Opinión

Campeonas unidas

Récord de audiencia del España-Inglaterra femenino: 5,5 millones de espectadores (65,7%)
Selección española de fútbol EFE

El mundo celebraba hace una semana apenas el triunfo de la selección española de fútbol femenino. Las campeonas eran portada en todos los diarios tras un logro histórico, algo aguado para la protagonista de los goles de la victoria, Olga Carmona, al conocer la pérdida de uno de sus pilares vitales, su padre. Sorprendidos por la actitud cercana de la Reina Letizia, saltando con las jugadoras para celebrar la victoria. Esa emoción por el gran triunfo deportivo de la selección, pasó a un tercer o cuarto plano ante la irrupción del caso Rubiales, que saltó a la portadas de medios de prestigio de todo el mundo.

No tanto por el beso en sí, que dice mucho de cómo es este personaje, sino por su actitud de negar la mayor, de no reconocer una actitud totalmente silenciada en tantas y tantas grandes o pequeñas empresas en las que los jefes se creen con derechos impropios sobre sus trabajadoras. Zafarse de una situación así, siendo anónima y sin recursos, a riesgo de perder el trabajo, es toda una odisea vital. Con relación a toda esta polémica, a mi parecer lo realmente importante es que 'un pico' que, enmarcado en la emoción de gloria del momento, parece inofensivo, ha provocado una reacción en tromba tanto de jugadoras, deportistas, políticas y un sector de la sociedad para denunciar que ese no es el camino.

No consentido

Sin duda esta reacción es la que, ojalá, va a ayudar a muchas otras que lo sufren en silencio, el acoso sexual en el ámbito laboral a sentirse respaldadas, a encontrar apoyo para salir de ahí, para cobrar fuerzas y apoyos, para afrontar esas situaciones. El espejo de las referentes, de estas jugadoras que han hecho historia sirve para esas niñas que quieran dedicarse profesionalmente a un deporte copado por hombres, por actitudes machistas que siguen vigentes sin que a veces sean conscientes de ello. De igual manera que el beso no consentido sirve de ejemplo para no tolerar otro tipos de abusos de poder.

Sin duda esta reacción es la que, ojalá, va a ayudar a muchas otras que lo sufren en silencio, el acoso sexual en el ámbito laboral a sentirse respaldadas, a encontrar apoyo para salir de ahí, para cobrar fuerzas y apoyos, para afrontar esas situaciones

"Es inaceptable. Se acabó", publicaba en sus redes la balón de oro Alexia Putellas; "Vergüenza ajena", afirmaba el futbolista Iker Casillas, mientras hasta en cinco ocasiones, con aplomo y rotundidad afirmaba Rubiales que no iba a dimitir, en su intervención de este viernes ante la cúpula de la Federación y, lo que es más importante, ante a sus tres hijas a las que mencionó. Es de una obviedad aplastante que si este sujeto, frente a la Reina y frente al mundo, da un beso en la boca a una jugadora, es que no ve ningún tipo de problema en ello. Si el protagonista del hecho hubiera salido al minuto con un simple vídeo en sus redes sociales a disculparse con la jugadora -aunque para él, este 'pico' no implicaba nada sexual- y a reconocer que se había equivocado, sin esparcir culpas a las feministas radicales o a los políticos de izquierda, a responsabilizarse de sus actos y a sintonizar con lo que la inmensa mayoría de la sociedad le estaba diciendo, habría sido más oportuno y beneficioso para él tanto en el terreno personal como en el profesional. Además, reconociendo su patinazo, habría frenado ese boomerang generalizado que calificaba él mismo como 'asesinato social'.

Cinco días después de un escándalo evitable de generar mala imagen en el fútbol español, las campeonas han firmado el comunicado de la futbolista agraviada, Jenny Hermoso, en el que asegura que en ningún momento consintió el beso y que no tolera que se ponga en duda su palabra. Esto que está pasando no se lo merecía ni Hermoso, ni el fútbol en general ni el fútbol femenino en particular que ha visto ensombrecida su histórica victoria. Aquellos que son el centro de atención, que tienen cámaras y focos puestos en su actuación sean políticos o futbolistas deben dar ejemplo, transmitir valores, es parte de su trabajo, del sueldo que perciben, los que tienen los focos encima sirven de ejemplo para la sociedad, son el espejo en el que todos nos miramos.