Opinión

El plan oculto de los hombres de negro de Feijóo

El equipo económico de Génova elabora un paquete de medidas para sus primeros cien días en la Moncloa. Una estrategia envuelta en el secretismo

Los hombres de negro de Christine Lagarde, presidenta del BCE, presionaron fuerte y metieron a los tipos una subida de 0,50 puntos, el primer acelerón en once años y el mayor salto en 22. Los hombres de negro de Ursula Von der Leyen han tocado a zafarrancho frente al oso ruso y queren aplicar un plan de 'invierno sin gas' consistente en que los alemanes bajan el radiador y a la península ibérica le donan unas mantas. Los hombres de negro de Sánchez se centran en lo único que saben hacer, esto es, subir impuestos, repartir paguitas, lanzar proclamas de progreso cual papagayos y echarle la culpa al cambio climático y de las Jons. La ola de calor es fascista.

¿Y qué hacen los hombres de negro de Feijóo? Silencio sepulcral. Poco se sabe de ellos salvo que los dirige un fiscalista, Juan Bravo, el héroe del milagro andaluz, el cerebrín financiero que todo presidente querría tener a su vera. Por eso, el astuto gallego se lo arrebató a Juanma Moreno, al que dejó descompuesto y sin su mago de los números. Un 'fichaje' difícil de sustuir.

Nada más llegar a la Junta, Juan Bravo, entonces consejero de Economía, organizó tres presupuestos prodigiosos en menos de seis meses. Al menos dos funcionaron con la eficacia de la máquina prodigiosa del cuento. El tercero no se pudo poner en marcha porque no logró respaldo suficiente en el Parlamento lo que animó a Juanma Moreno a convocar unas elecciones que consagraron al PP como la fuerza más votada en el más genuino territorio socialista de todos los tiempos.

Bravo ha organizado en Génova un equipo de trabajo joven y potente, bien conjuntado y particularmente discreto. Nadie asoma la gaita, apenas hacen ruido, apenas hablan con la prensa y, por no saberse, ni siquiera se conoce sus nombres. De vez en cuando se lanza una 'liebre', para que los sabuesos del rumor correteen tras ella. Que si Cristóbal Montoro es consultado, que si Elvira Rodríguez aporta papeles, que si Manuel Pizarro es opinión obligada. Puro trampantojo, chamullo periodístico para aliviar la calor. Como lo de Ronaldo pero sin Aleti.

La única receta que ha trasladado al escenario público es el reclamo de deflactar el IRPF a las rentas medias y bajas de forma temporal, para compensar el embate de la inflación

Nada trasciende del laboratorio económico de Feijóo. Apenas se intuyen proyectos o propuestas. El propio líder del PP se muestra sumamente remiso a trasladar cualquier iniciativa sobre su estrategia económica.. Hasta el momento, la única receta que ha trasladado al escenario público es el reclamo de deflactar el IRPF a las rentas medias y bajas de forma temporal, para compensar el embate de la inflación. Un planteamiento que repiten los portavoces del PP con insistencia. Cuca Gamarra así lo hizo en el Debate del Estado de Nación, cuando recordó que "cada día que gobierna Pedro Sánchez nos endeuda a los españoles en 200 millones de euros".

"No ocurrirá como con Rajoy", deslizan algunas voces próximas al actual líder de los populares, que tuvo que improvisar un plan de ataque a la vista del estado en el que se encontraron las cuentas públicas. Datos falseados, una variación oculta en el déficit de más de seis puntos y las arcas del Estado desbordadas de deudas y números rojos. Aquel PP pecó de ingenuo y no percibió la engañifa que le había dedicado la vicepresidenta saliente, Elena Salgado, 'miss brotes verdes' hasta que se encontró sentadito en la Moncloa.

"El único plan previsto era resistir, resistir y evitar la intervención de Bruselas a cualquier precio". Es decir, improvisación y que Dios nos coja confesados

También es cierto que Rajoy aterrizó en el Gobierno, con su mayoría absoluta de 2011, con las carpetas vacías, según reconocieron luego algunos miembros de su equipo. Apenas se había preparado un plan de choque para evitar los efectos del vendaval de 2008, que ya había arrasado con casi todo. "El único horizonte previsto era resistir, resistir y evitar la intervención de Bruselas a cualquier precio". Es decir, improvisación y que Dios nos coja confesados. Marianismo en estado puro. "Siempre que llueve, escampa"

La nueva dirección de Génova tiene bien aprendida aquella historia. No volverá a ocurrir, insisten. Feijóo ha impuesto su ley del silencio, que es norma de la casa, mientras se concretan dos preceptos: no fiarse nada de cuanto comunique el actual Ejecutivo (N. Calviño y M.J. Montero mienten sin pausa) y tener elaborado un programa de actuación para los primeros cien días. Un bombardeo de iniciativas, decretos y decisiones. Sin pestañear, sin tembleque, sin dudas. En el PP son conscientes de que la calle estará hirviendo (los silentes sindicatos se despojarán del bozal), los ánimos, entre iracundos y abatidos por una crisis feroz y la desesperación instalada en la opinión pública. Todo tiene que estar ajustado, aquilatado para entrar a saco según se ponga el pie en la Moncloa.

"Los primeros cien días no serán de tregua sino de batalla frontal, un desembarco en Normandía, lo sabemos, y vamos a actuar en consecuencia", comentan en la cúpula del PP. Feijóo contempla cómo el sanchismo naufraga entre la inutilidad y la impotencia (los inauditos cambios que va a concretar hoy en el PSOE y los que más adelante impondrá en el Ejecutivo, son muestra de su desesperada situación) pero no lo hace de brazos cruzados, como su predecesor. El equipo económico que dirige Juan Bravo, inspector de Hacienda entre otras virtudes, está a pleno rendimiento. No desvelan ni una línea de su apuesta programática pero los trabajos, dicen, avanzan buen ritmo. Para el Supermayo del año próximo, cuando gobierno regionales y ayuntamientos socialistas sucumban en toda España, la piedra filosofal del plan económico del PP estará ya afilada y ajustada. Los hombres de negro de Feijóo tendrán ya su plan ultimado y listo para ponerlos en marcha.

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