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Opinión

SOL Y SOMBRA

La crisis del patriotismo español, según Unamuno

Varias reflexiones del filósofo tras la debacle de 1898 suenan plenamente actuales

Es la marca de los grandes pensadores: las intuiciones capaces de sobrevivir a su tiempo. Ocurre con muchas de las que que recoge La crisis del patriotismo (Sequitur), una breve pero potente recopilación de artículos donde Miguel de Unamuno da rienda suelta a sus frustraciones por la decadencia de España en los años finales del siglo XIX. “Hace ya tiempo que viene cumpliéndose en los sentimientos sociales, por lo que a la patria respecta, un curioso fenómeno que cabe llamar polarización, consistente en que van creciendo paralelos el sentimiento cosmopolita de Humanidad y el apego a la pequeña región nativa. El regionalismo se acrecienta de par con el cosmopolitismo, a expensas del sentimiento patriótico nacional, mal forjado por la literatura erudita y la historia externa. A medida que se ensancha la gran Patria Humana, se reconcentra lo que aquí se llama la patria chica o patria de campanario”, lamenta el autor.

Nuestro filósofo anticipa la pinza infernal que sufrimos en 2024, con España atrapada entre la cháchara buenista del globalismo y el discurso narcisista de los separatismos catalán, vasco y gallego. “Entre Castilla y Cataluña ha habido un lamentabilísimo y vergonzoso pacto tácito. La primera ha sido tributaria económica de la segunda, a cambio de que ésta sea tributaria política de ella, y siempre que los gobiernos, radicantes en Castilla e influidos por el ambiente castellano, han cedido a las exigencias económicas de Cataluña, o más bien de Barcelona, los catalanes, distraídos en su negocio, no se han cuidado de imponer en otros órdenes de la vida su manera de sentir ésta. Han vendido su alma por un arancel”, denuncia. ¿Les suena el conflicto?

Contra las taifas

El filósofo sueña con una Cataluña y un País Vasco que no aspiren a desgajarse de España, sino a contagiar a la nación virtudes propias. “Frente a todos los que en mi país se pronuncian contra la invasión de los maquetos, de los castellanos, decía: ‘¿Qué es eso de invasores? ¿No lo somos nosotros? Si no queréis ser invadidos, invadid; si no queréis que os absorban, absorbed; todo menos cerrar las válvulas y permanecer aislados'”, defiende. “Tened, además, en cuenta que hay que acabar y completar la obra de la reconquista española, desarraigando las taifas que aún nos quedan, extirpando el beduinismo”, añade. En esas seguimos, con escasa fortuna.

Unamuno lamentaba que se usase la expresión 'dar la vida por la patria' solo para quienes la perdían de manera violenta

Unamuno atisba incluso la victoria de la tecnocracia sobre el humanismo. “Es casi incuestionable que la sociedad progresa más que el individuo (…) Un buen piano mecánico es mejor que un mal pianista, y ya es algo, dado que los malos pianistas son los más, pero es muy inferior hoy a un pianista bueno”, señala. Una líneas antes nos advierte de los peligros de que las artes se vuelvan un negocio más, como el de las conservas. “Entre literatos es frecuente, como entre industriales, no ver en el hombre más que un productor en el sentido económico, no un hombre; tantas novelas o tantos dramas por año”, destaca.

La visión del libro es sombría pero animada a impulsar cambios: “Otras muchas falacias pueden citarse al respecto, y entre ellas la de reservar la frase de ‘dio su vida por la patria’ para aquel a quien se la arrebataron violentamente mientras sostenía, con las armas en la mano, el partido que el Gobierno de su patria le mandó sostener, como si no diera también su vida por la patria aquel que la consume día a día en servicio de su cultura y sus prosperidad”. Don Miguel piensa que a España le sobra testiculina y aspira a una país con más hombres de cultura que de cuartel. Lo que nunca sabremos es que habría escrito de nuestro país actual, sobrado de tecnócratas domesticados y huérfano por completo (o casi) de personas dispuestas al sacrificio.

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  • S
    stoicus

    Pues hombre, qué quiere que le diga: En un montón de cosas es posible que a Unamuno haya que escucharle. Probablemente en otras, no. Como descendiente de carlistas e isabelinos, la Arcadia ilustrada de los vascones puedo decirle que no existió jamás. Como descendiente de vascos que salieron de allí para ganarse las habichuelas que en esa zona paupérrima no podían le diré que ellos abominarían de lo actual.
    Como habitante de esta España, le diría que los bebeberes, benimerines y demás mentalidades que Unamuno atribuía al resto de España, ahora sí están en su plenitud fanática en Vascongadas.
    Unamuno hijo de su tiempo con la soberbia intelectual de quien creía poseer el arcano y a lo más que llegaba era a Zugarramurdi y sus nieblas frente a la honestidad de Baroja.
    Pero escribía bien, eso sí.

  • V
    vallecas

    España está aún peor. El mal está dentro. No hay enemigos exteriores mas letales que los propios.
    "Soy Republicano Español. Soy un socialista Español. La historia fue la que fue, me interesa la España futura. En Cataluña se debe hablar Español, Catalán e Inglés, Todo el mundo trilingüe, Español lengua vehicular en toda España"
    ¿Por qué las afirmaciones anteriores no son posibles en la España actual?
    ¿Por qué no hay un partido de izquierdas que defienda esto?
    Y no me digan que es incompatible.

    Como le decía, estamos peor que nunca.

    • V
      VOPOCO

      Desde hace poco sí lo hay: Izquierda Española
      https://izqesp.es

  • T
    Tamaratamaral

    La leyenda negra ha sido interiorizada por la mayoría de los españoles..De ello se aprovechan los separatistas de todo pelaje..Increíble ese ministro de cultura catalán llamando genocida al imperio español..mientras no lo dicen de otros imperios que si lo fueron: el francés, y sobretodo el inglés Los catalanes que quieren apoderarse de territorios colindantes como es Valencia y Baleares

  • N
    Norne Gaest

    Un país sobrado de tecnócratas domesticados, sí, y de progresismo buenista pero sinverguenza e insensible, y sobrado de embaucadores, y de cobardía. Los artículos de hoy de Juan Abreu y Rosa Martínez expresan mejor que yo lo que puedo decirle. Yo lo dejo ya que tengo que ir al dentista.