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Opinión

Decálogo para reformar España

Las batallas estériles y las promesas imposibles han de ser sustituidas por propuestas viables dignas de tenerse en cuenta y ser debatidas y votadas

Manifestación del 21 de enero en Cibeles / Europa Press

Además de criticar al adversario político, actividad necesaria para todo partido que aspire a ampliar su apoyo electoral y, en su caso, gobernar, cabe además exigirles a los partidos políticos que dediquen tiempo a pensar en y a trabajar por las soluciones a los problemas que padecen los ciudadanos a los que pretenden representar. El objetivo de nuestros representantes no puede circunscribirse o limitarse a lograr cuantos más votos mejor para fortalecer su proyecto político particular; aun siendo esto consustancial al sistema democrático que disfrutamos, el objetivo último debe ser resolver los problemas que padecemos y mejorar la vida de los ciudadanos, les voten estos o no. O sea, deben ayudar a resolvernos los problemas en lugar de creárnoslos.

Así, los partidos políticos que nos gobiernan y, en la oposición, tanto los que aspiran a alcanzar el gobierno como los que aspiran a condicionarlo, deben decirnos no solo qué no quieren  o contra qué están sino qué pretenden y cómo piensan lograrlo, y nosotros, como supuestos ciudadanos adultos responsables, exigirles a cada uno de ellos respuestas, propuestas y soluciones. En caso contrario, no deberíamos prestarles nuestro voto, por mucho que las alternativas sean supuestamente peores.

Les propongo un decálogo de reformas políticas, institucionales o constitucionales que considero que España necesita, de modo que la acción política sea algo más que una exposición de reproches, mentiras o medias verdades

Yo les propongo a todos ellos un decálogo de reformas políticas, institucionales o constitucionales que considero que España necesita, de modo que la acción política sea algo más que una exposición de reproches, mentiras o medias verdades. Aunque es muy probable que no pueda dejar de ser lo anterior, es seguro que puede llegar a ser algo más que el diálogo de sordos o el intercambio de insultos en que se ha convertido.

1. Elevar la protección del Estado ante la amenaza fragmentaria y rupturista del independentismo: primero, a través de la recuperación del delito de sedición o delito análogo que mejor pudiera hacer frente a las conductas más graves de deslealtad constitucional o a los llamados golpes de Estado posmodernos; segundo, la recuperación del delito de malversación de antes de la reforma de Sánchez, dado que la apropiación indebida del dinero público no puede tener ningún tipo de atenuante; y tercero, la tipificación del delito de convocatoria ilegal de referéndum.

2. Garantizar la libertad de elección lingüística en todo el territorio nacional, de modo que pueda estudiarse en español en cualquier parte de España, y suprimir las imposiciones lingüísticas hoy vigentes en las comunidades autónomas con más de una lengua oficial.

3. Reformar la ley electoral para hacerla más proporcional y para garantizar la igualdad del voto, de modo que el voto de un ciudadano valga igual independientemente de la parte de España desde la que se emita.

4. Despolitizar la Justicia, de modo que deje de ser objetivo de colonización e instrumentalización de los partidos políticos con el objetivo de beneficiarse a sí mismos o a sus objetivos políticos, así como la Fiscalía General del Estado, u otros organismos públicos que los partidos políticos pretenden habitualmente controlar.  

5. Devolver al Gobierno de España determinadas competencias claves para garantizar la unidad del Estado, la eficacia de la gestión y la igualdad en la prestación de determinados servicios públicos, tales como Educación, Sanidad o Justicia, entre otros.

6. Eliminar los derechos históricos recogidos en la Constitución Española (el Concierto Económico vasco y el Convenio navarro), dado que su existencia supone una desigualdad flagrante entre conciudadanos de un mismo Estado, al provocar el contrasentido de que los más ricos sean financiados por los más pobres.

7. Impulsar medidas para proteger el sistema público de pensiones tanto de quienes son enemigos confesos como disimulados; perfeccionarlo y hacerlo sostenible, sin demagogias ni discursos catastrofistas, ante las amenazas presupuestarias y demográficas que nos acechan pero que no son insalvables.

Lucha contra la corrupción

8. Mejorar los derechos sociales que todo Estado debe garantizar a los ciudadanos, a través de una atención especial a la Educación, a la Sanidad y a las prestaciones sociales, ayudando a la generación y creación de riqueza empresarial y procurando su redistribución en la sociedad a través de los instrumentos del Estado de la forma más justa posible, atendiendo con especial atención a los ciudadanos o sectores sociales más vulnerables.

9. Modernizar el modelo productivo y el mercado laboral, promover un sistema fiscal justo y progresivo y luchar contra el fraude y la elusión fiscal, el fraude laboral y la economía sumergida.

10. Impulsar medidas a favor de una mayor transparencia y de lucha contra la corrupción, de modo que se impidan comportamientos ilegítimos o ilegales y los ciudadanos sepan el destino de cada euro de dinero público.

Además, deberían favorecer un clima de debate constructivo, lo cual ayudaría a alcanzar los acuerdos que sin duda se necesitan. Ello no supondría zanjar las diferencias legítimas existentes entre proyectos políticos distintos pero sí encauzarlas, de modo que las batallas estériles y las promesas imposibles sean sustituidas por propuestas viables dignas de tenerse en cuenta y ser debatidas y votadas.

Si un servidor ha podido elaborar este decálogo de reformas y de posibles soluciones, ellos (los partidos políticos) también deberían poder hacer y explicar las suyas; y si no lo hacen, es que no saben, no pueden o no quieren. Y, en ese caso, es que no nos sirven.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.

  • R
    Roquenublo1

    Personalmente no he militado nunca en un partido político,porque en todos,las cúpulas tratan de acallar las voces de los discrepantes,cuando no los fulminan directamente. Lo hemos visto tanto en lo que llaman izquierda,como en la derecha.Por esa razón,solamente me limito a votar al partido que me plazca en cualquier elección. Desconfío absolutamente de los politiquillos que tenemos.aunque conviene votar para echar de la Moncloa al que lo haga mal. Y en esas estamos. ¿Es urgente echar a Sánchez? Por supuesto,pero también es urgente,como propone el señor Gorka Maneiro, hacer cambios bastante radicales en la partitocracia que tenemos para convertirla en una democracia auténtica y avanzada.¿Hará esos cambios el señor Feijoo ó querrá seguir como hasta ahora?
    Lo fundamental,a mi juicio, es la separación de poderes: Legislativo,por un lado,el Ejecutivo por otro,y el Judicial,independiente de los otros dos.
    Lo que pasa actualmente es que el Ejecutivo controla tanto al Legislativo como al Judicial. Por eso tenemos un sistema corrupto hasta el tuétano.
    Hasta que no se arregle el sistema completamente,sólo habrá cambios de nombres en la Moncloa.Y si para ello,hay que modificar la Constitución,pues que se haga.No podemos seguir dependiendo de Fulanito ó Menganito.

  • D
    Davidoff

    Va a ser que no quieren, porque tienen mucho que perder (poder y dinero).

    Pero ha olvidado lo de las listas abiertas... ¿Quizá con eso los tendríamos agarrados de las gónadas?

  • L
    Lone Star

    Por otra parte, permitanme insistir en que, dado el evidente agotamiento y falta de ideas de las más preclaras firmas de este digital, con Cacho, Vidal Cuadras, Morán, Vara, Miquel y hasta Rubén y algún otro a la cabeza, con la honrosísima excepción de la sorprendente y valerosa Irene González, y algún otro punto filipino -si me disculpan la licencia- como el nuevo sr Abreu o el reconvertido sr Aguilar, dado todo eso, decía, hagan el favor de volver a abrir debidamente, de forma funcional y amistosa, los comentarios de este digital a la pléyade de comentaristas que supieron vds ganarse en otro tiempo, para que vuelva a fluir el aire fresco y las ideas, que nos aporten a todos, y les ayuden a vds a escribir sus propios artículos.

    Para empezar, por ejemplo, ¿cómo es posible que no haya un marcador con la hora de cada comentario y un sencillo contador de votos a favor, en contra y de comentario inadmisible?

    No digamos ya nada de la posibilidad de dirigirse directamente a un comentario concreto, o de los avisos a los correos de los usuarios cuando tal cosa suceda.

    Ustedes contaban, y es posible que aún cuenten, con el mejor grupo de comentaristas (y su correspondiente rémora de trolls y de bots, que, lógicamente, ahora también brillan por su ausencia) de periódico digital español alguno (es una opinión, claro).

    No lo desperdicien porque les hace falta ;-))

  • L
    Lone Star

    Muy bien, sr Maneiro; tengo la convicción de que el noventa por ciento de los ciudadanos españoles no politizados, no sectarios y no detentadores de algún cargazo, carguito o acomodo en cualquier chiringuito público, suscribirían sin reservas ese decálogo suyo, sin perjuicio de otras aportaciones o consideraciones sobre el orden o la importancia de sus propuestas.

    Ahora pregúntese si alguna o alguno de las damas y caballeros que sientan sus posaderas en el consejo de ministros del gobierno del felón máximus, doctor honoris causa en trilerismo político, firmarían su decálogo.

    Pregúntese luego cuántos de los ministros del anterior gobierno del sr. Rajoy, o los hipotéticos ministros de un futuro gobierno del sr Feijoo, lo firmarían igualmente sin reservas.

    Y, finalmente, pregúntese vd qué les impide a tantos y tantas esclarecidos ministros y ministras de signos políticos supuestamente opuestos, asumir esas medidas esenciales, a pesar de que gozarían del consenso mayoritario al que me refería en el primer párrafo (reconociendo, eso sí, que tal consenso es hipotético) y, en consecuencia, del voto igualmente mayoritario.

    Pregúntese quién dirige y maneja a las élites políticas, económicas y sociales españolas para que sacrifiquen los derechos fundamentales y el interés y los deseos de los ciudadanos de España y de la nación misma. Y por qué razón y para qué.

    Luego, a lo mejor, escribiría vd otro decálogo distinto.

  • D
    de Larra

    REFORMA EDUCATIVA, como elemento clave. A partir de ahí todo será mejor.

  • M
    ma

    Primero, no debes censurar lo que no te gusta

  • N
    Norne Gaest

    Muy bien el decálogo
    Se me ocurren algunas matizaciones y añadidos, como a cualquier otro lector, pero voy a limitarme a dos:
    1. Estudiar obligatoriamente la historia de España, como se hacía antiguamente, pero despojada del lastre de la Leyenda Negra antiespañola. Ya hay bastantes historiadores españoles e hispanoamericanos que lo vienen haciendo. Y recuperar la importancia de las disciplinas humanísticas.
    2. Si la Constitución es la norma fundamental de la democracia, la que establece las reglas de juego, no pueden estar presentes en los parlamentos, sean nacionales o regionales, partidos que no se sometan a ella, ya que es como respetar, como ser contrario a dichas reglas. Se que es un punto fuerte, de momento imposible, pero alguna vez habrá que coger al toro por los cuernos. El separatismo con representación parlamentaria, financiados por los españoles y actuando impunemente es una estupidez suicida.
    De momento, me quedo aquí.

    • N
      Norne Gaest

      Yo mismo corrijo: quería decir que es como NO respetar la constitución, como ser contrario a dichas reglas de juego. Y la democracia es, antes que todo, ese respeto

  • A
    Antontxo

    Antes de todo lo que tenemos que exigir es que no se nos mienta. Que los compromisos electorales se respeten y, de no ser así se invaliden. El primero que se me ocurre es los compromisos en pactos. Si digo que no voy a pactar con Vox, pues tiene que ser así. Y digo Vox, que está por ver, como digo PSOE más Podemos que está visto. Combatir la mentira política es para mí lo primero.

  • K
    Karl

    Nadie comprenderá la política mientras no entienda que los políticos no están tratando de resolver nuestros problemas: Están tratando de resolver sus propios problemas; Salir elegido y salir reelegido ocupan los puesto primero y segundo de su lista de problemas. El resto de problemas es, para ellos, irrelevante.
    __
    «No one will really understand politics until they understand that politicians are not trying to solve our problems. They are trying to solve their own problems -- of which getting elected and re-elected are No. 1 and No. 2. Whatever is No. 3 is far behind.»
    ~Thomas Sowell

  • K
    Karl

    Debo entender que el autor ignora a Gustave de Molinari (1819-1912). Aquí un resúmen:

    Los partidos políticos son ejércitos entrenados para conseguir el poder; Su método es alcanzar un número de seguidores que garantice una mayoría electoral. A los electores se les promete para ello tal o cual participación en los beneficios que seguirán al éxito, pero tales promesas —generalmente un "carguito" o un privilegio— sólo pueden ser satisfechas mediante la multiplicación de «poltronas» y/o mayores impuestos. A un político no le importa que el resultado sea un aumento de impuestos o deudas. La incesante competencia bajo la cual trabajan, primero en sus esfuerzos por asegurar el cargo, y luego para mantener su posición, los obliga a hacer del interés partidario su único cuidado, y no están en posición de considerar si este interés personal e inmediato está en armonía con el bien general y permanente de la nación.

  • V
    vallecas

    Es que los políticos están ahí para ganar, si no ganan no pueden realizar sus proyectos. Ganar.

    Con el punto n 3 se soluciona todo, su decálogo y cientos de decálogos.

  • E
    Esperando

    Creo que todas estas medidas son acertadas, aunque algunas serán de difícil ejecución. En mi opinión, la medida número uno debería ser la tercera, reformar la ley electoral; es la más importante, sin ella no se puede llevar a cabo ninguna reforma