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Opinión

¿Implosión de Kazajistán?

En las manifestaciones espontáneas, con más de 200 muertos, hay algo más que una reivindicación económica

Nueva jornada de tensión en Kazajistán entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad
Policías antidisturbios vigilan una calle durante las manifestaciones por la subida de los precios de la energía en Almaty, Kazajstán. EFE/STR

En una ocasión anterior, cuando debido a la crisis cambiaria turca explorábamos la posibilidad de una "implosión" de Turquía, ocurrieron alzamientos multitudinarios en Kazajistán que dejaron más de 200 muertos y más de 8.000 detenidos, saltando así las alarmas sobre ese importante productor de materias primas industriales. Situada hoy en el epicentro del Gran Juego, es natural que se vea sometida al Credo Geopolítico vigente y que, lógicamente, algunos busquen que sea, como Ucrania, otro problema existencial para Rusia. Así que, para responder a la pregunta, primero haremos un repaso rápido sobre dicho país y sus principales variables económicas para luego concluir un resultado según la Teoría Generacional, todo hecho, como siempre, con la debida autocrítica.

Lo primero que sorprende de la nación del cosmódromo de Baikonur y de parte del desastre comunista del Mar de Aral, es la extensión de su territorio que, con más de 2,7 millones de kilómetros cuadrados, algo así como casi toda Europa Occidental, y que solo está habitada por unos 20 millones de habitantes, al lado de lo cual, nuestra partitocracia de la España vaciada, que a saber a quién planean vendérsela, se quedan sin sus torcidos argumentos.

Una de la zonas más pobladas está al norte, donde hay una importante población rusa y allí llevó a Astana (antes Akomola), hoy Nursultan, aunque siguen llamándola igual, la capitalidad nacional el anterior presidente, el antiguo obrero metalúrgico y apparátchik soviético Nursultan (sultán radiante) Nazarbayev, jefe del principal clan de poder de la partitocracia de partido único de Kazajistán.

La otra zona más poblada está al sur, donde estaba la antigua capital, Almaty (antes Alma-Atá), hermosa también pero con más solera, que perdió su condición de tal pues Nazarbayev, creo que con buen sentido, la veía muy cerca de China y, añado yo, de ese avispero que serán las repúblicas ex-soviéticas del sur. Queda así el país con un territorio intermedio, de este a oeste, poco poblado con el norte anclado a la civilización ortodoxa y por tanto a la cultura europea ajena al globalismo, mientras el sur hará frontera  con la civilización islámica. Hay que recordar que los rusos eran casi el 45% de la población (gráfica anterior) y, tras la caída de la URSS, casi la mitad de ellos "desaparecieron".

Retaguardia rusa

Kazajistán fue muy favorecida por el industrialismo soviético (tema muy interesante) y por el traslado de fábricas rusas y ucranianas durante la Segunda Guerra mundial. Caída la URSS, tras el cambio de orden, entró en la fase de despegue (hoy agotada) y "progresaba muy bien y pacíficamente". Aunque siguen habiendo catedráticos que pagamos todos diciendo burradas sobre su renta per cápita al cambio en euros, lo cierto es que, en términos de poder adquisitivo, que es como se debe hacer, está bastante bien (siguiente gráfica).

Por supuesto hay que considerar la distribución de la misma (que hacen sus oligarcas), claro, pero también es cierto que no tienen la fiscalidad drástica de la casta que gobierna España y que su demografía no es terminal como la nuestra. De modo que en las manifestaciones espontáneas hay algo más que la reivindicación económica; recordemos que la chispa que detonó la revuelta fue la subida del gas, subida que hubo de retrotraerse.

Déficits gemelos

Podría pensarse que por su abundancia de materias primas industriales (últimos datos) y poca población debería tener superávits fiscal (línea morada; siguiente gráfica) y comercial (línea granate), pero no es así, pues su centralidad geográfica es en realidad lejanía de los principales centros industriales, de modo que éstos obtienen dichos insumos más baratos por vía marítima y, cuyo coste de transporte, dependiendo del caso, puede ser entre 1/12 o 1/50 parte; consecuentemente, su principal rubro de exportación es gas y petróleo, de los más fáciles de transportar por tierra gracias, en buena parte, a las infraestructuras rusas.

Superado el desastre de la caída de la URSS y su ruptura monetaria, cuyas hiperinflaciones hemos analizado aquí, ambos equilibrios, fiscal y comercial, sufren las típicas variaciones de los precios de las materias primas, así como unos ajustes que han exigido sucesivas devaluaciones de la moneda local, el tenge kazajo, para el encaje internacional. España exportó allí trenes Talgo y durante los 90's, Nazarbayev, con buenas relaciones aquí (Emérito, etc.) solía aparecer por la Ventas a ver alguna corrida de toros.

Tal vez fuera por esa dura realidad geográfica que su anterior presidente, con su enfoque de autócrata ilustrado, hiciera tantos esfuerzos por conectar el país a las naciones desarrolladas. También es cierto que, por los planes chinos de aprovisionamiento estratégico, tienen capacidad de negociación para trasladar parte de los costes de transporte a China y Rusia, aunque nunca podrán competir con Venezuela (sin chabestias) u otros países de América Latina, de ahí la estrategia subversiva rusa, con sus lacayos comunistas millonarios para ese área, tema que también analizamos aquí.

Ilusión de riqueza

Es una falsa creencia, típica de los países mineros, en una riqueza sobrevalorada que lleva a todo tipo de subsidios ruinosos, como los de los combustibles, tema en el que deben hacer entender a la población (y a las enormes "minas" de criptomonedas, oligarcas, etc.) que deben pagar su coste más un beneficio moderado. Aquí es distinto, la partitocracia usa los monopolios para expoliarnos y, como allí, para  enriquecerse desde la política.

El caso es que tras la tragedia que supuso la ruptura de la URSS y del rublo, su sistema económico se ha ido estabilizando haciendo los típicos altibajos, dejando un crecimiento alto, una inflación a niveles controlables, aún con los enormes problemas de oferta de su geografía económica, y un desempleo moderado que ya quisiéramos nosotros.

El despertar kazajo

La Teoría Generacional nos dice que, más o menos cada cien años (85-105) se produce una crisis donde la misma existencia de la nación está en peligro y, si sobrevive, se implanta un nuevo orden iniciándose un nuevo ciclo generacional (en la Civilización Ortodoxa los cambios de ciclo ocurren antes que en Occidente) Dicho ciclo tiene cuatro fases: despegue, despertar, desmadejamiento y crisis, de unos 25 años cada una. Tras la implosión de la URSS, "nace" Kazajistán, un "nuevo" Establishment y un nuevo orden, produciéndose un enorme progreso; hoy podemos decir que esa fase de despegue está terminada. Cuando cambiemos el orden en España, eso que no quiere la partitocracia, que se está cargando la nación, el despegue podría ser espectacular.

En el "despertar", la generación que no vivió la crisis y disfruta de la bonanza quiere más, algo superior, "espiritual" (yo preferiría hablar de "despertar espiritual e intelectual"), de forma que se entra en un proceso convulso, como lo fueron el período de 1960 a 1980 en Occidente; en algunos casos de gran radicalización, como la Revolución Francesa (la Americana es discutida) o la Revolución iraní, termina cambiando el orden. En esta fase es cuando se forman como adultos quienes luego, al gobernar, llevan a la nación a la crisis terminal, caso de la actual "generación langosta".

Injerencia exterior e islamismo

Lógicamente, el mayor riesgo para Kazajistán es el islamismo, que irá a más en la Civilización Islámica, salvo, tal vez, en Arabia Saudí e Irán, que ya viven en su islamismo y, tras su crisis, cambiarán de orden. El impulsor de esto, si no implosiona antes, será Turquía, re-islamizada con éxito por Erdogán y sus cofrades, con su otomanismo y una supuesta OTAN para su comunidad de estados "turcos", dos de los cuales ya se coordinaron contra Armenia en la última guerra o en las disputas greco-turcas. Las intenciones islamistas de Erdogán se vieron explicitadas por el imam que reinstauró el culto musulmán en Santa Sofía, quien portaba orgulloso y ostentosamente una cimitarra, un arma usada profusamente en cortar las cabezas de "infieles" y demás opositores, hechos que callan los globalistas que nos han impuesto.

Por otro lado, siendo cierto que ha habido una lucha de poder (Nazarbáyev lo niega), que el presidente Tokayev calificó de golpe de Estado con ayuda islamista, también lo es que una parte importante de las manifestaciones han sido espontáneas y que los perdedores, como el Jefe de Seguridad y el Jefe de Inteligencia, podrían estar detrás de quienes las manipulaban y, ahora, buscar apoyo exterior en Turquía y Azerbaiyán, si no lo hirieron antes.

También es cierto que China, con su propia visión del Islam, ha ofrecido ayuda contra el islamismo, o que Putin habla de otra revolución de color, pero lo que no debemos olvidar es que, más allá de todos los poderes en liza y sus métodos para mantener o subvertir el orden, las revueltas en Georgia, Kirguizistán, Armenia, Bielorrusia, la del caso de hoy o en la misma Rusia nos indican que han entrado en una nueva fase del ciclo generacional, mucho más convulsa y violenta. Y sí, en este mundo de políticos brutales y despiadados como Putin, Tokayev o Erdogán, hay un riesgo de implosión de Kazajistán, pero no ahora, sino cuando la generación de Putin y Tokayev estén al final de sus días; de ellos depende que ocurra o se evite esa tragedia.

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