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Opinión

La antesala de un nuevo paradigma económico

Estados Unidos
El presidente de la Fed, Jerome Powell.

Desde estas líneas hemos estado documentando de manera machacona la forma en que el paradigma dominante en la macroeconomía global se estaba desintegrando a medida que la disonancia entre sus predicciones empíricas y la realidad se hacía demasiado grande como para ignorarlo y justificarlo. Lo único positivo en el horizonte es la posibilidad certera de que finalmente podamos deshacernos de las principales ficciones económicas sobre los déficits y la deuda del gobierno, que han obstaculizado la prosperidad durante varios decenios.

La semana pasada, el 27 de agosto de 2020, el Presidente del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Jerome Powell, hizo un discurso de apertura “New Economic Challenges and the Fed’s Monetary Policy Review”, en el simposio anual de política económica patrocinado por el Banco de la Reserva Federal de Kansas City en Jackson Hole. Obviamente causó sorpresa, por no decir que cierto estupor, en una ortodoxia –política, académica, mediática…- muy acostumbrada al relato de teorías económicas que no dejan de ser meros cuentos infantiles. Esto ha abierto progresivamente la puerta a la Teoría Monetaria Moderna (MMT), el paradigma rival emergente.

En este sentido, lo que no se entiende aún es el discurso de ciertos políticos españoles y europeos que siguen aferrándose al alarmismo de la deuda y el déficit público que ha impulsado las opciones de política económica desarrolladas en las últimas décadas. Además del daño causado, la evidencia se acumula, y en estas narraciones solo hay charlatanería llena de supersticiones. Con el nuevo enfoque de la política monetaria, la Fed envía la curva de Phillips y la NAIRU al baúl de los recuerdos. El marco que afirma que hay un equilibrio entre el desempleo y la inflación ha fracasado. Sugería que, en última instancia, sólo hay una tasa de desempleo (la 'tasa natural') que es coherente con una inflación estable y que los intentos del gobierno de reducir esa tasa de desempleo mediante una política de demanda agregada (gasto e impuestos) sólo dan lugar a una aceleración de la inflación. Pero la realidad es tozuda. Durante los años 90, el desempleo se redujo en muchas naciones sin que se incrementaran las tasas de inflación. Antes de la pandemia, el desempleo en Estados Unidos cayó a niveles no vistos desde la década de 1960, y de nuevo no hubo aumento en las tasas de inflación.

El Presidente de la Reserva Federal estadounidense ha dado a conocer el nuevo enfoque de la política monetaria del regulador estadounidense que rompe el tabú existente en ciertos economistas –charlatanes- contra las autoridades monetarias que compran directamente la deuda del Gobierno. A medida que los bancos centrales continúan comprando grandes proporciones de deuda, se está diluyendo la farsa de que los inversores de bonos privados proporcionan la financiación para el exceso del gasto del gobierno sobre los impuestos.

¿Qué dijo exactamente Jerome Powell?

Por un lado, que el temor a una "inflación alta y creciente", que dominó el debate público "hace cuarenta años" ya no se aplica hoy. Segundo, que el predominio de la política monetaria de "primero la inflación" ha llevado a situaciones en las que "era más probable que las expansiones terminaran con episodios de inestabilidad financiera, lo que impulsó esfuerzos esenciales para aumentar sustancialmente la fortaleza y la resistencia del sistema financiero". Tercero, la necesidad de revisar la conducta de la política monetaria se debe a que no se ha logrado el doble objetivo de "máximo empleo y estabilidad de los precios". Este fracaso, lo señala explícitamente Powell en determinados momentos de su discurso en lo que son sin duda misiles contra la línea de flotación de una teoría económica dominante desacreditada:

  • "Las cifras sobre cuál es la tasa de crecimiento potencial, o a más largo plazo, de la economía han disminuido... Desde enero de 2012, la estimación media del crecimiento potencial de los participantes en el FOMC ha bajado del 2,5 al 1,8 por ciento ...".

  • "Lo más preocupante ha sido la disminución del crecimiento de la productividad, que es el principal impulsor de la mejora de los niveles de vida a lo largo del tiempo... la Reserva Federal tiene menos margen para apoyar la economía durante una recesión económica reduciendo simplemente los tipos de interés ".

  • El mantenimiento de niveles elevados de desempleo significa que "los costes de esos resultados probablemente recaigan con mayor fuerza sobre los que menos pueden soportarlos".

  • "El mercado laboral cuando generaba empleo robusto no provocó un aumento significativo de la inflación. A lo largo de los años, las previsiones de los participantes en el FOMC y de los analistas del sector privado mostraron sistemáticamente un retorno a una inflación del 2%, pero esas previsiones nunca se cumplieron de manera sostenida". Si duda esta es una grave acusación contra el marco teórico general. "La débil respuesta de la inflación a la rigidez del mercado laboral, a la que nos referimos como el aplanamiento de la curva de Phillips, también contribuyó a los resultados de la baja inflación". No es un tema exclusivo de los Estados Unidos.

  • La afirmación de que las expectativas inflacionistas se alimentan a sí mismas para impulsar la aceleración de la inflación está funcionando a la inversa: "una inflación persistentemente demasiado baja puede plantear graves riesgos para la economía". Una inflación que se sitúa por debajo del nivel deseado puede provocar una caída no deseada de las expectativas de inflación a largo plazo, lo que, a su vez, puede hacer que la inflación real sea aún más baja, lo que daría lugar a un ciclo adverso de inflación y expectativas de inflación cada vez más bajas". Ello hace que los tipos de interés sigan bajando y que la política monetaria tenga "menos margen para recortar los tipos de interés para impulsar el empleo durante una recesión económica". "Hemos visto esta dinámica adversa en otras grandes economías del mundo y hemos aprendido que una vez que se establece, puede ser muy difícil de superar".

¿Qué significa todo ello en términos de la política monetaria? Nos quedaríamos con dos ideas centrales que señaló el mismo Powell. Por un lado, ya no van a endurecer la política monetaria a medida que se fortalezca el crecimiento del empleo antes de que se produzcan efectos inflacionarios, es decir, rechazan el sesgo que la teoría dominante impartía de que la política tenía que acabar con el crecimiento del empleo antes de que el desempleo hubiera disminuido significativamente. Ahora: "De cara al futuro, el empleo puede funcionar en o por encima de las estimaciones en tiempo real de su nivel máximo sin causar preocupación... Por supuesto, cuando el empleo esté por debajo de su nivel máximo, como es claramente el caso ahora, trataremos activamente de minimizar ese déficit utilizando nuestras herramientas para apoyar el crecimiento económico y la creación de empleo". Un gran cambio.

Reducir la inflación

En segundo lugar, en su concepción de la estabilidad de los precios hay un cambio relevante: “... si la inflación es inferior al 2 por ciento después de las crisis económicas pero nunca supera el 2 por ciento, incluso cuando la economía está fuerte, entonces, con el tiempo, la inflación será inferior al 2 por ciento en promedio. Los hogares y las empresas esperarán este resultado, lo que significa que las expectativas de inflación tenderán a moverse por debajo de nuestro objetivo de inflación y reducir la inflación real. Para evitar este resultado y la dinámica adversa que podría producirse, nuestra nueva declaración indica que trataremos de lograr una inflación que promedie el 2 por ciento a lo largo del tiempo. Por lo tanto, después de los períodos en que la inflación ha estado por debajo del 2 por ciento, es probable que la política monetaria apropiada trate de lograr una inflación moderadamente superior al 2 por ciento durante algún tiempo”. Supone, en el contexto histórico, una admisión de fracaso total.

El siguiente paso será ver cuándo los responsables políticos abandonan, especialmente en Europa, las actuales políticas económicas distópicas.

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