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Opinión

La economía española, tras el primer año de pandemia

Aunque nuestro sector exterior ha tenido y tiene un comportamiento formidable desde 1994 no era, ni es, suficiente para absorber la reducción de deuda privada

María Jesús Montero y Nadia Calviño.
María Jesús Montero y Nadia Calviño

La Red MMT España acaba de publicar en su observatorio de balances sectoriales el correspondiente al cierre de 2020. Analizaremos desde estas líneas los datos y su significado económico. Para ello partimos de un principio fundamental de la contabilidad que establece que por cada activo financiero existe un pasivo financiero que lo compensa. Así, por ejemplo, el patrimonio financiero neto de un hogar es igual a la suma de todos sus activos financieros menos la suma de sus pasivos financieros. Si es mayor que cero, tendrá un patrimonio financiero neto positivo. Para que, por ejemplo, el sector privado acumule patrimonio financiero neto, éste tiene que tener forma de derechos financieros sobre otro sector, bien sea el sector público o el sector resto del mundo. Ello aunque suene a algo elemental, parece que no lo ha sido para muchos economistas que aún a fecha de hoy no entendieron que el proceso de desapalancamiento del sector privado español tras el estallido de la burbuja inmobiliaria requería por definición déficits públicos, aspecto que se ha reactivado con la pandemia. Aunque nuestro sector exterior ha tenido y tiene un comportamiento formidable desde 1994 no era, ni es, suficiente para absorber la reducción de deuda privada.

Vamos a dividir la economía en tres sectores: sector privado nacional, formado por hogares y empresas (financieras y no financieras); sector público nacional que incluye todos los niveles gubernamentales (estado central, comunidades autónomas, ayuntamientos, y seguridad social); y resto del mundo (empresas, hogares y sectores públicos extranjeros). Hay un principio contable que se cumple siempre: si se suman los déficits en los que incurren uno o más sectores el resultado debe de ser igual a los superávits en los que incurren otro sector o sectores. Siguiendo a Wynne Godley obtenemos la siguiente ecuación:

Balance Privado Doméstico + Balance Público Doméstico + Balance Exterior = 0

Si un sector tiene superávit presupuestario por lo menos uno de los sectores tiene que incurrir en déficit presupuestario. En términos de variables stock para que un sector acumule patrimonio financiero neto al menos uno de los sectores tiene que aumentar su endeudamiento en la misma proporción. Es imposible que todos los sectores acumulen patrimonio financiero neto incurriendo en superávits financieros.

Relaciones de causalidad

No basta con decir que a nivel agregado el balance privado más el balance público más el balance exterior es igual a cero. Hay que abordar las relaciones de causalidad. A pesar de que la economía es una ciencia social (interdependencias, histéresis, libre albedrío…), sí que podemos establecer conexiones causales entre flujos y stocks. Veámoslas.

El gasto a nivel individual viene determinado en su mayor parte por los ingresos, de manera que la relación causal va desde los ingresos a gastos. Además, podemos inferir la dirección causal en la acumulación de patrimonio financiero individual: es la decisión de gastar incurriendo en déficit lo que representa la causa inicial de la creación de patrimonio financiero neto. Por lo tanto, los déficits crean patrimonio financiero. Ello supone también que la causalidad va desde la deuda al patrimonio financiero. Pero como por otro lado la acumulación de un stock de patrimonio financiero neto es el resultado de un superávit presupuestario (flujo de ahorro) la causalidad tiende a ir desde el gasto vía déficit al ahorro.

El gasto no se va a haber constreñido por los ingresos ya que hogares, empresas o Estados pueden gastar más de lo que ingresan

A nivel agregado, sin embargo, ocurre lo contrario: el gasto agregado crea ingresos agregados. El gasto no se va a haber constreñido por los ingresos ya que hogares, empresas o Estados pueden gastar más de lo que ingresan: cualquiera de los tres sectores puede incurrir en déficits ya que por lo menos uno de los otros sectores tendrá superávit. Sin embargo no es posible a nivel agregado que el gasto sea diferente a los ingresos ya que la suma de los balances sectoriales tiene que ser igual a cero. A nivel agregado, por lo tanto, la causalidad entre ingresos y gastos se produce a la inversa que a nivel individual.

Finalmente es vital entender que los déficits de un sector generan los superávits de otro de manera que cuando un sector incurra en déficit por lo menos uno de los otros tiene que tener superávit. Dado que la causa inicial del déficit presupuestario es el deseo de gastar más de lo que se ingresa, la causalidad va desde los déficits hacia los superávits y desde la deuda al patrimonio financiero neto.

Tanto la contabilidad de balances que hemos visto como las relaciones de causalidad se cumplen para cada país y para cada moneda, verificándose la correspondiente ecuación de balance macroeconómica. A partir de todas estas ideas se puede explicar qué ocurrió en la crisis sistémica de 2007, y que está pasando con la pandemia donde el ahorro del sector privado alcanzó un récord histórico (véase gráfico 1).

Durante la Gran Recesión, los déficits presupuestarios del sector público fueron en gran medida no discrecionales, es decir, no fueron atribuibles a los diferentes paquetes de estímulo fiscal sino a los estabilizadores automáticos. Cómo además no hubo expansión fiscal, la recesión se agudizó hasta límites insospechados. Por el contrario, durante la pandemia, una parte importante del déficit, aunque debería haber sido mayor, obedece a estímulos fiscales para hacer frente al ahorro del sector privado derivado de las restricciones a las que obligó y obliga la lucha contra la pandemia, y de la incertidumbre que la covid generó en empresas y familias.

Los balances sectoriales de la economía española. Observatorio de los Balances Sectoriales de la Red MMT

Aviso a navegantes (Bruselas y su desconocimiento más profundo de los balances sectoriales): aquel gobernante que promueva una reducción del déficit público tiene que tener en cuenta los impactos que dicha reducción provocará en los balances del sector privado. Sabemos por nuestra ecuación fundamental de balance macroeconómica que el déficit público no puede reducirse al no ser que se reduzcan los superávits del sector privado y del sector exterior.

Falsedades neoclásicas

El ahorro neto del sector privado es una consecuencia del gasto vía déficit del sector público, el cual da lugar a ingresos y ahorros. Estos ahorros no pueden ser anteriores a los déficits, ya que los saldos netos concedidos por el sector público son los que crean los ahorros. En realidad los ahorros no financian los déficits, sino que los déficits crean una cantidad igual de ahorros. El miedo de que el Gobierno pueda imprimir dinero si el suministro financiero fuera insuficiente está injustificado. Todo gasto público genera aumentos de saldo en las cuentas bancarias privadas, lo cual se contabiliza como un incremento del suministro del dinero; y serán las preferencias de la cartera de valores del sector no público quien determinará qué cantidad de reservas creadas será transformada en bonos, mientras que el incremento impositivo determinará qué cantidad de las reservas creadas y de los depósitos será destruida.

La mayoría de economistas y medios de comunicación en líneas generales utilizan una serie de afirmaciones que no son más que meras creencias falsas. Con lo que hemos detallado, tenemos argumentos básicos para refutarlas. Veamos estas afirmaciones que machaconamente se difunde por los medios de comunicación y que no obedecen a la realidad, sino que simplemente son falsas:

  • Es falso que los gobiernos estén sujetos a restricciones presupuestarias como las familias o las empresas.
  • Es falso que los déficits presupuestarios sean malos y una carga para la economía, salvo en una serie de circunstancias excepcionales.
  • Es falso que los déficits públicos hagan aumentar los tipos de interés, desmantelar el sector privado y aumentar la inflación.
  • Es falso que los déficits públicos confiscan ahorros destinados a la inversión.

Durante la pandemia, en definitiva, una parte importante del déficit se ha debido a estímulos fiscales para hacer frente al ahorro del sector privado derivado de las restricciones a las que obligó y obliga la lucha contra el covid, y de la incertidumbre que todo ello generó en empresas y familias. Sin embargo, son y han sido insuficientes para dotarnos del impulso necesario, en términos de stock humano y de capital, para hacer frente al deterioro de la situación social y económica derivada de la pandemia.

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