Opinión

Análisis de medios

A la izquierda radical y a sus amigos mediáticos no les importan los asesinatos en Israel

Mujer secuestrada por los terroristas
Mujer secuestrada por los terroristas

Son los bárbaros contemporáneos. Los que ejecutan, los que los respaldan y los que ponen paños calientes para minimizar la dimensión de la barbarie. En realidad, no es tan difícil posicionarse en el lado bueno de la historia. Basta con observar. La Comisión Parlamentaria francesa que analizó los informes policiales del atentado contra la sala Bataclán concluyó que los autores apuñalaron en los genitales a algunas de las mujeres asesinadas. Mujeres infieles y, por tanto, merecedoras de ser tratadas como animales para los fundamentalistas. Este sábado, aparecían imágenes en las que una turista alemana, desnuda y muerta, era escupida por los salvajes mientras transportaban su cuerpo en un camión. Otros, orinaban sobre sus víctimas. Otros, violaron a una mujer cuyos pantalones aparecían en una imagen llenos de sangre.

El feminismo nacional que pone el grito en el cielo cuando un hombre abre las piernas en el metro o se presenta con dos besos ante una mujer ha vuelto a posicionarse en este caso en favor de Palestina. El territorio donde los radicales de Hamás tomaron el mando hace mucho tiempo y existen normas como la que impuso el presidente del Consejo Supremo de la Sharía en 2020: “Las mujeres vírgenes (solteras) o que estuvieran casadas (divorciadas y viudas) de cualquier edad no podrán viajar sin permiso de su guardia masculino”. Yolanda Díaz lleva esa camiseta, la de la Palestina que ampara a los terroristas y hostiga a su población (y nadie niega, por supuesto, que sufra las consecuencias de un largo y cruento conflicto). “Necesitamos una paz justa, duradera y sostenible y eso pasa por cumplir con el derecho internacional, poner fin a la ocupación y que el pueblo palestino pueda vivir con dignidad”, aseguraba el pasado sábado en sus redes sociales.

El diario digital Ctxt publicaba un artículo de Jeremy Corbyn -expiatorio para Palestina- en el que se recordaba un asunto que viene al pelo en este contexto, y es que Ada Colau decidió el pasado febrero suspender las relaciones de Barcelona con Israel y romper el hermanamiento con Tel Aviv. La exalcaldesa es del partido de Yolanda Díaz y de Íñigo Errejón. El segundo se expresaba de esta forma hace unas horas: “Las imágenes que llegan hoy de Israel y Palestina son espeluznantes. Lo son también en la violencia diaria de la ocupación y el régimen de apartheid, que por desgracia no suscitan tanta indignación. Es necesario un alto el fuego inmediato, con intercambio de prisioneros. Pero la paz justa y duradera sólo podrá venir de la mano del reconocimiento del derecho del pueblo palestino a la autodeterminación en su tierra”.

La ceguera selectiva

Supongo que nadie niega a nadie el derecho a debatir sobre la situación de esa zona del mundo y a analizar las causas del conflicto. Pero hacerlo el día de un ataque terrorista que ha provocado decenas de víctimas civiles y secuestros es tan radical y repugnante que no sólo es definitorio de la calaña política que representan determinados partidos, sino también de la maldad y el integrismo de estos representantes. Porque mientras se relataba la forma en la que camiones con símbolos de Hezbolá masacraban a civiles -quemaron sus casas y los ejecutaron; y violaron a mujeres junto a los cadáveres de sus amigos-, hubo quien no realizó la condena rotunda que merecen estos hechos, sino que aprovechó para defender su causa. ¿Recuerdan lo que ocurría tras cada asesinato de ETA? La actitud es igual.

Veremos en los próximos días cómo el potente aparato mediático de la izquierda concede más espacio a la reacción que a la acción. “Por cada israelí muerto, 20 palestinos”, titulaba este lunes un columnista de eldiario.es, en una acción que podría equivaler a la de citar Ceuta y Melilla el 12 de marzo o Iraq el 12 de septiembre. Gaza está engrilletada, daba a entender el viñetista de Público. Y Antón Losada comparaba la situación de Palestina con la de Ucrania, obviando las muy diferentes características religiosas, históricas o políticas de ambos lugares. Se quedaba tan ancho.

Mientras tanto, uno puede ponerse en lo peor al imaginar el martirio al que es en estos momentos sometida la bella joven morena que fue secuestrada por los salvajes y tomada como rehén. Eran terribles las imágenes en las que aparecía mientras era transportada en un vehículo a su celda de castigo. Y, mientras tanto, por supuesto, todo el entorno de Podemos hace el don Tancredo de forma execrable sobre las torturas del otro gran enemigo de Israel y el pagador de los terroristas, Irán, donde feministas como Shirin Ebadi -y su familia- han sido perseguidas. Otras, como Mahsa Amini, directamente martirizadas. Ante todo esto calla la izquierda morada y todo ese aparato mediático descontrolado.