Opinión

La cuesta de enero, cada vez más empinada

Cambio de ciclo para el gran consumo: Carrefour y Hacendado 'mandarán' sobre Danone o Campofrío
Un hombre comprando en el supermercado Europa Press

Todo apunta a que hemos pasado unas buenas fiestas navideñas, y eso incluye la economía, tanto macro como micro. La gente se ha divertido, ha disfrutado de un buen 2023 para sus inversiones, la inflación ha sido menor a la temida hace unos meses, beneficiada por una reducción de los precios de los combustibles, la creación de empleo (lástima que la mayoría fueran del primer semestre) ha mantenido suficiente poder adquisitivo en las familias para poder consumir, el Euribor ha empezado a bajar, la temporada turística ha sido lo bastante buena como para ayudar a los resultados del inmenso número de pymes y micro pymes que viven de él, y hasta en el aspecto político parecía que se formaba un gobierno que aseguraba poder tomar medidas y sacar unos Presupuestos para 2024 que consigan que no se cierre el grifo de los fondos de la UE.

Sin embargo, en cuanto ha empezado el año han llegado los reveses y la resaca de las fiestas: sube el gas y la luz, se teme un repunte de la inflación por varios motivos pero en especial por los problemas de suministro por la vía del Mar Rojo, la geopolítica ha empeorado aún más y a los frentes de Gaza y Ucrania (donde se han revitalizado los ataques rusos contra la población civil) se han sumado el brutal atentado del Estado Islámico en Irán y la retórica belicista con la que ha iniciado Corea del Norte este 2024, el precio de la gasolina ha roto su tendencia bajista, aumentan los “virus respiratorios”, el gobierno tiene muchos problemas para mantener sus alianzas y sacar adelante sus decretos leyes en este 2º Gobierno Frankenstein, el Euribor dejó de bajar y los mercados financieros no han cumplido (al menos aún) con el habitual optimismo -comprobado estadísticamente- de comienzo de mes, trimestre y año. Y encima surge el primer “cisne negro”, ese que nadie espera pero que de vez en cuando aparece: un supuesto fraude contable en una multinacional española miembro del Ibex.

El topetazo de Grifols

El 8 de enero por la noche al cierre de Wall Street, de repente el fondo especulativo (famoso por la agresividad de sus posiciones cortas contra empresas concretas) Gotham Research (sí, tiene nombre de ciudad de comic porque su fundador es un admirador de Batman), avisa que una cotizada española tiene problemas en sus cuentas y que su valor real, debido a su enorme deuda, es cero. No da nombres pero en el postmercado las acciones de Grifols que cotizan en Estados Unidos caen un 9%. Y efectivamente, se referían a la empresa catalana. Al día siguiente la compañía, que no tarda en desmentir el informe, no puede abrir por los límites de fluctuación que se empezaron a usar tras el crash de 1987. Se amplían al 30% pero hay tantas ventas a ese porcentaje de bajada que tampoco puede comenzar su negociación. Finalmente, abre cuando lo amplían al 50%. Lo cierto es que la sesión fue de menos a más y finalmente cerró con “sólo” un -26% y el rebote continuó al día siguiente. Pero más allá de lo que le pueda pasar a Grifols como empresa (al fin y al cabo en marzo del año pasado cotizaba mucho más abajo que el nivel actual, así que lo que ha ocurrido con ella es que ha recortado el rebote de los últimos meses), que ya lleva en tendencia bajista desde hace tiempo (cotizaba a 33 euros por acción antes de la pandemia y el mínimo del jueves fue 8,10), es un golpe de prestigio para España.

No se les puede acusar de nada ilegal: toman sus posiciones bajistas usando derivados tras un análisis propio que hacen público cuando quieren, pero no usan información privilegiada

Mucho tendrá que explicar la auditora de Grifols, KPMG, que dio por buenas las cuentas de una empresa que a día de hoy tiene más deuda que capitalización bursátil, pero el golpe contra su credibilidad nos importa menos que el que puede afectar a nuestro país, que tanto necesita del dinero inversor extranjero. Tampoco dice mucho del análisis fundamental tan cacareado (¿de qué sirve si los datos los proporciona la empresa?) y, por extensión, de las casas de análisis nacionales e internacionales. El informe de Gotham Research titulado 'Grifols SA: Scranton y las deudas no reveladas' es demoledor, y recuerda al que confeccionó hace 10 años para Gowex, otra cotizada española que defraudó a sus accionistas con unas cuentas falsas y propició la exclusión bursátil de aquella empresa, que en su momento también negó las acusaciones. Aún hay miles de afectados que intentan recuperar parte de su dinero, algo pequeño para lo que podría pasar si con Grifols ocurriera algo similar, ya que su tamaño es mucho mayor (por eso está incluido en el Ibex) y el número de accionistas también. Por muy odiado que sea Gotham Research (que de momento declara haber ganado unos 20 millones de euros ya con este movimiento), no se les puede acusar de nada ilegal: toman sus posiciones bajistas usando derivados tras un análisis propio que hacen público cuando quieren, pero no usan información privilegiada. Desde 2012 que fue fundada por el matemático Daniel Yu, nadie ha conseguido demostrar alguna actividad ilícita en su forma de ganar dinero. Y su efectividad asusta.

¿Bajada de tipos?

Por último, el discurso de los bancos centrales en estos primeros días de 2024 es el de extrema prudencia al respecto de la inflación, enfriando las expectativas, descontadas por el mercado, de bajadas de tipos muy agresivas. Siguen hablando de hacerlas pero en menor medida y de forma más lenta, lo que también ha provocado un repunte en la rentabilidad de la renta fija. Prácticamente el único activo “refugio” que le ha quedado a los inversores son las criptomonedas, pero dada su extrema volatilidad, lo mismo cuando se lea esto han dejado de serlo…

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