Opinión

Broncano se deshincha

El Hormiguero ha ido aguantando el tirón como jabatos, manteniendo su público sin fugas en la media de los dos millones de espectadores

  • David Broncano, presentador de La Revuelta -

Era lógico. Cuando Broncano se estrenó en Tele Espantosa para barrer del mapa a “El Hormiguero” y a su líder, Pablo Motos, el revuelo mediático más la bronca que le había precedido fue la mejor campaña de promoción que pudiera desear cualquier programa. Hubo unas semanas en las que Broncano parecía ganar el pulso, otras veces empataba y otras ganaba Motos y sus hormigas. Lo normal en ese campo de batalla sin piedad y sin prisioneros que es la televisión. Como se había politizado el tema hasta el punto que, según me cuentan fuentes bien informadas, Sánchez dio un puñetazo en la mesa para que se contratase al cómico y a la productora El Terrat – léase Buenafuente –, la gente se polarizó. Como todo en España.

Y hubo interés por parte del respetable que, lamentamos decirlo, ha terminado un tanto mohíno porque ni “La Revuelta” es “La Resistencia”, ni Grisom hace los chistes de drogas que encantaban a su público ni el nivel de irreverencia podemítica es ahora el mismo que cuando estaban en Movistar. Obvio, que diría un argentino. No es lo mismo un Late Nigth en un privada que lo que hacen ahora. Es indiscutible que Broncano y su Revuelta son uno de los formatos que más audiencia tiene en TVE, pero eso no significa que haya conseguido la finalidad política de enterrar a Motos. Si analizan ustedes la comparativa entre los dos programas, La Revuelta comenzó en septiembre con un 17,1% de Share y un rating de 2.213.000 espectadores. Pero la cosa ha ido bajando inexorablemente.

En febrero el share fue de 13,2 y el rating de 1.627.000. Por el camino han pedido bous i esquelles, que decimos en mi tierra, y los sanchistas al frente del Ente quieren rapidez en la ejecución del reo. Pero como no saben de televisión, colocan a Broncano en un horario que no es el suyo, no le permiten hacer lo que sabe hacer, lo mueven constantemente de la parrilla por esto y por aquello o, directamente, lo suprimen porque hay fútbol, y, además, han tenido que pagar un millón de multa a Loterías. Parece que lo de los pachachoch ya no hace tanta gracia en los despachos de los ejecutivos ejecutores.

Como se había politizado el tema hasta el punto que, según me cuentan fuentes bien informadas, Sánchez dio un puñetazo en la mesa para que se contratase al cómico y a la productora El Terrat – léase Buenafuente –, la gente se polarizó. Como todo en España

Algo de razón llevan, porque el día del partido de Copa del Rey entre la Real Sociedad y el Real Madrid la retransmisión llegó hasta el 24,8 de share con la cifra brutal de 3,5 millones de espectadores. Siempre he dicho que si detrás del Telediario, el Tiempo y las loterías se emitiera un programa deportivo en plan sarcástico lo petaría, porque el fútbol le interesa a la audiencia y, además, es transversal en cuanto a franjas de edad, géneros, clases sociales e ideologías. 

Mientras esos sabios de Grecia que mandan se devanan los sesos, El Hormiguero ha ido aguantando el tirón como jabatos, manteniendo su público sin fugas en la media de los dos millones de espectadores y superando a su competencia este febrero con un 14,9 y 2.009.000 televidentes. Para remate de penas, otra crujía afecta a los de La Revuelta: entre los programas de entretenimiento más vistos en España el primero sigue siendo El Hormiguero mientras que los Broncanos y demás sólo consiguen un tristísimo quinto lugar.

Eso demuestra dos cosas. La primera, que me enseñó en su día mi padre QEPD, el señor Miguel, es que cantarico nuevo hace el agua fresca y el de La Revuelta ya se ha roto de tanto ir y venir a la fuente; la segunda la dejó escrita Chesterton: “Cuando aparece una secta que anuncia que el fin del mundo está próximo – léase en este caso el fin de Pablo Motos -, por lo general, bien sea debido a una confusión, bien por un error de cálculo, es la secta la que se acaba antes”. Plura ne dicam.

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