Quantcast

Opinión

La conjura de los mentirosos

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribero.

Pedro Sánchez tiene una extraña relación con la verdad. No habría que dar muchas más explicaciones sobre alguien que hizo con su tesis lo que toda España conoce. Pero es así, su relación con la verdad, los hechos y los números es muy extraña. O, mejor dicho, es inexistente. Su última intervención televisiva, tan desvaída y cansina como las anteriores, transcurrió a caballo entre la mentira y el chantaje

No se puede aceptar que un presidente diga que no tiene plan B más allá de que pasado mañana el PP le prorrogue o no el estado de alarma. Resulta inaceptable -inmoral, dice Pablo Casado y dice bien-, que asocie la prórroga del estado de alarma a la suerte de millones de parados atrapados en los ERTE, autónomos o familias con todos sus miembros desempleados. Sólo desde la inseguridad y mala fe se puede hacer esto, y por esto mismo Casado haría bien en apretarle mañana todo lo que pueda. Y hasta donde pueda, porque el PP ha de saber que la máquina de la propaganda está dispuesta para culparle de todos los males de la pandemia si la prórroga del estado de alarma -de excepción, en realidad-, no sale adelante.  

PP, más cerca de la abstención

Este lunes, Casado no hizo más que amagar con no apoyar la prórroga, y ya le están echando encima los miles de muertos que se ha llevado el virus. El ministro Ábalos no da más opción: o la alarma o el caos. Y Pablo Echenique, con su habitual gesto funerario no ha podido ser más explícito: o apoya la prórroga o será el responsable de miles de muertes. Que se prepare el presidente del PP si va a hacer lo que parece. Casado no la va a apoyar, pero en el momento de escribir estás líneas estaría más cerca de la abstención, y eso, con que haya más síes que noes bastará para unos días más en estado de alarma. Aun siendo así, Sánchez se encontrará en las más absoluta soledad, sólo con el apoyo de Podemos. Y esa foto le va a hacer daño.   

Creo que estamos relajando muy pronto los rigores del confinamiento. Nos falta seguridad e información precisa del alcance real de la pandemia. El plan B bien podría consistir en hacer test masivos a la población para tener un mapa epidemiológico esencial para salir de esta crisis. El plan B bien podría desvincular el estado de alarma de las medidas de protección social. Un dirigente instalado en la mentira y, sobre todo, en la soberbia, es un peligro con una herramienta como el estado de alarma, que le vale para otras cosas propias de un gobernante autárquico, inseguro, cambiante y asentado en el sospechoso vocabulario de la 'nueva normalidad'. 

Ahora habla de la cogobernanza como antídoto para rebajar la tensión en las autonomías. Pero ya no puede engañar a nadie, y por eso Miguel Ángel Revilla tenía toda la razón cuando la semana pasada se quejaba en el Senado porque no pintan nada. Textual: “Es un fracaso, no pintamos nada”. Cuesta entender y aceptar que Sánchez despreciara con su ausencia la última comisión general de las comunidades autónomas y apele a la cogobernanza.

Teresa Ribero, en la gama alta de la manipulación

Pero Sánchez no está solo. En una forzada entrevista de la vicepresidenta Teresa Ribera en el periódico global hemos podido confirmar que el sentido del ridículo es inexistente. Y el de contención también. ¿Cómo ha llegado a vicepresidenta una señora que afirma que nos está costando entender que es importante responder unidos a la crisis? Me pregunto si esta señora sabe lo que hace este país todos los días a las ocho de la tarde. Si lee los periódicos, si está atenta a las intervenciones de su presidente o quizá se duerme en los consejos de ministros. Cómo se puede apelar a las bondades de la unidad quien pertenece a un Gobierno que desprecia a la oposición y a los presidentes autonómicos. Que le hable de unidad a los Núñez Feijóo, a Urkullu, a Page o a Torra. Todos se enteran por la prensa de sus planes. El "no pintamos nada" de Revilla es el de todos los presidentes regionales que tragan porque no tienen más remedio. 

Hay que estar muy seguro, o segura, de que el personal es idiota para afirmar rotundamente que el Gobierno “ha estado en la gama alta de aciertos y en la baja de errores”. Y lo dice tras las manifestaciones del 8M, sin que el Gobierno fije posición sobre el uso de las mascarillas, sin que se hagan los test anunciados, mientras aumentan los sanitarios contagiados en más de 40.000 y son innumerables  las rectificaciones entre ministros socialistas y comunistas. Por no hablar del ninguneo a los empresarios. ¡Pero si el Gobierno ha iniciado lo que llama 'desescalada' sin aclararnos cómo se pasa de una fase a otra! 

Extremadura, 460 muerto; Alentejo, 1

Cómo puede la vicepresidenta decir semejante trola perteneciendo a un Gobierno que fue avisado reiteradamente por organismos internacionales de lo que se nos venía encima. Nos debería dar vergüenza ver lo que ha sucedido en el Alentejo portugués, con un muerto por el virus, y los 460 fallecidos en Extremadura. ¡En la gama alta de la estulticia, vicepresidenta en tránsito!  No se engañen, la nueva normalidad es esto, deformar la realidad, torcer los hechos. Creer que están gobernando a idiotas. Lo que, según los días, pudiera ser verdad.

Si como dice Pablo Casado hay legislación suficiente en leyes orgánicas como la de Salud Pública o la Seguridad Nacional que permitan centralizar el mando único sanitario o limitar la movilidad, el PP no debería apoyar la prórroga que pide Sánchez. Y si la apoya o la facilita que ponga condiciones, luz y taquígrafo, porque lo volverá a engañar y a ningunear. El estado de alarma es su salvavidas político mientras la democracia se desgasta, la Justicia se debilita y la Prensa es maltratada. Decía al principio que Sánchez tiene una extraña relación con la verdad. Se me olvidó añadir que también con la libertad.   

En el Quijote está escrito. Bien vengas mal, si vienes solo. No caerá esa breva. Llegan en aluvión. Y en la gama alta del despropósito.    

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.