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Análisis

UPYD e IU: condenados a los minutos de la basura en la televisión

Alberto Garzón, con Pablo Iglesias al fondo

Publicó hace unos días UPYD un vídeo promocional en el que bromeaba sobre el supuesto anonimato de su candidato, Andrés Herzog. El partido quería demostrar a la sociedad que su nuevo líder no es un desconocido, sino una especie de guerrero contra la corrupción que ha sido citado en innumerables ocasiones en los titulares de los periódicos por sus hazañas en los juzgados. En las imágenes, aparecían varias personas -incluida Rosa Díez- que le llamaban por un nombre que no le correspondía, pues desconocían el verdadero. Eso sí, después de esa sucesión de errores, se mostraba cómo el tal Herzog había luchado por meter “en el talego” a Rato y a Blesa y por frenar la deriva soberanista en Cataluña. No sé si conoce usted a nuestro candidato, ni si sabe cómo se llama, pero debe tener claro que ha batallado desde hace mucho tiempo para desemponzoñar las instituciones. Lo cierto es que, según última encuesta del CIS, el 83% de los españoles no conoce a este político ni por el nombre, ni por el apellido, algo que da cuenta del segundo plano al que los medios de comunicación han relegado a UPYD en los últimos tiempos, en detrimento de formaciones emergentes como Podemos y Ciudadanos. En campaña, eso no cambiará, pues estará condenada a lo que en los deportes de equipo se llaman “los minutos de la basura”.

Unidad Popular (Izquierda Unida) será presa de una situación muy similar. Su candidato, Alberto Garzón, pasó en unos meses de ser presentado como la gran esperanza de la izquierda que aspiraba a derribar el templo bipartidista a vivir a la sombra de Pablo Iglesias, cuya visión apocalíptica del sistema, su discurso mesiánico y sus promesas de quita y pon engancharon de una mayor forma a los televidentes de las cadenas privadas. Y, sencillamente, como eso daba más audiencia que las propuestas de Garzón, más espacio se le concedió. No está de más recordar que en el CIS de enero de 2014, Izquierda Unida y UPYD tenían un 11,3 y un 9,2% de intención de voto. Dos años después, tras la irrupción de Podemos y de Ciudadanos, el uno apenas si llega a un tercio de ese dato y el otro está literalmente hundido.

Unidad Popular (IU) y UPyD pidieron estar presentes en el debate a 4 de Atresmedia, pero la Junta Electoral Central se lo denegó

Sin presencia en el debate de Atresmedia

Estas dos formaciones estarán presentes en el debate a 9 bandas que se celebrará el miércoles por la noche en La 1 y que presentará Julio Somoano, otrora jefe de Informativos de TVE y ahora defenestrado en el late night. Pero han sido excluidas del coloquio que más atención concitará: el que mantendrán el lunes en Antena 3 y La Sexta Soraya Sáenz de Santamaría, Albert Rivera, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez. Es decir, el que enfrentará a los cuatro partidos que están en condiciones de gobernar o de ser una alternativa de gobierno tras el 20 de diciembre.

Ese día, no se hablará de IU y UPYD. Los dos partidos -además del PNV y Coalición Canaria- intentaron que así fuera al presentar sendos escritos a la Junta Electoral Central para quejarse de su exclusión, en detrimento de dos fuerzas sin representación paralementaria. Este organismo les dio la razón a medias. Por un lado, incidió en que las televisiones privadas son libres de organizar los debates que quieran y de sentar en ellos a quienes estimen oportuno. Pero, por otro, les pidió que las candidaturas de Garzón y Herzog fueran compensadas por su ausencia del coloquio a 4 bandas. ¿Cómo será? A buen seguro, en un programa con mucho menos impacto e interés que el debate del lunes.

En la radio y la televisión públicas, dispondrán de más tiempo que Podemos y Ciudadanos, tal y como obliga la ley. Unidad Popular puede emitir 120 anuncios de 30 segundos y UPYD un total de 60. Eso sí, la mayoría de ellos está previsto que se exhiban fuera del prime time, dentro de canales que, hoy por hoy, cuentan con una audiencia mucho menor que las televisiones privadas, donde se concederá un mayor espacio, sin duda, a las candidaturas de Pablo Iglesias y Alberto Garzón.

Este último ya ha advertido de los riesgos que tiene para la pluralidad lo que denomina como “el nuevo bipartidismo”. Es decir, el que conforman PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos. Él pudo engancharse a la new wave política cuando el 15-M vivía su esplendor y se hizo fuerte en programas como 59 segundos. Cuando se exhibía como un político modoso y parlanchín que cargaba con fuerza contenida contra el régimen de 1978 y exigía la aplicación de algunas recetas del socialismo más trasnochado. Pero Pablo Iglesias, con su cuestionable populismo transversal, supo captar más voluntades que Izquierda Unida. Eso dio más audiencia a las televisiones y les permitió ganar más dinero. De ahí que el teléfono de Garzón dejara de sonar. También el de Rosa Díez y el de Herzog. Así es el negocio. Y así es la política.

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