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Opinión

Sociedad post-covid

Una mujer protegida con mascarilla en una calle de Sevilla.

El futuro depende lo que hagas hoy.” Mahatma Gandhi

Isabel comprueba el nivel de carga de su coche en la app del móvil mientras se toma el café. Hoy es jueves, el día que tiene asignado para reuniones con clientes. Aprovecha ese momento para actualizar la cesta con las compras de última hora y fijar la hora de entrega. Hace ya algún tiempo que, para los productos de droguería, sustituyó a Amazon por la tienda del barrio, que no tuvo más remedio que adaptarse ante la presión de los gigantes de Internet. La panadería también ha regresado a la distribución física, casa a casa, portal a portal, tal y como ha ocurrido siempre en la España rural.

La decisión de la comunidad de vecinos de poner cajas de entrega en el portal fue muy discutida, pero resultó de vital importancia para los pequeños proveedores del barrio, que dejan las mercancías en cada uno de ellos gracias al código que el cliente les ha proporcionado, y que activan, también ellos, desde una app. La desconfianza fue difícil de vencer, al fin y al cabo nadie garantizaba que quien dejase un artículo no se llevase otro. Pero los primeros interesados en romper esa barrera fueron los propios comercios locales, que, con la ayuda de la Secretaría de Estado de Transformación Digital, desarrollaron distintos protocolos para garantizar la seguridad. Un cargo en PayPal al finalizar la jornada, cuando el cliente debería ya haber recogido los productos, cierra la transacción.

Toneladas de CO2

La eliminación del dinero físico fue considerada por todos, salvo algunos bárbaros irreductibles, como un enorme progreso; aunque la afloración de dinero negro fue menor que lo esperado, y la economía sumergida sigue su curso gracias a los monederos electrónicos (un amigo inversor le señaló que el impulso definitivo al bitcoin y resto de criptodivisas fue esta decisión consensuada por los gobiernos y los bancos centrales). El Gobierno se muestra feliz porque ya no existe transacción económica que escape a su control, al volcarse diariamente toda la información en sus servidores.

Antes de salir, Isabel comprueba los ajustes energéticos de la vivienda; no le hizo ninguna gracia que, el mes pasado, su nombre apareciese en el listado de vecinos poco sostenibles que la delegada de zona del Ayuntamiento para Sostenibilidad y Eficiencia Energética publica para dar cuenta del gasto en cada vivienda. Ser buena vecina es lo que tiene, pensó. La delegada tiene acceso, por ley, a los datos de consumo en tiempo real, permitiendo un control exhaustivo del gasto en electricidad que facilitó un ahorro de varios millones de toneladas de CO2 en el barrio. Esa buena conducta les valió el premio a la mejor comunidad sostenible de su ciudad el pasado año, algo que muchos, como ella, llevan con cierto orgullo.

En la sede central de de su empresa llegaron a coincidir más de 1.300 trabajadores, pero hoy permanecen en ella poco más de veinticinco

Isabel deposita la mascarilla recién lavada en el departamento estanco de la funda de su portátil. Verifica que la segunda se encuentra en la bolsa de plástico en la guantera del coche, y arranca camino de la oficina que le han asignado. En la sede de su empresa llegaron a coincidir más de 1.300 trabajadores, pero hoy permanecen en ella poco más de 25. La mayor parte, como Isabel, trabaja desde casa, aunque algunos han sido reasignados a oficinas temporales, al no poder disponer de un espacio adecuado en casa. Son los menos. En la videoconferencia de ayer le comentaron que menos del 10%.

Lo cierto es que echa de menos el café con sus compañeros, pero no lo es menos que, a cambio, sabe cuándo acaba la reunión, algo que la ausencia de contacto físico en una sala de reuniones ha mejorado notablemente. La decisión de prescindir de un edificio representativo como sede de la empresa no fue fácil, pero tampoco traumática. Ahora, y tras los acuerdos de la empresa con el proveedor telemático, la compañía de la luz y la de seguros, Isabel cuenta con un bono en su nómina que especifica esos gastos, además de los de comida. Lo más complicado fue convencer a Hacienda de que no computaran como salario, pero la transformación digital de la Administración central llegó en primer lugar a este ministerio, y el acuerdo, aunque farragoso, fue fruto de la necesidad. La simplificación de la declaración de la Renta fue fundamental en el proceso, y la consignación electrónica de esos gastos en el volcado automático de los haberes de Isabel en los servidores de Hacienda no deja lugar a dudas.

Ventilación forzada

Las reuniones de hoy serán, cada una de ellas, con un máximo de dos clientes, y sólo le llevarán tres horas. El espacio señalado está en las afueras de la ciudad, tiene plazas de aparcamiento para todos los asistentes y pequeños ascensores individuales ultra rápidos, que dejan a cada uno en la planta adecuada en un máximo de ocho segundos tras comprobar su temperatura corporal. Esa es una de las razones por las que se mantienen las reuniones físicas, al quedar siempre un registro de cada empleado. La empresa propietaria del edificio tuvo que hacer modificaciones sustanciales en la división interna de cada planta, de forma que la modularidad es ahora la norma y puede habilitar salas con una capacidad de hasta 15 personas respetando el espacio interpersonal.

Junto con el sistema de ventilación forzada, los filtros HEPA y la higienización automática con ozono entre cada reunión, Isabel sabe que puede estar tranquila. Un display señala en el ascensor, de acuerdo con la nueva Ley de Salud Laboral y Espacios de Trabajo, que el número de contagios por la covid en el último mes ha sido de cero. No recuerda ya cuándo fue la última vez que la pantalla indicó una cifra distinta. Claro que hubiese sido mejor con una vacuna, pero lo cierto es que las medidas de protocolo social están dando buenos resultados, el menos en el terreno laboral. Se compadece de las familias con niños, porque lo de ir al colegio una semana sí y otra no está siendo agotador para los padres; desde el Ministerio dicen que los niños se han adaptado perfectamente, y que prueba de ello es la mejora en los resultados académicos, que se valora en casi dos puntos desde antes de instaurarse los sistemas de presencia virtual.

De vuelta a casa, la radio le cuenta que la recuperación económica es un hecho. Parece que, esta vez sí, el PIB superará ligeramente al de 2019.

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