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Opinión

Cuentas y cuentos de la quinta ola

Ahora mismo se está asustando innecesariamente a la población y se está ahuyentando al turismo, con cancelaciones masivas que hunden la temporada

Playa de la Malvarrosa (Valencia). Europa Press

“Not everything that can be counted counts, and not everything that counts can be counted...”

Albert Einstein.

Sigue la preocupación en los medios por la quinta ola, esa que, como señalé la semana pasada, sólo existe en la mente de quienes, parece, sólo desean vernos encerrados en casa de nuevo. Parece que no fueron suficientes cien días, tan terribles como inconstitucionales, ni seis meses más de libertades conculcadas. Nos gusta Australia y su política de Covid Cero y queremos que alguien se haga cargo de lo que es nuestra responsabilidad. Se culpa a los jóvenes por querer recuperar algo del tiempo perdido, cuando son los padres quienes deben, con ellos, ver cuál es el riesgo que deben asumir. Sí, la situación que refleja la incidencia acumulada a 14 días (IA14) nos lleva a mediados de febrero, en los momentos finales de la tercera ola. Pero, como también señalé la semana pasada, la IA14 es una métrica obsoleta que no sirve al propósito para el que se creó: anticipar el crecimiento de hospitalizaciones en planta y en UCI, para evitar que la presión desborde la capacidad de atención sanitaria.

Así, el 12 de febrero pasado, la IA14 alcanzaba los 496,01 casos por cada 100.000 habitantes; en la semana que acababa entonces, el número total de ingresos en hospitales españoles alcanzaba los 4.888 pacientes, y otros 407 en UCI. Casi una de cinco camas en planta estaba ocupada por estos enfermos, con un total de 22.311 pacientes hospitalizados, mientras que las UCIs estaban ocupadas en un 40% por los 4.350 pacientes Covid que lo necesitaban. En sólo 24 horas ingresaron 1.715 enfermos. Y, desgraciadamente, en las 48 horas anteriores habían fallecido 278 personas.

Ingresos y camas covid

Cinco meses después, el 14 de julio, la IA14 es inferior en sólo 30 puntos. Y así lo reflejan los medios, más preocupados por el titular (“¡Estamos como en febrero!”) que por ahondar en las cifras. Y es que la situación no es ni parecida. Y eso que los casos diagnosticados en 24 horas se han multiplicado por tres. Los 1.638 pacientes que han ingresado en los últimos siete días, sin despreciar cada caso, son una tercera parte que entonces. Sólo una de cada tres camas está hoy ocupada por pacientes Covid, y los que ocupan las UCIs, los más graves, son 798, menos de una quinta parte de los que había entonces, con una tasa de ocupación de menos del 9%. Los fallecidos, siempre demasiados, son 6 en las 48 horas anteriores.

Cuadro de Indicadores12/02/2114/07/21Variación
IA14496,01469,50~
Diagnosticados 24h5.56615.494↑178.4%
Hospitalizados en los últimos 7 días4.8881.638↓66.5%
Total hospitalizados22.3114.467↓80%
Total UCIs4.350798↓81.7%
Ocupación UCIs39.78%3.72%↓36.06
Ingresos 24h1.715863↓49.7%
Fallecidos 48h anteriores2786↓97.8%

Tabla resumen situación COVID 12 febrero – 14 de julio. Fuente: CCAES

Es incomprensible que sigamos empleando un indicador que ya no tiene sentido. Cualquiera que haya empleado KPIs en su trabajo (por las siglas de Key Performance Indicator, Indicador Clave de Rendimiento) sabe que, sea cual sea el empleado, debe cumplir con una serie de características. Entre otras, podemos citar cuatro esenciales: servir a la estrategia global, vinculándose al objetivo perseguido; comunicar de manera correcta; ser realista; y, en su caso, anticipar resultados. Ahora mismo, el indicador estrella de la pandemia, la incidencia acumulada a 14 días, no sirve a la estrategia, no está vinculado al objetivo, no comunica correctamente y, desde luego, no anticipa nada. Y, sin embargo, se emplea de forma constante, como se comunican las cifras de contagios diarios que tampoco, por ellas mismas, sirven de nada. Más bien al contrario, se está asustando innecesariamente a la población y se está ahuyentando al turismo, con cancelaciones masivas de británicos, franceses y alemanas, los principales mercados emisores. Resulta increíble que el mismo gobierno que negó la pandemia, que nos animó a salir y divertirnos hace un año y que pretende, ahora, que recuperemos la alegría de vivir, no esté empeñado en una comunicación positiva que permita, simplemente, captar a toda la población vacunada de Europa. Eso no salvaría la temporada turística, pero al menos aliviaría el dolor de empresarios y trabajadores del sector. Los números no mienten. Pero es muy fácil mentir con ellos.

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