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Opinión

Elecciones y ‘trumpnomics’

Donald Trump y Pedro Sánchez en la cumbre de la OTAN en Gales en julio de 2018.

El pasado seis de noviembre Estados Unidos celebró elecciones de mitad de mandato, toda una concreción de la División de Poderes, y, como quiera que en las mismas se evaluaba la gestión de Trump, hoy daremos un repaso a ambas situaciones, a ver si nos situamos un poco mejor en estos tiempos en que, desde allí, se intenta cambiar el "orden" mundial. Empezaremos pues por las elecciones para luego entrar en los resultados de la política fiscal de Trump, por aquello de "fines y medios" y "ningún impuesto sin representación", expresión casi "fundante", que diría el maestro Trevijano, de la hija aventajada de la Ilustración.

Sobre la buena representación

El caso es que, a diferencia de nosotros, allí tienen un sistema electoral representativo del ciudadano y, por ejemplo, un decir, no nos pondremos poéticos, es muy difícil que por ser servil al jefe del partido te pongan en una lista de listos y listas y así pasar al paraíso de "lo público" for ever. No, allí hay que pasar el filtro de los votantes, ver si los masters, doctorados y cátedras son de verdad, o si se casó con su hermano para obtener la nacionalidad, antes de llegar más arriba; y luego, a trabajar por los ciudadanos del distrito, no de lacayo del que hace la lista. No tienen doble vuelta, como en Francia, pero también es verdad que el mandato es solo por dos años, con lo que se les descarta o ratifica rápido según su incompetencia.

Diríamos pues que en su sistema electoral prima el servicio al ciudadano antes que al jefe del partido, lo cual no quita que aparezca un sueño podemita, como la Millennial "demócrata", hispana y socialista (Isn't it cool?), cuya primera queja fue el coste de su mudanza. Ese distrito, como todos, se ha retratado ante el país ¿no?, y en dos años veremos. Por otro lado, sorprende que los republicanos no presentaran candidato en casi 40 distritos (de 435) por ocho de los demócratas, algo que suele atribuirse a la inutilidad de hacerlo pues el triunfo demócrata es claro, como ocurre con muchos que no votan presidenciales en California y Nueva York.

Blue wave? No way

Raros como son los gringos (o nos parecen), allí los rojos son la "derecha" y los azules la "izquierda", colores primarios que simbolizan, por un lado, la fuerza, la marcialidad, las emociones y el cambio y, por el otro, el azul, la estabilidad, la razón y el temple que, junto con el blanco de la neutralidad, están presentes en su bandera. También representan, respectivamente, la fraternidad, la libertad y la igualdad políticas de la Ilustración, y aquí es donde nuestros conservadores más cobardes se asustan y los podemitas dan rienda suelta a sus fantasías de una "revolusión" del paredón y del casoplón.

El británico Paul Joseph Watson, anti Establishment como servidor, que hace méritos como pocos para que lo censure el Establishment globalista, muy podemitas ellos, nos da los números y no hubo "marea azul", al contrario, pues el resultado, al compararlo, ha sido bueno para Trump: solo 27 representantes perdidos (2010, Obama: -63; 1994, Clinton: -52; 1958, Eisenhower: -48; 1974, Ford (Nixon): -48; 1966, Johnson: -47; 1946, Truman: -45; 2006, Bush: -30; 1950, Truman: -29 1982 Reagan: -26) Lo que si hubo fue marea femenina, algo que humaniza la Cámara y, además, yo diría que se hacen mejor los números y que, cuando dicen aquello de "Luis, no llegamos.", sabes que se acabaron los dispendios, ¿o no? Veremos.

Hay cierta provisionalidad en los datos y temas por fraudes (un ejemplo), pero parece que los rojos ganan tres senadores (¿54/100? ), teniendo mayoría absoluta en el Senado (se elige un tercio cada seis años), algo clave en las comisiones de investigación, las de Trump y las de los Clinton et alli-alliae y que hace su destitución casi imposible.

Luego está, dentro de la guerra mediática contra Trump, la vergonzante actuación del periodista de CNN, que menudo contraste con un querido editor y maestro de periodistas que supo hacer, muy educadamente, la pregunta imposible a Fidel Castro: "¿cuándo hará elecciones libres?". Cosas de los nuevos tiempos y de un orden obsoleto, lo cual nos lleva al siguiente punto.

El impulso fiscal

Una de las medidas estrella de Trump, sometida al reciente juicio ciudadano y por la que no parece haber sido castigado, fue la rebaja fiscal a particulares y empresas y, como su política comercial, que tanto hemos analizado aquí, requería ya nuestra evaluación, cosa que haremos de seguido. Fue de las mayores de la historia desde que se impuso el actual orden secular, ese que muere, tema muy complejo pero que ya tratamos en su momento, al hablar de "Impuestos y ciclo largo".

Su mayor inconveniente como impulsor económico es que casi la mitad de los americanos no pagan impuestos federales sobre la renta, por ganar "poco", con lo que lógicamente beneficiaba a los que ganan más. En términos de PIB representó casi un 0,7%, como se ve en la siguiente gráfica, aunque el déficit federal aumentó en un 0,8% del PIB por otros gastos, como Defensa, pues Trump quiere tener su "martillo" en forma por si hay que poner algún clavo en su sitio.

US Deficits & Tax receipts

Correlación crecimiento-recaudación

Un aspecto de interés a señalar es cómo se correlacionan recaudación federal (siguiente gráfica; línea morada, eje derecho) y crecimiento (eje izquierdo), en especial el nominal (línea azul), que incluye la inflación, y lo que se ve es que la economía se reanimó antes de la rebaja fiscal, siendo un buen ejemplo de los efectos de las expectativas en la economía, aparte de las ventas de armas adicionales que Trump consiguió tras visitar distintos aliados no europeos. También hay que señalar un asunto grave: la pérdida de correlación general a partir del primer trimestre de 2014 como toda una muestra del agotamiento del orden existente. Queda pues por ver si este nuevo ciclo tiene recorrido como para cerrar la brecha fiscal y si el nuevo Congreso contribuirá a ello.

US GDP & Tax receipts growth

Fuentes del crecimiento

Finalmente, en la siguiente tabla, tiene la estadística oficial anualizando el crecimiento respecto al trimestre anterior (no al del año anterior, que es el que preferimos), que nos indica que si no fuera por el sector exterior, que les resta crecimiento del PIB, habrían crecido casi un 5,3%, que es la tasa que varias veces ha dicho Trump que deberían conseguir y en la que la inversión privada está logrando un enorme protagonismo pues, ponderando mucho menos sobre el total del PIB, en términos absolutos ha aportado casi tanto como el consumo privado, señalando el cambio estructural que se está dando.

Contributions to GDP Change in %

Congresos y contrastes

El nuevo Congreso puede aliarse con los globalistas y sus grandes medios de manipulación quebrados y enzarzarse en investigaciones a Trump, que el Senado vetaría y produciría un contraataque republicano, malgastando así la legislatura o, por el contrario, hacerlo en embridar el dispendio sanitario (no lo hará) y en ayudar a Trump en su reacción a la guerra comercial china, esa es la tesitura de los próximos dos años: una legislatura perdida, al gusto de los globalistas, o una productiva que beneficie a los votantes.

Lo que no cambiará es el contraste con lo nuestro, y mientras allí, donde el paro es el 4%, hay un presidente centrado en el empleo, el crecimiento, el comercio y la mejora de la renta disponible, aquí, con una tasa de paro oficial del 14,6%, (¿los anti-España?) nos han impuesto a uno que hace todo lo contrario, rizando el rizo de un orden ruinoso. Son los contrastes entre un sistema representativo y una oligarquía de partidos estatales. Luego nos quejamos.

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