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Opinión

O 'Copa del lehendakari' o final sin pitidos a Felipe VI y al himno

Jugadores del Athletic de Bilbao celebrando un gol en San Mamés.

Imaginar es gratis. Imaginemos. Era bastante probable que la final de la Copa del Rey de este año, entre Athletic de Bilbao y Real Sociedad, estuviera marcada por la ya casi tradicional pitada al himno nacional y a Felipe VI. Con tantos vascos, muchos de ellos independentistas, reunidos en el estadio sevillano de La Cartuja y en un 18 de abril de ecos republicanos (no es el 14, pero por poco), la cosa estaba hecha. 

Como cada uno de los clubes vascos dispone de 21.000 entradas para el partido, unos 42.000 aficionados de Euskadi se desplazarán a la capital hispalense para disfrutar del fútbol y, de paso, para colaborar con los lugareños a anticipar una semana la Feria de Abril. Flamenco y aurreskus fusionados por una misma causa. Fiesta salvaje a ritmo de guitarras y txalaparta. Rebujito y txakolis regando las calles. Un negocio redondo para los hosteleros sevillanos y las agencias de viajes vascas.    

Sin embargo, el coronavirus ha llegado para impedirlo. Gracias a esta enfermedad que todo lo cambia, tal vez también el fiestón previsto acabe en fracaso. No es tan descabellado. Es una posibilidad que cada día parece más factible. Este mismo lunes la consejera de Turismo del Gobierno vasco, Sonia Pérez, no descartaba que la propagación del virus acabe afectando a la final de Copa.

Como la 'Champions'

En la Federación Española de Fútbol optan por la cautela para que no cunda el pánico, pero ahora mismo se barajan todos los escenarios. Los precedentes de partidos tan relevantes como las eliminatorias de Champions League que se juegan estos días no resultan demasiado halagüeños. Muchos empiezan a pensar, o incluso a desear, que la final más abertzale puede quedarse en un partido a puerta cerrada, sin pitos al Rey y al himno. Sería lamentable ver algo así y un aplazamiento parece más lógico, pero en la España de 2020 ya todo es posible.

El caso es que en los días previos a las semifinales, el presidente del PNV, que como tal solo puede ser aficionado del Athletic, Andoni Ortuzar, aseguraba que si los dos equipos vascos llegaban a la final "sería una maravilla" y bromeaba diciendo que "podríamos cambiarle el nombre y ponerle 'la Copa del lehendakari".

Más allá de los sueños indepes, la realidad es que la final de Copa promete emociones fuertes incluso sobre su propio formato. Tarde o temprano, en las próximas semanas las autoridades tendrán que decidir:Copa del lehendakari o final sin público y, por ende, sin pitidos a Felipe VI y al himno.  

La conexión saudí

Entretanto, aseguran medios sevillanos que los hoteles de la capital hispalense ya están llenos para esas fechas gracias a las múltiples reservas provenientes del País Vasco. Todavía no consta ni se ha podido comprobar si a la final de Copa asistirá algún miembro de la Casa Real de Arabia Saudí. No sería extraño porque, gracias a ese invento tan audaz del siempre ingenioso Luis Rubiales, los dos finalistas disputarán, previsiblemente junto a Barça y Madrid, la próxima Supercopa en tierras saudíes en enero de 2021.

Si la inefable Corinna zu Zayn-Wittgenstein sigue largando y los fiscales suizos investigando, quizás nuestro rey emérito acabe exiliado por aquellas tierras donde atesora amigos tan generosos. ¿Imaginan a Juan Carlos I sentado junto al príncipe heredero de Arabía Saudí, Mohamed bin Salman, presidiendo los partidos de la Supercopa? Por ahora son solo eso, imaginaciones.

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