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Opinión

Azaña es justo lo contrario de la Constitución de 1978

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a familiares de Azaña en Montauban.

Ante la tumba de Azaña en Montauban, en el sur de Francia, en el tono solemne de la nada, estilo Zapatero, (la nada de Rajoy, al menos, no tenía solemnidad) Sánchez ha dicho: “La Constitución restauró los valores de la República de Azaña”.

Ya puestos a precisar, hay que señalar que Azaña, desde 1931, tenía y desarrolló, de modo concienzudo, un proyecto excluyente de España y de los españoles, justo lo contrario de la Constitución de 1978.

En 1933, una parte de España atónita con los excesos republicanos, ganó las elecciones generales y la derecha, la CEDA, propuso la reforma por vías legales de algunos artículos de la Constitución de 1931.

Clima de tensión insoportable

No fue posible. La izquierda dio un golpe de Estado para impedirlo con la revolución de Octubre de 1934 y Alcalá Zamora y Azaña se encargaron de adelantar unas elecciones en un clima de tensión insoportable, para después hacer trampas con el resultado de febrero de 1936.

Entre febrero y julio de 1936 se produjeron, en seis meses, más de 600 asesinatos de uno y otro bando por motivos políticos, entre otros, del líder de la oposición Don José Calvo Sotelo. Un amplio alzamiento militar que, en el siglo XIX y en 1923 motivaba una retirada del Gobierno, Azaña y la izquierda lo convirtieron en una guerra civil.

A diferencia de Alfonso XIII, que se exilió en 1931 antes de derramar una sola gota de sangre, Azaña prefirió mantenerse, en 1936, en un poder teórico tres años mientras la fuerza real, que no controlaba, estaba en la calle. 

Es de esperar que pronto surjan socialistas responsables que elaboren y ofrezcan un proyecto político moderno

Desde 1993, el PSOE, carente de proyecto político, busca en la memoria histórica (Franco), en los impuestos a los ricos (¿?) y en excitar la “nueva lucha de clases” entre el género masculino y femenino (¡!) una supuesta mina de votos. Es de esperar que pronto surjan socialistas responsables que elaboren y ofrezcan un proyecto político moderno, del siglo XXI, alejado de tumbas, feministas radicales y ruinoso igualitarismo.

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