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Opinión

La izquierda tuerta

Pedro Sánchez.

No nos engañemos. No es que la derecha esté ofreciendo batalla en todos los frentes, sino que cada decisión del Gobierno se hace con tal torpeza que constituye una provocación para la ciudadanía. Parece como si se complacieran en provocar o en abrir trincheras, y lo que es más grave, una vez metidos en el charco, en vez de tratar de salir, se gozan en su necedad y achacan su incompetencia al acoso del adversario. Si el PP programara las acciones del Gobierno para dejarlo inerte y chapoteando no podría hacerlo mejor para sus propios intereses. Lo más preocupante dentro de lo inquietante que es todo se reduce a contemplar la servidumbre de la mayoría de los medios de comunicación que aún no acaban de comprender dónde empezó esta otra pandemia de virus laudatorios, sin igual desde los tiempos majestuosos del González “gran estadista”.

Si el ministro de Interior se enfrenta a la Guardia Civil, algo que no logró ni el general Sanjurjo en 1932, todo se debe a una mala interpretación de las intenciones de Grande-Marlaska, que tan sólo quería cambiar la cúpula del benemérito Cuerpo para hacerlo más fiel a sus órdenes. Una falacia para niños, que pretendió solventar como se hace con los adolescentes, aumentándoles la paga en un 20 por ciento. Sufrimos de un gobierno frágil e incompetente, temeroso hasta de su sombra, y eso se demuestra en la búsqueda de la alianza con Bildu para sacar adelante otra prórroga. Y cierran el trato la misma noche que la militancia añorante de la kale borroka deja la casa de Idoia Mendia, número uno de los socialistas en Euskadi, hecha unos zorros. Si no eres capaz de hacer respetar a los tuyos y en grado dirigente, mal habrás de hacerlo con el común. Entonces los filibusteros de la tertulia y el dogma de fe gritan “la derecha nos acosa; no han querido firmar la prórroga que les proponíamos”. Sánchez no quiere aliados, sino vasallos o cómplices a cambio de las migajas del poder y el derecho de exhibición. Exactamente lo que hace con Iglesias y Podemos. Este chico ya talludito se exhibe en cristalino - ¡qué cursilada de arribista! - y va repartiendo pomadita como madre empoderada en el culito de sus niños y niñas.

A veces le sale rana la finura impostada del estilo, entre lo cristalino y la pomadita, y se va como adolescente arrogante y chistosito, como les gusta a los suyos, y se pone a hacerle cuchufletas al tigre. Iglesias no sabe nada de tigres, y menos aún de los que están fuera del zoológico. Lo suyo son las tertulias manidas y los mítines de fieles, donde basta con el lenguaje contundente, por vacío y tópico que parezca. Cada mes envejece tanto que a mí me evoca a aquel adelantado de la demagogia populista, don Alejandro Lerroux, ya sea en su incipiente trayectoria política -no es poca cosa ser vicepresidente aunque sea en un Gobierno de Pedro Sánchez-, como en la vida personal.

Del rifirrafe entre Iglesias y Álvarez de Toledo lo mejor hubiera sido que no se produjera. Un vicepresidente cristalino y dedicado a las pomaditas no debe rebajar su nivel, ya rozando los suelos, llamando marquesa como insulto chabacano a quien no vive de ello. No se juega con los tigres porque cuando creías ser el rey de los polemistas brillantes te destrozan el entrecejo de un arañazo. Eso fue todo. Estamos en tiempos de analfabetismo histórico, como han demostrado los medios de comunicación al recordar al FRAP, del que desconocen todo y no tienen modo de ubicarlo. Es un sarcasmo que los dos únicos datos sobre este cutre grupo maoísta es que se reunió una vez en la casa parisina de Arthur Miller, cosa que yo dudo, bajo la férula de un anciano a punto de fallecer, Álvarez del Vayo, el veterano diplomático de la República, líder de una organización unipersonal, la Unión Socialista Española. La otra es una información procedente de la policía franquista, y quienes la vivimos no podemos olvidarla. Los millennial que recurren a Wikipedia aseguran que ocurrió el 1 de mayo de 1973. Lo dudo, porque el FRAP consideraba el 1º de mayo como un festejo revisionista jaleado por los social-traidores del PCE, para ellos un enemigo tan peligroso o más que el franquismo. Por eso celebraban el 2 de Mayo, el levantamiento patriótico del pueblo contra los gabachos en 1808. En asuntos del pasado el FRAP ofrecía un antecedente de la actual Nueva Historia del nacionalismo catalán.

Lo mejor no es provocar cuando se tiene el techo “cristalino” porque no hay “pomadita” que alivie el dolor de hacer el ridículo y hablar sobre lo que no se sabe más que por las aventuras contadas al amor de la lumbre"

Ese infausto 2 de Mayo del 73 un piquete de miembros del FRAP, la mayoría estudiantes, cazaron a un policía de paisano en la parte trasera del hospital de San Carlos, junto al hoy museo Reina Sofía, le rodearon y llevaron a cabo una carnicería, no por nada la acción se acometió con un cuchillo de cocina de grandes dimensiones. Lo que vino después fue una represión implacable que provocó la caída de su militancia, entre ellos el padre del cristalino, y que dejó al FRAP fuera de su activismo para siempre salvo en el campo de la cultura donde contó con algunas figuras notables, la mayoría asustadas porque sus nombres aparecieran ahora. Para poner una nota de color en este cuadro siniestro, un anciano Antonio Machín, retirado del canto, moriría del disgusto que le produjo saber que una de sus descendientes había sido detenida y torturada en aquel asunto.

Dicho todo esto, dilucidar ahora si se trató de terrorismo o de violencia antifranquista queda para los canonistas; para los civiles que lo vivimos aún se mantiene el rescoldo de ira y el rechazo público por esta barbaridad que reflejaba más la desesperación personal que la pelea política. En resumen, que lo mejor no es provocar cuando se tiene el techo “cristalino” porque no hay “pomadita” que alivie el dolor de hacer el ridículo y hablar sobre lo que no se sabe más que por las aventuras contadas al amor de la lumbre.

Se está escacharrando lo única defensa de la ciudadanía ante la estulticia y la violencia: los medios de comunicación. Es verdad que viene de lejos, pero los efectos no eran tan letales como ahora. La tribu de la escritura tuitera y la palabra tertuliana se dedica horas y horas a ponerle marcos de lujosas frases a las más vulgares inclinaciones políticas. Entre tanto el president Torra ha subido salarios y jubilaciones a sus altos cargos en un 20%, con carácter retroactivo desde enero. Silencio. Por ese ojo no se mira.

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