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Análisis

Del rescate de los bancos al rescate de las farmacias

Almacén de una farmacia.

Rescate. El término se asociará durante décadas a los bancos. Bankia, CatalunyaCaixa, las cajas gallegas, BMN, Ceiss, Banco de Valencia… Y a aquel día de junio de 2012, sábado tórrido para más señas, en el que desde el Gobierno y el Banco de España se afanaban en lanzar el mensaje de que esos 100.000 millones que nos servía en bandeja Europa, para que no se derrumbara el sistema financiero, eran a cambio de casi nada. “Un préstamo en las mejores condiciones”, repetía el ministro Luis de Guindos delante de cada micrófono. Juegos florales, parecían. Tras el eslogan, llegó la cruda realidad. El banco malo, el estigma en los mercados y unos millonarios intereses que carcomen la deuda pública en cada ejercicio.

Pero en esta crisis, hay otro rescate más sordo. Sin tanto titular. Con menos agujeros y corruptelas de por medio. Pero tan necesario como el bancario. El de las farmacias. Más de 1.000 boticas necesitan ya de asistencia financiera pública para sobrevivir. La mayoría en áreas rurales, con menos de 500 habitantes, en donde la desaparición del dispensario de simples gelocatiles u omeoprazoles, por no decir de aquellos tratamientos más severos, pasa a ser un asunto de estado del vecindario, del pueblo o de la comarca.

Más de 1.000 farmacias necesitan ya de asistencia sanitaria pública para poder sobrevivir

La inyección por botica puede llegar a los 833 euros mensuales. Este tipo de 'rescate' es una posibilidad regulada por ley. La normativa fue aprobada por el Gobierno socialista de Zapatero en 2008, en aquellos tiempos en los que el empeño era negar la crisis, y modificada posteriormente en 2012, en medio de la tormenta perfecta que vivía la economía española. Entonces, el texto fijó una serie de ayudas para aquellos establecimientos farmacéuticos que se encontraran en situación de “viabilidad económica comprometida” (VEC). Un bonito circunloquio para evitar hablar de la situación de quiebra de muchas boticas ante las medidas de recorte farmacéutico adoptadas por los gobiernos del PSOE y PP.

¿Qué se entiende por viabilidad comprometida cuando hablamos de una farmacia? Según la normativa, se trata de una oficina cuya facturación al Sistema Nacional de Salud mediante recetas no supere los 12.500 euros mensuales o, en su defecto, los 200.000 euros en la facturación anual global, sumada la venta libre. Para poder beneficiarse de estas ayudas, que oscilan de los 199,38 a 833,33 euros mensuales, las farmacias no tienen que haber recibido ninguna sanción o inhabilitación y tienen que haber participado en programas de atención farmacéutica y de uso racional de los medicamentos.

En la práctica, apenas hay ningún establecimiento que perciba esos 833 euros mensuales. Durante el pasado año se beneficiaron de las mismas un total de 820 farmacias, que recibieron 2,94 millones de euros, lo que supone para cada una de ellas 298 euros al mes, lejos de ese tope superior a los 800 euros al que podrían llegar a aspirar, según se recoge en el informe ‘RDL 09/2011. Estudio sobre el impacto de su aplicación en la oficina de farmacia española’ elaborado por la Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar). Los datos del estudio señalan a Baleares y Galicia como las geografías donde las farmacias rescatadas necesitan de mayor asistencia. Una media de 654 y 570 euros por botica al mes, respectivamente.

¿Por qué necesitan rescate estas farmacias? “Suelen ser boticas con clientes que consumen medicamentos de bajo precio y, además, tampoco pueden apostar por la venta libre para ayudar a compensar la disminución de ingresos provocada por la bajada del precio de los fármacos y las medidas de contención”, explican desde el sector. Precisamente, estos menores ingresos descuadran los planes de negocio ante los elevados gastos fijos que tienen que asumir. De media, estos establecimientos cuenta con una receta de 18 gastos fijos: cuota de autónomos, receta electrónica, telefonía, gastos colegiales, suministros, electricidad, seguros, personal, asesoría, limpieza, seguridad…

Tenemos una botica por cada 2.000 habitantes, una cifra muy alta en comparación con Italia, Francia o Alemania

Como sucedía con las antiguas cajas, este rescate público que realizan las comunidades autónomas ejerce de obra social. De ahí, que desde el sector, la patronal o los gobiernos autonómicos y central no presionen para que se dejen morir estas boticas. Tampoco pueden hacerlo al ser un mercado regulado. Llevando la comparación de nuevo al mundo financiero, en España sobran farmacias, como antaño existía superpoblación de oficinas bancarias. Tenemos un establecimiento por cada 2.000 habitantes, una cifra muy alta en comparación con otros países europeos, como Italia, Francia o Alemania, donde la densidad de población por cada oficina de farmacia es inmensamente mayor. Por encima de 8.000 ó 10.000 habitantes.

En la última década, el mapa farmacéutico se ha movido más lentamente que el de la población, que en los últimos años ha acelerado su migración interior hacia la costa y las grandes ciudades. Esto hace que en algunas zonas el número de ciudadanos por oficina de farmacia haya aumentado en la misma medida en que ha disminuido en regiones del interior. Además, la población que permanece en las regiones menos pobladas es de mayor edad y con patologías crónicas y eso determina que las boticas que los atienden sean más dependientes de las facturas del Sistema Nacional de Salud, más vulnerables a los recortes y más sensibles a los retrasos en los pagos de la Administración.

Precisamente, los retrasos en los pagos de las comunidades autónomas, pese a las inyecciones estatales del FLA, han sido otras de las chispas que han ayudado a prender este rescate farmacéutico. Más de 1.000 boticas sobreviven gracias a los fondos públicos. Su futuro es incierto. Por eso, los titulares de estas boticas tratan de evitar que se haga público que su establecimiento está recibiendo ayudas. Un estigma dramático ante una posible (y previsible) liberalización de la red farmacéutica española.

@miguelalbacar

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