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Opinión

La economía española precisa un sandbox competitivo

Un sandbox es un banco de pruebas para empresas nacientes con ideas innovadoras

El pasado 7 de septiembre concluyó el plazo para que todos los interesados enviaran al Ministerio de Economía su opinión y comentarios a la consulta pública sobre el "Anteproyecto de Ley de Medidas para la Transformación Digital del Sistema Financiero". Diversas asociaciones e interesados han remitido su dictamen y sugerencias sobre este texto, entre ellas la Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI), a la que hemos asesorado desde Hogan Lovells.

La opinión general sobre el anteproyecto es muy positiva y cumple las expectativas esperadas para esta ley, no solo desde la perspectiva del mundo fintech, sino también para los grandes bancos o corporaciones financieras que estaban interesados en el sandbox (la mayoría). Para los que todavía son ajenos al concepto, debemos explicarles brevemente que un sandbox es un banco de pruebas para empresas con ideas innovadoras que, encontrándose en un estado incipiente de su actividad empresarial o en su inicio como startup, si fuera el caso, no pueden cumplir con todo el marco regulatorio que se les exige. Sin embargo, esas entidades sí que poseen una gran idea, con tecnología de apoyo, así como una base de clientes que desarrollar.

Un sandbox es un banco de pruebas para empresas con ideas innovadoras que, encontrándose en un estado incipiente, no pueden cumplir con todo el marco regulatorio

El sandbox, tal y como lo ha regulado este anteproyecto, no supone unas vacaciones legislativas para determinadas empresas afortunadas que puedan llegar a entrar en su ámbito tras cumplir con los requisitos del anteproyecto. Al contrario, es un entorno seguro, regulado y controlado por las autoridades, que busca el desarrollo de ideas innovadoras bajo la atenta mirada del supervisor, en todos los ámbitos financieros: el asegurador, el financiero general y por supuesto, el bancario.

La actuación del legislador en el ámbito sandbox le da seguridad al entorno y, sobre todo, al consumidor, ya que durante el período de pruebas previsto legalmente, las empresas que se acojan al mismo deben presentar una garantía para responder del desarrollo de sus actuaciones, ya sea en forma de aval bancario de seguro de caución. No hay desprotección o, ni mucho menos libertinaje, sino supervisión e innovación.

Se trata de un entorno seguro, regulado y controlado por las autoridades, que busca el desarrollo de ideas innovadoras bajo la atenta mirada del supervisor

Además, el sandbox previsto legalmente no sólo permite desarrollar aquellas ideas que no tengan ningún tipo de regulación legal ahora mismo, como podría ser una ICO (International Coin Offering) o similares, sino también el desarrollo de proyectos, que enmarcándose dentro de una estructura sí regulada en la actualidad, como por ejemplo una entidad de servicios de pago o una aseguradora, no cumplen con todos los requisitos legales para poder gozar de la licencia oportuna para operar. Dicho en otras palabras, nuestro sandbox es el más completo posible, siendo de "no sujeción" (el primer supuesto explicado en este párrafo) y de exención (el segundo), tal y como demandaba el mercado.

Otro punto a destacar muy satisfactorio del anteproyecto es la denominada pasarela de acceso a la actividad, que permite a las entidades que hayan participado en un sandbox acortar los tiempos para la obtención de las preceptivas licencias para actuar en el mundo financiero. Incluso se indica que los plazos deben limitarse a la mitad del tiempo legalmente previsto para determinados casos, cumpliendo así con una petición largamente esperada.

Con todo, el anteproyecto, y así lo ha destacado la AEFI, carece en su redacción actual de un punto esencial a nuestro modo de ver. Falta que se determinen claramente qué recursos se van a conceder a cada Administración en concreto para la verdadera efectividad del sistema sandbox. Sí se indica qué entidades se harán cargo, la DGSFP en materia de seguros, la CNMV en materia financiera y el Banco de España en materia bancaria, todo ello bajo el paraguas de Tesoro, pero sin concretar partidas presupuestarias determinadas ni qué funcionarios específicos se harán cargo en exclusiva  de estas funciones.

La Administración financiera de nuestro país actualmente no tiene los recursos necesarios para hacerse cargo de un sandbox, si no se conceden las partidas adecuadas en el Anteproyecto, liberando expresamente a funcionarios de otras funciones para que se hagan cargo de esta nueva tarea, esencial para nuestro desarrollo económico. Este sandbox español sería el primero a nivel continental europeo, atraería una gran inversión y sería el único capaz de competir con el sandbox global que ya se planea desde Gran Bretaña. Por ello, sugerimos no dejemos escapar esta oportunidad y desarrollemos esta gran idea con los medios que necesita.

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