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Opinión

Pujol, de rositas

Jordi Pujol y Marta Ferrusola, a su salida de la Audiencia Nacional.

Solo le faltaría eso a Cataluña, que el que gobernara durante más de dos décadas fuera encarcelado. Solo nos faltaría eso para seguir dando una imagen al exterior nefasta. ¿Pasará Pujol de presidente a preso? Vamos, me apuesto una cena a que no, pero que se prepare cualquier ciudadano de a pie: será perseguido y embargado si deja de declarar, aunque sólo sea por olvido, unos eurillos. Nada que ver con la suerte del que fuera durante 23 años presidente de la Generalitat. No salgo de mi asombro desde que la ONIF, una entidad desconocida para muchos hasta hoy, diera a conocer que el molt honorable president, nuestro Jordi Pujol, consiguió ingresar en un banco andorrano un millón ochocientos mil euros sin declararlos a Hacienda.

¿Alguien sabe, primero, cómo dedicándose a la política se puede ganar tantísimo dinero?; y, segundo, ¿cómo puede pasar desapercibida tal cantidad? Por favor que el molt honorable nos dé unas clases a todos los ciudadanos de cómo burlar a las autoridades. La decepción es máxima con la clase política cuando empiezas a descubrir cómo aflora la corrupción de aquellos que durante tanto tiempo ocuparon nuestras instituciones catalanas, que nos convencieron del gran servicio público que hacían mientras iban dejando las arcas públicas cada vez más mermadas. Pero la culpa siempre es de Madriz.

Por mucho soborno y 3% demostrados, difícilmente entrará en prisión el gran nacionalista que facilitó el soporte ideológico a los ahora encarcelados

Los convergentes, los populares, los socialistas, cuántas cosas se han tapado entre unos y otros, y lo que nos queda por ver. Quién sabe. Pero lo que sí que sabemos es que el llamado “caso Pujol” -notorio caso de supuesta y reiterada corrupción- debe dirimirse en breve, pasado el verano. Pasado el verano sabremos si habrá condena contra el gran Jordi Pujol. Lo que podemos tener claro es que por mucho que haya habido sobornos, y 3%, difícilmente entrará en prisión el gran nacionalista que facilitó el soporte ideológico a los ahora encarcelados.

Unos en prisión por saltarse la ley declarando Cataluña independiente por unos segundos; otros, que hicieron de Cataluña su casa y la gestionaron en beneficio propio, en la calle. Unos pasaran el verano en prisión a la espera de que Marchena dicte sentencia; otros, los Pujol, pendientes del final de la instrucción de su caso. Y Torra a la espera de convocar elecciones autonómicas. En Cataluña no paramos.

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