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Opinión

La crisis financiera y el camino de perdición del Banco de España

La crisis financiera y el camino de perdición del Banco de España

¿Cuándo comenzó a torcerse el Banco de España? Difícil poner un punto de partida al proceso de degradación que ha llevado a una institución antaño respetada -coronada por un servicio de estudios de primer nivel- por la mayoría y temida por casi todos, desde luego por los capos de la banca y las cajas de ahorros, a deslizarse por la pendiente de la mediocridad abrazada a la subcultura de la falta de rigor, el escapismo, y el yo no fui que fue Machín. La comparecencia esta semana de Rodrigo Rato y Pedro Solbes ante la comisión que investiga la crisis financiera en el Congreso ha vuelto a poner en evidencia lo ya sabido: que el BdE es el primer responsable de la quiebra del sistema de Cajas y de escándalos tan llamativos como la salida a Bolsa de Bankia o la más reciente venta del Popular. Años en coplas, como la Dolores. Años abochornado como “policía” de un sistema financiero que permitió la proliferación del crimen ante sus propias narices. Al hablar de la responsabilidad del BdE nos referimos naturalmente a la de sus gestores, con el gobernador y subgobernador encabezando la lista, incapaces de cumplir con su obligación. Ninguno de ellos está en la cárcel por el daño infligido. Todos siguen vivaqueando tan ricamente, bajo la protección del establishment.

Columna vertebral de aquella antaño respetada institución era el cuerpo de inspectores adscrito a la Dirección General de Supervisión (DGS), cuerpo al que se entraba tras superar una oposición francamente dura. Los inspectores destacados en las entidades bancarias eran quienes, con los informes que redactaban tras finalizar su labor, provocaban el pavor de presidentes y consejeros delegados, obligados a dedicar tal o cual cantidad de millones para provisionar tal o cual cifra de créditos de dudoso cobro. Han sido los informes de algunos de estos inspectores, con las recomendaciones de actuación que los señoritos del BdE se pasaron por el arco del triunfo, los que han estado a punto de llevar a la cárcel a los Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) y los Javier Aríztegui de turno. El susto ha sido morrocotudo. Y han aprendido la lección, ellos y sus sucesores al frente del caserón de Cibeles. De diluir su responsabilidad se va a encargar a partir de ahora ese ente de razón que es el Banco Central Europeo (BCE), una bomba de relojería con patas. Por ahí ya no hay peligro. El cabo suelto pendiente es el de los inspectores. Hay que atar en corto a esos chicos tan revoltosos. Desactivar esa espoleta. Anular a los inspectores para que dejen de tocar los cojones al MAFO de turno. En ello están.

Dentro de poco el BdE podría estar lleno de perfectos zoquetes con un estupendo dominio del inglés

¿Cómo? Convocando algo parecido a una oposición que en realidad no lo es, sobre todo si se comparara con la prueba tradicional. Así, se han convocado 45 plazas de “inspector” de entidades de crédito eliminando el primer ejercicio, tradicionalmente muy exigente, que se sustituye por una prueba de conocimientos psicotécnicos parecida a la que se exige para entrar en las universidades norteamericanas, que corregirá una empresa externa. El antiguo examen de Contabilidad y Sistema Financiero ha sido sustituido por otro con un temario mucho más reducido. El último requisito es una aleatoria "valoración de méritos" que no está definida y que puntúa nada menos que un 25%, en la que se habla de "flexibilidad", "trabajo en equipo" y frivolidades semejantes. Naturalmente, el dominio del inglés cobra una gran importancia, por encima incluso de los conocimientos de contabilidad, por lo que dentro de poco el BdE podría estar lleno de perfectos zoquetes con un estupendo dominio del inglés, ello cuando la tecnología de traducción simultánea es ya una realidad que puede convertir en obsoleta esa obsesión por los idiomas.

Por primera vez se convocan, además, 21 plazas de “especialistas en supervisión bancaria” a quienes el BdE ha decidido no denominar “inspectores” en base al criterio de que no van a estar asignados en principio a la DGS, sino a la de Estabilidad Financiera, y que van a entrar sin una oposición digna de tal nombre. Pero, ¿dónde encontrar un especialista en supervisión bancaria fuera del BdE? Parece cosa de chiste. Por segunda vez se han convocado 12 plazas de “especialistas en medición de riesgos bancarios de crédito” (cálculo de recursos propios en el sistema IRB), algo que ha sido siempre tarea de los inspectores en colaboración con economistas titulados del propio BdE. A la primera convocatoria se presentó gente que figuraba como contratada temporal en el Banco y que fue examinada por sus superiores jerárquicos, que configuraron los exámenes y los corrigieron en flagrante anomalía vetada en la administración pública. En suma, fueron plazas diseñadas a medida de quienes se quería contratar, todo ello disfrazado con una serie de exámenes ad hoc y bastante inglés. Aunque las plazas vuelven a abrirse al exterior para dar apariencia de concurso abierto, en realidad se repite la farsa con la presentación de gente amiga y conocida del tribunal examinador. Se han convocado, en fin, 6 plazas de "especialista en modelos de medición de riesgo de mercado", algo que también han hecho siempre los inspectores, y con los mismos procedimientos de acceso que en el caso anterior.

El BdE se esconde tras el burladero del BCE

Conviene decir que estos novedosos procedimientos de acceso al BdE han venido siendo los habituales, incluso sin ningún tipo de examen, en el caso del departamento jurídico (responsable ni más ni menos que de elaborar los requerimientos a bancos y cajas en base a los informes de Supervisión, lo que en parte explica el descarrilamiento de nuestro sistema financiero), el de recursos humanos, obras y contrataciones, etc., amén de distintos “especialistas” que acceden al Banco como “expertos” y que verdaderamente terminan siéndolo, pero sólo después de que la plantilla del BdE les haya enseñado a serlo.

A la hora de explicar los cambios introducidos en la selección de sus especialistas, el BdE se esconde tras el burladero del BCE. En efecto, después de que Luis de Guindos mostrara a Luis Linde, gobernador de la cosa, su preocupación por las denuncias efectuadas por miembros de la Asociación de Inspectores del Banco de España (a la que pertenece el 90% del cuerpo) ante la citada comisión que investiga el rescate bancario, Linde remitió al ministro el “publirreportaje” distribuido internamente a toda la plantilla, en el que venía a enfatizar que el nuevo sistema “se adapta completamente al proceso que el BCE emplea para seleccionar a los supervisores europeos y que le permitió poner en marcha el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) en el año 2014, contratando en un año a mil empleados entre los que se encuentran los 79 inspectores que el BdE aportó para la constitución del mismo”. El gobernador y su tropa consideran que la oposición a través de la cual se ha venido seleccionando a los inspectores de entidades de crédito (también a los técnicos y a la mayor parte del personal administrativo) era un procedimiento largo y farragoso que, tras un duro examen teórico, exigía un máster de larga duración y mucha experiencia práctica antes de que el inspector pudiera empezar a volar cual temible halcón sobre los inocentes bancos y banqueros.

Los inspectores creen, por el contrario, que los nuevos requisitos simplemente encubren el deseo de los gerifaltes de evitar testigos incómodos de sus fechorías

Linde cree que este sistema “que requiere cerca de dos años desde la convocatoria de oposición a la toma de posesión, ha sido eficaz en el pasado”, pero ya no vale para “cubrir las necesidades de reposición que se deriva del MUS”, lo que ha forzado al banco, Estatuto de Autonomía mediante, a “adaptar el concurso-oposición con el objetivo de concluirlo en 9 meses en vez de en 20” y al mismo tiempo “complementar el único criterio de selección empleado, el conocimiento teórico y técnico, con otros exigidos por la integración de la supervisión en el MUS”. Además, y para “cubrir las otras funciones de supervisión” distintas a las realizadas por los inspectores, el BdE “ha decidido acudir al procedimiento de concurso, seleccionando profesionales ya formados con un mínimo de cinco años de experiencia previa y con un dominio completo del inglés para que puedan ser operativos de inmediato”. Los inspectores creen, por el contrario, que los nuevos requisitos simplemente encubren el deseo de los gerifaltes de evitar testigos incómodos de sus fechorías, sustituyendo a los inspectores de siempre por chicos bien mandados. Una derrota del rigor. Un triunfo de la laxitud, de graves consecuencias futuras. Cada vez menos bancos, cada vez más poderosos.

Linde, como MAFO, también “pasaba por allí”

Es el mayor cambio introducido en el sistema de oposiciones al BdE en décadas. El primer ejercicio del proceso para cubrir las 45 plazas de nuevos inspectores ya está corregido. Las bases de la convocatoria especifican que el 70% de los presentados superarán la prueba, método infalible para que a la última (la subjetiva “valoración de méritos”) lleguen seguro los que tú quieras que lleguen. En la vieja oposición, menos del 10% de los presentados superaban la criba inicial de la Prueba General de Suficiencia (contabilidad, matemática financiera, derecho mercantil y sistema financiero). Los cambios, por lo demás, los realiza una Comisión Ejecutiva (gobernador Linde, subgobernador Alonso, y consejeros Salas y Eguidazu) que en su mayor parte está de salida (en primavera se eligen nuevo gobernador y subgobernador), cuando lo lógico hubiera sido esperar que fueran los futuros directivos quienes decidieran sobre los procesos de acceso. ¿Por qué tales prisas, cuando el MUS lleva ya años funcionando? ¿Por qué ha de ser necesariamente bueno alinear los procesos de selección del BdE con los del BCE? A fin y al cabo, ¿quién paga el rescate de los bancos españoles? Naturalmente que los contribuyentes españoles, al menos mientras no esté listo, y nadie sabe cuándo lo estará, el Fondo de Garantía de Depósitos Único Europeo.

Linde se ha defendido tildando a sus subordinados (“La absurda guerra de los inspectores”, Actualidad Económica, 21/12/2017), de “lanzar acusaciones contra su institución y contra el Mecanismo Único de Supervisión del BCE”. Ni una sola explicación plausible. Como en el caso del tristemente célebre MAFO, él también “pasaba por allí”. Eso sí, se ha empeñado en derribar ese último reducto de rigor que es la Inspección mediante el método de devaluar la prueba de acceso, la calidad y capacidad de trabajo de los nuevos inspectores, de modo que sean chicos bien mandados que no den disgustos y nos permitan una jubilación tranquila. Hemos advertido seriamente a estos tipos de la Asociación, pero no se asustan… ¿Qué podemos hacer? Irlos diluyendo de forma paulatina, abriendo la puerta a la contratación de 100 personas a dedo, de modo que en apenas dos años la mitad de la plantilla nos deba el cargo. Y así te evitas que cuando surja un conflicto serio, una nueva quiebra bancaria, salga un par de inspectores –caso de los peritos de Bankia- dispuestos a llevarte a la cárcel porque no has hecho lo que debías, porque te limpiaste el trasero con sus informes. Mientras tanto, continúa el desfile de Ratos, Solbes y Salgados por el Congreso para, con total desparpajo, contarnos lo que ya sabemos: que la crisis financiera pudo haberse evitado si los Gobiernos y los gobernadores del BdE hubieran cumplido con su deber. Las carcajadas de MAFO se escuchan nítidas en la Estaca de Bares.  

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