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Opinión

El delirio de las redes sociales

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¿Es posible que una activista LGTB y feminista de TikTok, y un 'youtuber' del “Team Facha” -conocido por su crítica al movimiento feminista- puedan tener una conversación cordial y construir puentes entre sus líneas de pensamiento dentro de la sempiterna guerra en las redes sociales?

A veces suceden milagros, no suceden a menudo pero es reconfortante cuando pasa. Me encontraba yo en mi trono patriarcal en uno de mis 'rantings' nocturnos oprimiendo en directo a una activista feminista 'tiktokera' que me señalaba como una suerte de ser acientífico, 'cuñao' y etiquetándome bajo el 'hastag' fascista. Y como comprenderéis no pude pasar la ocasión de emitir mi opinión sobre la susodicha y sus declaraciones. Cuál fue mi sorpresa que de repente desde la caja de comentarios me comunican que la chica andaba por mi directo y que estaba reclamando su derecho a réplica, a lo que yo evidentemente no me pude negar.

Y aquí es dónde se produjo una de esas rara avis que pocas veces se ve por redes sociales y es que dos personas con pensamientos en las antípodas pudimos tener un debate ordenado y sin faltarnos al respeto.

Un debate que os pediría que vieseis hasta el final para comprobar como esa primera imagen de la típica activista feminista impertinente de redes sociales, que muchos nos hemos dibujado en nuestra mente, va cambiando a la de una persona razonable, con la que se puede hablar y con la que se pueden encontrar puntos en común.

He de reconocer que ante tal tesitura resulta tentador ir a degüello e intentar destruir al contrario, percibido en muchas ocasiones como el “enemigo”.

Nada te garantiza más la validación grupal de los tuyos que unos cuantos 'zascas' bien puestos y un rival ideológico humillado y ahogado en el charco de su propio ridículo. Este ánimo guerrero y el riesgo a ser tú el que quede expuesto hace que la mayoría se resguarde bajo perfiles anónimos desde los cuales pueden descargar su bilis sobre los demás al tiempo que se sienten arropados por los suyos. Podríamos decir que es una conducta casi terapéutica.

Rara es la vez que perfiles como el de Ana se prestan a este tipo de intervenciones y más raro es que el experimento no acabe como uno de esos circos de tres pistas a los que nos tienen acostumbrados ciertos canales de televisión patrios. Por el contrario la conversación fue por derroteros bastante constructivos, y aunque quedaba patente que estábamos de acuerdo en pocas cosas sí que fuimos capaces de lograr escucharnos sin que tuviésemos la necesidad de coserle la boca a nuestro rival al final del debate. Dos personajes de redes sociales de naturaleza antagónica nos estábamos dando cuenta de que el otro podía defender ideas distintas y eso no le convertía en un peligroso monstruo del averno.

Esa conversación me demostró lo importante que es intentar ir un poco más allá de lo superficial y del insulto fácil, y darme cuenta de que lo que muchas veces nos sucede a los seres humanos es que no somos capaces de comunicarnos correctamente. Somos más creativos a la hora de buscar formas para dejar mal a nuestro oponente que para intentar comprender lo que nos quiere decir y desde dónde nos lo quiere decir.

Una tendencia confrontativa a la que predisponen las redes sociales porque muchas veces hablando cara a cara nos entendemos y podemos aplicar con más facilidad ese principio de caridad -ese que dice que las declaraciones del interlocutor deben interpretadas como racionales y, en caso de disputa, se considere siempre su interpretación más sólida- y que es prácticamente imposible de encontrar, por ejemplo, en una red como Twitter.

Dijo Jordan Peterson que siempre que encontremos a alguien que piensa de forma distinta a nosotros debemos intentar tener una conversación con esa persona y averiguar si esta puede aportarnos algo que nosotros desconocemos. Hoy día esto es algo de tibios y moderados y lo que está de moda es tener la certeza de poseer la verdad absoluta. Es el delirio de las redes sociales, una alucinación que alcanza su sobriedad cuando dos polos opuestos se encuentran en la disposición de intentar entenderse con el contrario. Señores, sí se puede, sólo les queda intentarlo.

Puedes ver los vídeos de Un Tío Blanco Hetero (Sergio Candanedo) en: https://www.youtube.com/channel/UCW3iqZr2cQFYKdO9Kpa97Yw

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