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Opinión

Globalistas, westfalianos y el choque de civilizaciones

Putin y Xi Jinping

Hubo un tiempo en que en las universidades, cuando estudiabas estadística, te enseñaban que su etimología germánica provenía del tiempo en que las ciudades (die Städte) recopilaban datos sobre sus ciudadanos con la intención de cobrar impuestos y dar servicios, pero también para valorar el poder de las mismas. No es que fuera una actividad nueva, ya se hacía en el antiguo Egipto y, por ejemplo, la Biblia recoge datos del pueblo judío hace ya casi tres mil años, pero aun así, hoy, cuando se debaten temas de interés, se olvida o se manipula este elemento fundamental y nuestros políticos, que se juegan nuestro futuro como si estuvieran en un casino, son los primeros en obviar las dimensiones de la realidad al tiempo que jalean a sus hooligans para conseguir sus objetivos.

Datos y acción política

Por supuesto que dichos datos se pueden usar para cosas benéficas, como hacer más habitables nuestras ciudades o para alertar de tendencias demográficas suicidas, por solo nombrar dos de una larga lista, pero también, sobre todo cuando no hay control del poder ni representación del ciudadano, como es nuestro caso, para todo lo contrario, como crear burbujas económicas, para el expolio fiscal o vía monopolios regulados, experimentos demográficos, el Gran Hermano del PSOE, o incluso para el uso de la ciencia, inteligencia artificial y otras tecnologías en el control de la población, transhumanismo con fines militares, o para la dominación y destrucción de adversarios geopolíticos.

Un caso claro de su mal uso, fuera por ignorancia o interesadamente, o por ambas, ha sido la subestimación de la capacidad económica de Rusia y China y, como contrapartida, la sobreestimación de la capacidad de acción de los aliados occidentales para actuar y reaccionar en la esfera mundial.

1- PPP GDP Russia Germany USA China

El error que más destaca (la lista es larguísima) teniendo los datos, aparte de los provenientes del pensamiento analógico, sería el de que Rusia tiene un PIB similar al de Italia (el otro es su crisis demográfica) y China al de Estados Unidos, lo cual fue cierto en términos nominales (al cambio) pero, si lo calculas en términos de poder adquisitivo (PPP en la gráfica anterior), resulta que el PIB (PPP) de Rusia es equivalente al de Alemania (la composición, obviamente, es distinta) y el de China, pronto, duplicará al de Estados Unidos; es tan fuerte el mito, que luego, que en los comentarios de un artículo en el que lo adviertes, se vuelve a repetir y se intenta reforzar la mala estrategia en otro ejemplo de mitos disfuncionales que todos tenemos fijados.

Lo peor de todo esto es que China y Rusia son dos estados (las naciones, su gente, es otra cosa, una tropa que poco decide en la carnicería) depredadores - sobre todo China, aunque la mala parezca Rusia - que además están aliados en una nueva guerra fría con Occidente, una muy distinta a la anterior. ¿Pero, de dónde viene tamaño error?

Orden y pensamiento disfuncionales

Lo hemos explicado muchas veces al tratar la Teoría Generacional, así que haremos un rápido y breve recordatorio, que es el siguiente: más o menos, cada cien años, las naciones sufren una crisis que pone en peligro su propia existencia; dicha crisis se produce por el colapso de un orden y un pensamiento establecido que se vuelve disfuncional y que fue solución a la anterior crisis. Los detonantes que han producido las crisis de los últimos seis cambios de ciclo (o siglo; 1517, 1618, 1701, 1803, 1914) los analizamos en "España y el cambio secular europeo" y los pueden ver clicando este enlace; yo diría que el detonante del actual cambio de ciclo será el brexit (2016) y, si no lo consigue, probablemente nos iríamos a un enfrentamiento "civil" entre musulmanes y occidentales en suelo europeo.

A lo que dice la Teoría Generacional siempre he añadido que, en la parte final del ciclo, por un proceso de degeneración, aparece un Establishment ("la casta", los eurócratas) que entiende y domina el orden y el pensamiento dominante y, si no se desaloja el Establishment y se cambia el pensamiento y el orden caducos, la nación, salvo imponderables exteriores, desaparece.

Ese mito de que en Europa hay democracia viene de las justificaciones de Wilson para que Estados Unidos entrara en la Primera Guerra Mundial

Por ejemplo: antes del crack de 1929, seguro que personas capacitadas pedían un cambio de regulación, pero el Establishment lo impidió y el orden liberal de entonces, no el teórico, sino el existente en EE.UU., colapsó y se impuso otro socialdemócrata, que luego se extiende a Europa con la Pax Americana. Podríamos también hablar de las críticas de De Gaulle a la doctrina militar establecida, o reformistas de liberales soviéticos, o generales reformistas de Husein y otros países de Oriente Próximo, del caso paradigmático del general Baduel, o los actuales críticos de la UE, o sobre Trump; todos ellos sufrieron su persecución (la de Trump empeorará) y difamación, pero ese es el coste de luchar contra un orden, un pensamiento y un Establishment que lleva tu país al desastre.

Mitos europeos actuales

Hacer la lista sería larguísimo, como que el Comunismo es una ideología legítima o que el Islam es equiparable al Cristianismo y, tal vez, todo venga de otro que dice que "en Europa (continental) existe democracia", cuando no hay representación del votante ni división de poderes, ni en los estados ni en la UE. En Francia tampoco, porque aunque su sistema electoral es el mejor, en la práctica funcionan con la lista de diputados improvisada por Macron tras caerse, por chorizos, los candidatos del Establishment; no extraña pues que los "diputados" aprueben una cosa en contra de la nación y se levanten los chalecos amarillos.

Este mito sobre la democracia es gravísimo, pues al impedir que el sujeto constituyente (la nación política) pueda elegir representantes que controlen al Estado y que éste gobierne según los intereses de los ciudadanos, el Estado termina funcionando, entre otras cosas, como si la nación no existiera cuando no en su contra, pudiendo convertirse en servidor de intereses espurios, sean de un Establishment, lobbies, otro Estado, etc., que es lo que ocurre en Europa Occidental y en la UE. Ese mito de que en Europa hay democracia viene de las justificaciones de Wilson para que Estados Unidos entrara en la Primera Guerra Mundial.

De Westfalia a Huntington

Esa anulación política de la nación es la que lleva a que Establishment de la UE y a su ejército de parásitos, a creer que las naciones no existen, a cargarse en Europea el sistema de relaciones internacionales salido tras la Paz de Westfalia (producto de la guerra por crisis secular o generacional de 1618), vigente en el resto del mundo y al que ignoran mientras viven su fiesta globalista de élite mundial y destruyen sus naciones. Da igual que les explotara en la cara en Ucrania, con Polonia, Hungría, el Reino Unido, Italia (y los que vienen) o con Estados Unidos, donde su sistema electoral representativo, como el británico que trajo el brexit, abre una ventana a que las naciones se expresen, puedan defender su existencia y controlar al poder.

Para colmo de males, si no creen en las realidades nacionales como algo permanente, solo destruible por la guerra, con Rusia, como con las estadísticas, actúan como si pensaran que, a la realidad, si no le haces caso dejará de existir. Por supuesto, tampoco creen que existan Civilizaciones actuando en el mundo y es aquí donde Rusia, que ya pasó su crisis secular, nos es de gran utilidad para el análisis pues, aparte de los conflictos y alianzas en su propia civilización, tiene frontera con seis de las nueve Civilizaciones que define Huntington, incluida la Latinoamérica, donde ya es responsable principal del desastre en Venezuela.

El cambio de orden mundial es ya clarísimo, poniendo en peligro la existencia de todas la instituciones producto del viejo orden, incluida la UE, cuyas disfuncionalidades irán a más según se agrave el cambio de ciclo generacional en Occidente, una fenómeno que, junto con el Choque de Civilizaciones, ya son los dos factores clave fundamentales para analizar la política y la economía mundial en las próximas dos décadas.

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