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Opinión

Ciutadans 2023: La hora de volver a asumir riesgos

No veamos esto solo como una pugna entre Inés Arrimadas y Edmundo Bal. Intentemos trascender a las personas, aunque estas sean imprescindibles.

Edmundo Bal e Inés Arrimadas
Edmundo Bal e Inés Arrimadas Europa Press.

Acaba un año y empieza otro nuevo. Se cierra un ciclo y se abre el siguiente. La Navidad es una época habitualmente tranquila que intentamos dedicar al reposo, la familia y, en fin, a recuperar energías. Sin embargo, en estos días se desarrolla un evento que podría tener mucha trascendencia en el devenir político de España y que quizá no despierte suficiente atención y análisis mediático: las primarias de Ciudadanos y su congreso posterior.

Es sabido que Ciutadans nació en 2006 a partir de una asociación creada al efecto promovida por un grupo de intelectuales para intentar frenar la deriva separatista en Cataluña. Albert Boadella, Francesc de Carreras, Arcadi Espada, Félix Ovejero… gente del mundo de las ideas que no podían seguir al margen de lo que veían en la Política. Personas que hoy continúan como referencia. Creo que ni Nostradamus hubiera previsto entonces la coyuntura política casi dos décadas después: que la polarización política extrema y la grave crisis institucional se han trasladado al resto de España. El Parlament y el Congreso de los Diputados como parte del problema, no de la solución.

Tuve la suerte de participar en el surgimiento de Cs en Barcelona. Fueron momentos de duda, de intensos debates, de enfrentamientos personales (por qué no decirlo) y de incertidumbre, pero también de idealismo, ilusión y de encuentro con personas con las que compartir un proyecto. La cosa salió adelante y obtuvimos tres diputados. Albert Rivera, Pepe Domingo y Antonio Robles irrumpieron en el oasis nacionalista para dar voz a los que no la teníamos y para que algunos escucharan lo que no querían oír.

Posteriormente hubo altibajos, pero Ciudadanos sobrevivió y años después consiguió ser el partido más votado en unas elecciones autonómicas catalanas, con Inés Arrimadas como candidata, y expandirse al resto de España de forma efectiva y no solo testimonial. El éxito, una vez más, precedido de momentos de duda, intensos debates, enfrentamientos personales e incertidumbre.

El aparato del PSOE intentó hacer lo mismo con Sánchez, pero este recuperó posiciones y ahora nos preside a todos. No me extenderé porque me aburre hablar del PP y del PSOE

Este segundo avance de Ciutadans se produjo en el contexto de una crisis del bipartidismo y del modelo político de la transición en la que aún nos encontramos y que el partido podría ser clave para resolver. Era difícil verlo claro entonces, ahora es más evidente, y se tomaron decisiones que provocaron una sucesión de fracasos electorales. Hoy toca levantarse de nuevo.

Se dice que nadie aprende en cabeza ajena, pero es mentira. Los barones territoriales del PP fulminaron hace no mucho al líder elegido en su congreso. Años antes, el aparato del PSOE intentó hacer lo mismo con Sánchez, pero este recuperó posiciones y ahora nos preside a todos. No me extenderé porque me aburre hablar del PP y del PSOE. Sí quisiera mencionar a UPyD.

Hubo en UPyD dos candidaturas para suceder a Rosa Díez cuando el partido atravesaba una profunda crisis. Gente válida, con experiencia y que aún recuerdo con aprecio en ambas candidaturas. Una candidatura era más continuista con la línea anterior y la otra más rupturista. Una proponía algo de cambio y la otra un cambio mayor en el liderazgo y la línea política. Algunos veían diferencias ideológicas entre ambas candidaturas, pero eran mínimas. Estábamos eligiendo personas y, sobre todo, cuánto se apretaba el acelerador que debía impulsar el cambio.

El caso es que ganó, por poco, la candidatura que proponía menos cambio, ese cambio no fue suficiente y UPyD acabó en liquidación. Quizá a algunos les resulte ofensivo, improcedente o incluso insidioso plantear un paralelismo entre lo que pasó en UPyD y lo que ahora podría pasar en Cs. También es posible que la candidatura perdedora tampoco hubiera podido reflotar el partido. Pero hoy, solo puedo recomendar a mis compañeros de Ciudadanos que apretemos el acelerador. Es la hora de volver a asumir riesgos.

Los líderes políticos deben competir por conseguir influencia dentro y fuera de su partido. Somos adultos y esto no debe sorprendernos, asustarnos o entristecernos. Es bueno y necesario que sea así. Es inevitable que en medio de un debate algunos pierdan las formas, aunque sea feo nos recuerda que somos humanos. Pero no veamos esto solo como una pugna entre Inés Arrimadas y Edmundo Bal. Intentemos trascender a las personas, aunque éstas sean imprescindibles.

Me gustan los mensajes de integración que ambas candidaturas han enviado. Los considero sinceros y en la dirección correcta. Pero lo que es más importante es que sean realmente efectivos

A falta de que se produzcan los debates entre candidaturas, tampoco veremos ningún debate ideológico de envergadura, que si acaso para eso está el congreso. No conviene confundir ideología con estrategia. Cs necesita un cambio real, no tutelado, y creo que la candidatura de Edmundo Bal encarna la combinación de osadía, ruptura con el pasado y experiencia que precisa este nuevo ciclo.

La candidatura ganadora tendrá la mayoría de los votos, pero deberá trabajar para todos los afiliados. Me gustan los mensajes de integración que ambas candidaturas han enviado. Los considero sinceros y en la dirección correcta. Pero lo que es más importante es que, en su momento, sean realmente efectivos. Ciudadanos debe salir fortalecido de sus primarias y su congreso. Nos jugamos mucho, España se juega mucho: que Cataluña vuelva a ser parte de la solución y no del problema.

Por Enrique Normand. Médico y exdiputado autonómico en la Asamblea de Madrid del grupo parlamentario de UPyD.

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