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Opinión

El impuesto a los bancos de Pedro Sánchez, cada vez más injustificado

Ni se han tomado la molestia de hacerlo y se limitan a gravar los ingresos ordinarios en bruto, sin que se les ponga la cara colorada por su cinismo o su ignorancia

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

El presidente de nuestro Gobierno, y sus voceros ministeriales y mediáticos, siguen intentando justificar su impuesto a las entidades financieras.

Beneficios extraordinarios vs. ingresos ordinarios

Argumentan, por ejemplo, que también se establecen en otros países (si bien, se han aplicado no a los bancos sino a otros sectores). Pero, donde se ha hecho, han estimado cuántos son los beneficios extraordinarios para solo gravar eso. Aquí, en cambio, ni se han tomado la molestia de calcular ninguna estimación y lo han zanjado gravando los ingresos ordinarios en bruto, sin que se les ponga la cara colorada por su cinismo o su ignorancia.

En estos días pasados, tras las presentaciones de los resultados bancarios, les hemos oído y leído repetir que las cifras de márgenes y beneficios que se han presentado por las entidades son la prueba definitiva de que han acertado con el impuesto.

A esa gente le da igual referirse al incremento de los resultados consolidados, como si su importe se hubiera obtenido en su totalidad en España, cuando la realidad es que la mayor parte de los mismos se genera en otras áreas geográficas donde nuestras entidades más internacionalizadas operan. Si pudieran, les gustaría que los beneficios obtenidos en México o en Brasil también fueran gravados por el engendro impositivo que están intentando alumbrar. Pero no. Solo son relevantes los obtenidos en España, no la cifra total que se lee en los medios. Y esa cifra, en la suma de los seis bancos cotizados, no son los 16.000 millones de beneficios consolidado del periodo enero-septiembre de 2022, sino menos de 6.000 millones y han crecido un 33% respecto a 2021.

Si pudieran, les gustaría que los beneficios obtenidos en México o en Brasil también fueran gravados por el engendro impositivo que están intentando alumbrar

Me acuerdo de un antiguo jefe que relativizaba las variaciones porcentuales y solía recordar que "el doble de poco es poco". Pues eso. Unos beneficios bancarios, que han estado deprimidos durante años por los tipos de interés negativos (y por el saneamiento de las desaparecidas Cajas que recalaron en los bancos evitando costes inasumibles para el ciudadano) necesariamente tienen que crecer en el corto plazo con cierta alegría cuando aquellos se tornan positivos.

Falta de rentabilidad bancaria

Así que conviene mirar la película entera, no solo un fotograma, ni quedarnos con ese “llamativo” 33%. Porque de poco sirve si con ello no se alcanzan los niveles de rentabilidad necesarios para cubrir el coste del capital que la banca debe soportar para tener la solvencia requerida. La realidad es que solo Bankinter gana más que el coste de capital. Ninguno de los demás bancos lo hace, como lo prueba que el mercado los valore a un precio alejado del valor contable. Si fueran capaces de obtener exactamente esa rentabilidad mínima exigida, cotizarían al 100% de su valor en libros. Y si la superaran, lo harían por encima del 100%. Pero lo hacen por debajo, entre el 40 y el 90%. Así que ganan poco, nada de beneficios extraordinarios.

El margen y comisiones en España aún crecen poco

Además, como antes decíamos, lo que se va a gravar es el margen de intereses y las comisiones ordinarios, no el beneficio. Este último, ahora, se ha visto favorecido en las últimas cuentas por la reducción de gastos y provisiones al comparar con un ejercicio con atípicos, pero se trata de un efecto que dejará de influir en la tasa de crecimiento más adelante. Pues bien, la suma de esos dos conceptos -margen y comisiones en España- en el agregado de las seis entidades solo aumenta un moderado 2% en los nueve primeros meses de 2022. Eso es lo que Sánchez se apresta a gravar como si fuera extraordinario. Aunque, en realidad, parece hacerlo por marketing político y electoral.

La realidad es que solo Bankinter gana más que el coste de capital. Ninguno de los demás bancos lo hace como lo prueba que el mercado los valore a un precio alejado del valor contable

El BCE sí que depura los auténticos Bºs extra

Con mucho más conocimiento de los resultados y solvencia bancarios, el BCE sí que ha “metido mano” a los auténticos beneficios extraordinarios del sector, derivados de las medidas adoptadas por el supervisor en plena pandemia. Entonces, el BCE otorgó financiación a los bancos en condiciones extraordinariamente ventajosas, llegando incluso a aplicar tipos negativos y pagarles el 1% si incrementaban los saldos de préstamos a la clientela. Actualmente, sin embargo, hay una enorme liquidez sobrante en el sistema financiero europeo y las entidades retornan una buena parte de esos fondos en el propio BCE cobrando el tipo de depósito. Que antes era él -0,5%, pero ahora ya es el 1,5%. Está operatoria, y su beneficio, es lo que ha laminado la autoridad monetaria, aumentando el coste de aquella financiación.

Así que a los bancos ya les han eliminado lo único que podría considerarse como beneficios caídos del cielo. Un importe fuerte en algunos casos, incluso quizás más que el pretendido por Sánchez, cuyo impuesto queda así sin justificación técnica. Tras ello, ¿se va a quedar este impasible y va a seguir gravando los ingresos ordinarios?

Con mucho más conocimiento de los resultados y solvencia bancarios, el BCE sí que ha “metido mano” a los auténticos beneficios extraordinarios del sector, derivados de las medidas adoptadas por el supervisor en plena pandemia

Por último, está pendiente la opinión del BCE sobre ese impuesto alumbrado por Frankenstein. Es obvio que afecta al capital y al crédito. Y además, aparte de inconsistente, no es muy oportuno cuando una recesión otea en el horizonte. Sin duda, el BCE señalará estos aspectos. Si bien, como está regido por políticos, me temo que, aun oponiéndose, no será lo contundente que debiera. Pero, en cualquier caso, debería ser la oportunidad para que Sánchez retirase ese impuesto. O, como mínimo, lo rebajase. Otra cosa es que tengamos confianza en que lo haga antes de que los tribunales lo tumben. Y entonces él ya no estará…

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