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Opinión

Simón dice...

Una imagen de archivo del epidemiólogo Fernando Simón.

Noventa y tres días de estado de alarma. Se cumplen tres meses desde que Pedro Sánchez adoptara medidas extraordinarias para controlar la epidemia de coronavirus. En ese tiempo, echamos cerrojo y confinamos hasta el sentido común y ahora intentamos algo parecido a una reactivación de la vida cotidiana en eso que el Gobierno se empeña en describir como la vuelta a “la nueva normalidad”.

En aquellos días, comienzos de marzo, un personaje ya estaba completamente asimilado en la vida cotidiana de los españoles, que comenzaron a identificarlo por su voz rasposa y sus jerséis repletos de motitas. Era Fernando Simón. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad comenzó sus comparecencias en febrero, cuando ya el coronavirus era una realidad en todo el mundo y una amenaza para España.

Luego de tres meses apareciendo a diario para explicar la evolución de la pandemia, muchos han terminado por considerarlo casi como un miembro más de la familia. Simón tiene un estilo sencillo y espontáneo que alimenta el entusiasmo que muchos sienten por él, hasta el punto de crear merchandising y camisetas con su rostro y chistes sobre él: desde sus ataques de tos ocasionados por comer almendras a sus idas y venidas con las mascarillas. Hasta un tetra-brick inspirado en el epidemiólogo se convirtió en viral.

Por qué gusta Simón es algo que no pretende dilucidar este diario, lo que sí resulta innegable es que las redes lo adoran, sobre todo Twitter, y ya ni hablar de lo bien que quedan los titulares recogidos bajo la fórmula Simón dice, como la canción infantil en la que se atribuye a ‘Simón’ (personaje ficticio) la potestad de dirigir la acción. Los demás deben hacer lo que Simón dice.

Hasta capacidad para modificar el clima se le atribuye al epidemiólogo. El lunes 4 de mayo, cuando compareció con camisa de lino blanca y manga corta, se dio por abolida la primavera. Si va así es porque ya hace calor, ¿no? Si coronavirus tiene papeletas más que seguras para convertirse en la palabra del año, es bastante probable que Fernando Simón acabe como personaje del 2020, el año en que todo se fue al traste ... menos los jerséis del médico aragonés.

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