Quantcast

Opinión

¡Cuidado con la banca en la sombra!

La Fed advierte de los riesgos que conlleva la variante ómicron.
El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell.

Algo no funciona en los mercados interbancarios globales. Desde estas líneas hemos detallado ciertas tendencias preocupantes alrededor de la banca sistémica. Lo último, una noticia que ha pasado desapercibida para el común de los mortales. En los últimos meses se han incrementado intervenciones de la Reserva Federal estadounidense (FED) para dar soporte y garantizar liquidez en el mercado de adquisiciones temporales de valores de deuda (repos), las más utilizadas por bancos y grandes compañías para obtener circulante en el corto plazo. Se trata del instrumento estrella del mercado monetario y a la vez el más importante para garantizar la estabilidad financiera del sistema. Las intervenciones de la FED, que inicialmente fueron puntuales, se intensificaron a principios de diciembre, pudiendo ser en realidad el germen de un programa de emergencia para suplir la falta de liquidez entre algunas entidades financieras. ¿Y si en el trasfondo está la actuación de la banca en la sombra, y simplemente es un juego de ricos?

La banca en la sombra es un concepto acuñado por el economista de PIMCO, Paul McCulley, allá por 2007, antes de la Gran Recesión, que la describió como “todo el batiburrillo de estructuras, vehículos y demás instrumentos apalancados de inversión no bancaria”. Tiene que ver con la financiación a través del mercado monetario de los préstamos formalizados en el mercado de capitales. De esta manera tiende puentes entre mercados que difieren sensiblemente, tanto en el horizonte temporal como en el grado de formalidad y riesgo. Engloba a entidades que se dedican a la transformación de vencimientos, aunque no siguen el mismo proceso que la banca tradicional. En lugar de utilizar pasivos a corto plazo (depósitos) para financiar activos a largo plazo (préstamos), la banca en la sombra recurre a la bursatilización y la ingeniería financiera para convertir los pasivos a corto plazo de particulares y empresas (hipotecas y demás tipos de deuda) en instrumentos a corto plazo (valores y derivados basados en dicha deuda). No se trata solo de una trasformación de vencimientos sino también de la liquidez, al convertir los títulos ilíquidos (hipotecas y activos de renta fija a medio y largo plazo) en instrumentos negociables que pueden comprarse y venderse a corto.

Juego de ricos, “the cash is King”, y sus efectos no deseados

Estos instrumentos responden a la demanda de vehículos de inversión líquidos por parte de diversos actores con una alta disponibilidad de efectivo: grupos empresariales, individuos con elevados patrimonios netos, compañías de seguros, fondos de pensiones… Se trata de entidades que buscan rendimiento a un efectivo, pero quieren disponer de una mayor flexibilidad a la hora de retirarlo de la que aportan las inversiones a largo plazo. La banca en la sombra, en definitiva, satisface las demandas que presentan actores de alta disponibilidad de efectivo, incentivando los préstamos individuales y corporativos, reduciendo su coste al titulizar deuda. Mientras que la banca tradicional promueve la inversión productiva, al basarse en ahorro a corto plazo e inversiones a largo plazo, el interés general de la banca en la sombra es más que dudoso. La cuestión es que la transformación de deuda a largo plazo en deuda a corto plazo se materializa vía repos. ¿Estará la FED ahora protegiendo a la banca en la sombra?

Surge la necesidad imperiosa de una regulación clara de toda la banca y de un compromiso de los gobiernos por intervenir en la creación y adjudicación del crédito

Mientras que la banca tradicional para generar confianza se fundamenta en los requisitos de capital y en los mecanismos de respaldo público, ello no existe en la banca en la sombra, cuya confianza se fundamenta en los activos de garantías. El problema es que, en una crisis sistémica como la Gran Recesión, exacerbada curiosamente por la propia banca en la sombra, los activos en garantía, a diferencia de los seguros de protección de depósitos bancarios de un gobierno, se deprecian rápidamente. Cuando se produjo la crisis, la banca en la sombra tenía un alto nivel de apalancamiento de manera que conforme disminuía el valor de las garantías, estas se difuminaban. Sus efectos tuvieron consecuencias importantes también para la crisis de deuda soberana europea. La banca en la sombra se comporta de manera procíclica, haciendo que el crédito sea indebidamente barato en los tiempos de bonanza y exacerbando la vulnerabilidad sistémica durante las épocas de crisis. 

Lo más increíble es que en realidad la banca en la sombra ha arrastrado a los bancos tradicionales hacia sus intrincados sistemas de fontanería. Hoy en día, al igual que en 2008, los bancos tradicionales patrocinan muchas actividades bancarias en la sombra. Más aún, hoy en día las entidades bancarias en la sombra, como los fondos de titulización, suelen estar patrocinados o ser propiedad de los bancos tradicionales.

Banca en la sombra y desigualdad

La banca en la sombra pretende cuadrar el círculo a nuestra costa. Ha sido, y es, un importante espacio para evitar el entorno regulatorio, buscar rentas y tener acceso a redes de seguridad financiera proporcionadas por instituciones públicas, como los bancos centrales. La propensión de la banca en la sombra a la búsqueda de rentas está muy documentada y se apoya en la extensión de los mecanismos públicos que la protegen. Existe una relación clara entra la banca en la sombra y desigualdad económica: por un lado, un número limitado de agentes y entidades con una alta disponibilidad de efectivo que busca rendimientos económicos; por otro, una población cada vez más dependiente del endeudamiento. La banca en la sombra es un reflejo más de las tendencias crecientes de desigualdad, y representa la culminación global de una marcha larga hacia la desregulación y la adjudicación de créditos cada vez más en manos de entidades privadas que nadie regula y supervisa.

Frente a todo este batiburrillo, surge la necesidad imperiosa de una regulación clara de toda la banca y de un compromiso de los gobiernos por intervenir en la creación y adjudicación del crédito. ¿Responderá la intervención de la Fed en el mercado de repos la enésima protección a los juegos de ricos? Veremos.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.