguiente, las encuestas reflejaban que Alternativa por Alemania había recortado tres puntos a la CDU, partido dominante en la derecha del país hace décadas. Weidel lograría el 22% de los votos frente al 30% de la CDU, recortando la distancia desde el 11% registrado en el sondeo previo. Las elecciones se celebran el próximo 23 de febrero y todavía queda tiempo para el sorpasso, teniendo en cuenta además que las encuestas suelen infravalorar la posibilidades de los partidos socialpatriotas en todo Occidente. La CDU ya ha declarado que no habrá colaboración con AfD, así que todo está listo para dejar al margen a la formación política que más crece en Alemania. Ya es el partido de la plebe, para entendernos.

Golpes sin tanques

Hablemos claro: estamos asistiendo al enésimo golpe blando de Bruselas contra la soberanía nacional. Aunque muchos lo han olvidado, esa medicina la probaron ya los griegos en julio de 2015, tras celebrar un referéndum sobre la condiciones impuestas por la Unión Europea para rescatar al país. Ganó ampliamente el “no” pero no se permitió aplicar políticas diferentes a las impuestas por la Troika, que defendía los intereses de bancos franceses y alemanes (Grecia llegó a perder el 24% de su PIB y a registrar en 50% de paro juvenil). Jean Claude-Juncker, presidente de la Comisión Europea, reconoció en 2020 que se había aplicado “una austeridad irreflexiva. No fuimos suficientemente solidarios con Grecia, incluso llegamos a insultarla. Lamento que hayamos dado tanto peso al Fondo Monetario Internacional (FMI)”, confesaba. ¿Debemos tolerar en 2025 que se interfiera en las elecciones nacionales para que dentro de cinco años un alto funcionario reconozca lagrimeando que se boicotearon nuestras democracias?

Los burócratas de Brsuelas tiemblan pensando en cómo salvar su inmensa maquinaria de privilegios, corrupción y gasto público

Por supuesto, el gran capítulo de la Unión Europea contra las soberanías nacionales  fue el rechazo a su Constitución. El 29 de mayo de 2005, los franceses dijeron ‘no’ al texto con un 54,99%.  Dos días después, Países Bajos hizo lo propio con un margen aún mayor, el 61,5%. La Unión Europea siempre ha tenido un déficit de legitimidad democrática: recordemos que el tratado de Maastrich se aprobó en Francia por los pelos, solamente un 51,5% del electorado (en Dinamarca perdió con un 50,7%). Ahora en Europa crecen los partidos contrarios a la Unión Europea y la alta burocracia tiembla pensando en cómo salvar su inmensa maquinaria de privilegios, corrupción y gasto público. Hace poco aplazaron las elecciones en Rumania porque no les favorecían los sondeos, ahora amenazan con hacerlo en Alemania y quizá en un par de años llegue el turno de España.

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