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Opinión

Ganadores y perdedores en el tablero de Ucrania: la Unión Europea

Es de esperar que el equilibrio en el duopolio franco-alemán que ha regido la UE desde su comienzo cambie su peso relativo a favor del primero

A diferencia de las relaciones económica donde, a pesar de los marxistas, se suelen producir situaciones de “win-win” en las que dos partes de una relación salen ganando, la geopolítica es un juego de suma cero en el que la ganancia relativa de una de las partes se traduce en la pérdida relativa de la otra.

Cuando observamos los ganadores y perdedores de la agresión de Rusia a Ucrania, y la resultante correlación de vencedores y perdedores relativos en el tablero internacional, podemos observar lo siguiente:

  1. En el contexto de la UE, Francia es un vencedor en términos relativos, Alemania un perdedor. La UE en su conjunto es un perdedor.
  2. Ucrania, lamentablemente, no es que pierda, sino que desaparece tal y como la hemos conocido. Pero Rusia también es una perdedora de un conflicto que ella misma ha iniciado.
  3. América es un vencedor relativo a corto plazo. Pero la ganancia de China puede convertirlo en un perdedor en un nuevo paradigma internacional.

En este artículo me centraré en la Unión Europea:

Alemania, francamente, no lo podría haber hecho peor. Lleva décadas de mezquindad y miopía desde su unificación. Sin reparar en sus intereses geoestratégicos, menos aún en los de Europa, sólo buscó la satisfacción a corto plazo de ver aumentar sus exportaciones mientras abría su sistema político a la interferencia de actores no democráticos (¿desde cuándo era el canciller Schroeder un activo ruso?), entregaba su independencia energética a una suicida dependencia del Este (otro motivo para recordar el patrocinio soviético y ruso del movimiento verde antinuclear) y su capacidad defensiva es, simplemente, un desastre (justificable por el estigma de la II Guerra Mundial).

Alemania ha tenido que cancelar Nordstream II sin un plan de contingencia, probablemente verá peligrar una buena parte de sus exportaciones (110 mil millones a China y 17 mil a Rusia) y previsiblemente tendrá que dar cobijo a otra marea de desplazados y refugiados, con su reputación internacional por los suelos.

Francia, en comparación con Alemania, es un ganador. Su dependencia comercial de China y de Rusia es sustancialmente menor. Bien es cierto que hay una historia de intimidad política y de negocios entre Francia y Rusia. Miren si no la especial relación de la petrolera francesa Total con Rusia, país que aporta un cuarto de sus reservas, un 30% de su producción de gas y donde cuenta con un 20% de la gasística Novatek… 

Francia es relativamente autárquica en lo que se refiere a necesidades energéticas, con un 75% de su electricidad producida por sus 56 reactores nucleares (España cuenta con 7), a los que piensa añadir algunos más próximamente

Sin embargo, Francia se beneficia de cuatro ventajas sustanciales: una, tiene una industria de defensa autónoma y disuasión nuclear militar propia. Dos, Francia es relativamente autárquica en lo que se refiere a necesidades energéticas, con un 75% de su electricidad producida por sus 56 reactores nucleares (España cuenta con 7), a los que piensa añadir algunos más próximamente (Macron ha dado carpetazo definitivo a los planes de Hollande de limitar a 63GW la producción nuclear rebajando el mix al 50%). Tres, Francia cuenta también con cierta autosuficiencia agrícola y alimenticia. Cuatro, su posición la aleja de la zona caliente del conflicto en Europa.

En vista de todo ello, es de esperar que el equilibrio en el duopolio franco-alemán que ha regido la UE desde su comienzo cambie su peso relativo a favor del primero.

No obstante, la Unión Europea en su conjunto es un perdedor neto en el contexto internacional.

Primero, porque el conflicto ocurre en su frontera oriental, exponiendo muy directamente a sus socios bálticos, a Polonia, a Rumanía, a Finlandia, con una posibilidad real de contagio directo a todo el continente.

Segundo, dado que, aunque el mercado interior sigue siendo su mayor fuente de intercambios, China es el primer socio comercial de la UE y Rusia el quinto. Europa también era, con diferencia, el mayor inversor extranjero en Rusia (Alemania el primero, Francia el cuarto, Italia el sexto, Holanda el noveno, Finlandia el décimo). Muchas de esas inversiones se pueden considerar como seriamente deterioradas.

Tercero, debido a que la UE emprendió una agresiva iniciativa de cambio de mix energético hacia energía renovables relativamente ineficientes mientras conservaba una masiva dependencia en gas y petróleo de productores “poco fiables”, desde Rusia (27% del petróleo, 41% del gas), a países árabes y de Magreb.  A ello podemos añadir la dependencia exterior de materias primas para su industria.

La contribución europea a la OTAN es un lastre para la Alianza Atlántica y la defensa europea es vulnerable a la dependencia de unos Estados Unidos (3,7% del PIB dedicado a defensa)

Cuarto, Europa lleva años descuidando su capacidad defensiva. El gasto en defensa de la UE es un paupérrimo 1,3% de su PIB. Alemania roza el 1% y España no llega (0,8%). La contribución europea a la OTAN es un lastre para la Alianza Atlántica y la defensa europea es vulnerable a la dependencia de unos Estados Unidos (3,7% del PIB dedicado a defensa) cuyo foco de atención se ha desplazado en hacia el Pacífico.

España podría haberse beneficiado relativamente en el seno de la UE ante la exposición a Rusia de muchos de sus socios (sólo hay que recordar las bochornosas maniobras de Italia intentando evitar las sanciones a Rusia). Sin embargo, las mismas nefastas decisiones en asuntos de energía y defensa, junto a una coalición de Gobierno con plomo en las alas por afinidades de sus socios con posturas pro rusas y anti atlantistas, continúan situándonos como un socio poco fiable de los EEUU y nos vuelven a condenar a la irrelevancia en una coyuntura que puede marcar el posicionamiento de los países en el tablero internacional para una generación.

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