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Opinión

Feijóo no se fía: el gallego y su cuadrilla

A Feijóo le falta equipo, dicen algunos de los propios. Trabaja rodeado de un grupo reducido que desconoce la jungla de Madrid. Las encuestas, empero, le franquean el camino hacia la Moncloa

Feijóo no se fía: el gallego y su cuadrilla
El vicesecretario de Institucional del PP, Esteban González Pons, y el líder del partido, Alberto Núñez Feijóo. Europa Press

Forman un grupo exclusivo, ágil, solvente, infranqueable. Actúan con prudencia vaticana (a. de. F.), se mueven con supersticioso sigilo, ejecutan con impecable eficacia. Son 'los gallegos', el equipo que acompaña a Alberto Núñez Feijóo desde hace lustros y que esta primavera aterrizó en Génova.

El líder del PP es un tipo hermético, reservado, administra sus palabras y mide sus gestos. No frecuenta la simpatía aunque domina el arte de referir sucedidos y anécdotas. Fundamentalmente, es un político huidizo, algo escéptico y de sangre fría. Será la huella céltica. Y lo fundamental, Feijóo no se fía de nadie salvo de esos fieles que se trajo de Galicia para peregrinar mansamente hacia la Moncloa.

No meter la pata es la máxima favorita de la casa, algo difícil de concretar en una organización donde imperan las cotorras y los bocones. Para ello, se ha priorizado el control en la comparecencia ante los medios. Se acabaron las improvisaciones y los espontáneos, la verborrea sin pausa y el exhibicionismo sin mesura. Ahora todo obedece a un procedimiento rígido y firme, como en un monasterio, donde se no deja un resquicio al zangolotino ni una rendija a los sabiondos.

Ni gritos ni voces. Una ley que se cumple a rajatabla y que altera los ritmos vitales de la Moncloa donde se percibe un estado de alteración nerviosa merecedora de atención de un especialista

Tras su debate del martes en el Senado, fue Feijóo in person quien protagonizó el obligado corrillo con los periodistas. No cedió el turno ni a un acólito ni a un monaguiillo, y menos aún a alguno de esos voluntariosos correveidiles que persiguen alcachofas para arañar un favor o un titular. Tachó discretamente a Sánchez de 'faltón' y no fue más allá. "Yo no he venido aquí a insultar sino a ganar las elecciones", había advertido tras su salida de Santiago, hace seis meses. En la nueva Génova nadie se desmanda, nadie se despista, nadie va por libre. Ni gritos ni trifulcas. Una ley que se cumple a rajatabla y que altera los ritmos vitales de la Moncloa donde, como pudo observarse en la persona del presidente del Gobierno, se percibe un estado de crispación nerviosa merecedora de la atención de un especialista. A más calma en el PP, más histeria en el PSOE. Vasos comunicantes.

Mar Sánchez y Marta Varela, ambas periodistas, ambas llegadas de la Coruña, hábiles y discretas, han puesto orden en el anterior guirigay. Coordinan la presencia de Feijóo en los medios. Administran las comparecencias, sopesan los encuentros, miden las entrevistas... Madrid no es Santiago y el biotopo periodístico es bien distinto. Llevan 20 años con el jefe, se saben todas sus manías, sus recelos, sus debilidades y sus escenarios propicios para el acierto. Son elementos clave para la buena marcha de la estrategia comunicativa. Junto a ellas, Luis de la Matta, también trasvasado desde Galicia, dirige las relaciones del partido con la prensa, un proceloso maremágnum en el que mantiene con habilidad el rumbo requerido.

Autonomista por vocación y por obligación, Feijóo escucha a Juanma Moreno, el barón premium, el héroe que acabó con la hidra tóxica del socialismo en Andalucía. Lo de Ayuso ya es otra cosa

Tras la defenestración de Pablo Casado, se han efectuado algunos retoques internos sin alcanzar la categoría del 'estropicio', como diría Carlos Lesmes. Se trajo a Miguel Tellado, otro gallego de confianza, para ajustar la sala de máquinas del partido. No ha tenido siquiera que remover a los portavoces parlamentarios. Cuca Gamarra, Javier Maroto y Dolors Montserrat siguen al frente de los grupos respectivos en Congreso, Senado y Eurocámara bajo la supervisión de Álvaro Pérez, desplazado desde su puesto como primer fontanero de la presidencia de la Xunta. Puestos a no tocar, ahí sigue Javier Arenas, senador casi vitalicio, quien juró su cargo en la Cámara Alta desde una orondez algo descompensada. Para cuestiones diversas de alta política se recurre a Esteban González Pons, veterano, experto, fiable y gourmand de la vie. Está ahora encargado de resolver el laberinto de la renovación del CGPJ. Tarea fácil. No es no. Y punto.

Juan Bravo, de la factoría andaluza, dirige con sigilo el equipo económico que prepara las cien primeras medidas para los cien primeros días de Gobierno de los populares, allá por diciembre del próximo. Un gabinete de cartujos, sólido y férreo, en el que se trabaja en voz baja y se habla entre susurros, sin guiños ni filtraciones. Apenas se conoce quiénes integran este esforzado club de virtuosos de los balances y los presupuestos. En una España asfixiada por la crisis y ahogada por la inflación, serán la clave en la campaña de las generales.

Ah!, pero no habla inglés

Autonomista por vocación, tradición y obligación, Feijóo escucha a Juanma Moreno, el barón premium del partido, el héroe que acabó con la hidra tóxica del socialismo en Andalucía, la estrella emergente de la familia. Este verano compartieron días de asueto en las Rías. Una relación in progress. Con Isabel Díaz Ayuso mantiene una cordialidad inteligente. Se necesitan, se respetan. Desde una indisimulada distancia y un notorio desapego, el líder de la derecha dispensa una afable atención al resto de sus barones, fuente de problemas, líos heredados, enredos sin fin. Cantabria, Rioja, Cataluña... son algunas regiones pendientes de solución y recambios.

"No tiene equipo", reprochan los politólogos oficialistas. "Carece de experiencia", dicen las ministras cotorras. "Es muy flojito", le espetó Sánchez en el Senado. Cierto que su discurso del martes fue algo inconexo y aturullado. Quince minutos no dan para más. Pero pudo haberse pulido. "Necesita más aportaciones, la endogamia produce monstruos", comenta gente que lo valora y lo respeta. No se fía. No abrirá su círculo de hierro. Al menos, por el momento, el gallego y su cuadrilla, diría Cela, seguirán casi en solitario, sin expansiones ni desparrames. Ahora tan de moda los estoicos, atiende con interés el consejo de Gracián: "El silencio recatado es el refugio de la cordura".

Ah, pero Feijóo no habla inglés.

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  • P
    pancho

    El PP de Feijóo, igual que él de Rajoy no tiene ni ideas ni convicciones, aparte de sustituir a Sanchez. Por eso no van a cambiar nada una vez en el poder. Es una lástima pues, el único cambio real ha sido demonizado por los poderes fácticos.

  • G
    giledu

    El voto a Feijóo sólo puede verse como el rechazo a la banda de malhechores que nos gobierna. Carcomidas las instituciones, el país hecho unos zorros con un gasto desmedido, con el tufo a cárcel que llevan miles de políticos en ejercicio actual, no hay más remedio que un cambio. Aunque ese cambio será poco efectivo, dado el pin en la solapa del personaje. Heredero de las políticas que han hecho del bipartidismo un cáncer para España, con las CCAA como reinos de taifas y diferencias delirantes en materia de educación, sanidad y otras áreas que nunca debieron cambiar, dudo que los ganadores de las próximas elecciones hagan el cambio necesario. Madia legislatura quitando los decretos del BOE desde hace 4 años.

  • B
    bombeC4

    Esperemos que EL MENTIROSO se pegue tal sopapo en las autonómicas que tenga que convocar urgentemente las generales porque si llegan a Enero de 2024 no nos queda ni la E de España.Vamos camino sin prisa pero sin pausa de cambio de régimen

  • I
    Incandescente

    Después de leer este publireportaje, me viene una pregunta a la cabeza que creo que no has comentado....
    Por qué razones debería votar yo a Feijoo?

    Ni palabra!!

    • J
      jomeca

      Así es. Es de un hedor insoportable este escribano del PP. Más allá del casting que le ha hecho a Génova y los suyos, no ha hecho ni una sola referencia a lo que supuestamente pretende hacer el PP de Feijoo. Sencillamente, y lo he expresado varias veces, porque ni uno solo de los 47M de españoles va a leer o escuchar de Génova una sola línea inequívoca e indubitable de lo que van a ser sus políticas, sobre todo las sociales.

    • F
      Felonias22

      Hombre si le gusta que la política de España sea diseñada con el acuerdo y visto bueno de Bildu, ERC y podemos y le gusta ese resultado no pregunte. De entrada son razones suficientes para votar a Feijoo, que hasta el más indocumentado sabe que no las comparte.
      Luego hay muchas más, pero cuando uno no "sabe" la tabla de multiplicar no vale la pena explicarle la división

    • F
      Felonias22

      Si le gusta que la política nacional se haga con el visto bueno y el apoyo de Bildu, ERC, Podemos no vote a Feijoo. En caso contrario votele son razones de base más que suficientes.
      Tampoco hay que enseñar integrales a quien no "parece" saber cuanto son 2 más 2

    • I
      Incandescente

      Ahhh y ni ese apoyo a Bildu es seguro que el PP no lo continúe....y no hablo de Rajoy, recuerdan a Aznar tartamudeando: "el grupo nacional de liberación...."
      Son incorregibles!

    • I
      Incandescente

      Aquí tenemos a Newton inventando el cálculo!!!

      Yo tengo que votar a Feijóo porque en caso contrario apoyo a Bildu y a ERC , "De entrada son razones suficientes para votar a Feijoo"

      Así se autojusttifica la ..... del PP

      *A ver si sale ahora...

    • J
      jomeca

      Le recuerdo que no es el único, al margen de los social-comunistas, que nos podría sacar de esta pesadilla, pero claro, de ese otro partido mejor mejor no hacer casting ni publicidad. Mire voté AP-PP desde 1977 hasta 2017 y tras la vergonzosa actualización del 1-O no volveré a prestarle mi voto. Pero recuerde, el PP NO ES EL ÚNICO partido que, sobre todo, por lealtad a principios y, por supuesto, por política económica y SOCIAL, podría acabar con esta sinvergozonería de ahora. Otra cosa es, como al escribano, le guste más el PP. Muy respetable.