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Análisis

Pedro Sánchez: un candidato sin mensaje que naufraga en la televisión

Pedro Sánchez

De todos los nombres que aparecían en el programa de la Escuela de Verano que celebró el PP en septiembre en Lloret de Mar, llamaba especialmente la atención el de Javier Bardají. Entre sesiones de baño y masaje, grandilocuentes discursos sobre economía y charlas de simulada autocrítica, los organizadores del congreso convocaron al director general de televisión en Atresmedia para que les aconsejara sobre la estrategia de comunicación del partido. Es decir, al responsable último de la programación de La Sexta, la cadena que tantos desvelos ha causado en Génova. En su discurso, el ejecutivo la emprendió contra la decisión de los populares de no enviar a sus portavoces a las tertulias de los canales privados, pues no sólo había alejado al PP de los ciudadanos, sino que había favorecido a sus rivales. A todos, salvo al PSOE de Pedro Sánchez.

En las últimas semanas, y tras una cruenta guerra con las cadenas privadas que ha durado varios meses, la relación entre esta formación y Atresmedia y Mediaset se ha estrechado y sus líderes han vuelto a sus platós. Y eso ha beneficiado al Gobierno. Esta cercanía a la televisión, sin embargo, no ha resultado provechosa para Pedro Sánchez, a quien este medio de comunicación le ha empequeñecido desde el inicio de la campaña electoral. No por su evidente falta de carisma, ni porque haya participado en algún programa con un ambiente especialmente hostil, sino porque el PSOE no tiene un mensaje claro y coherente.

Lo que le ocurre al candidato socialista las televisiones lo denominan, con cierta sorna, como el 'Efecto Antonio Miguel Carmona'. El madrileño acudió a decenas de debates en las cadenas privadas antes de la campaña de las elecciones municipales y se dejó ver en diversos actos concebidos para demostrar cercanía al pueblo llano. De esos que oscilan entre lo fingido, lo grotesco y lo melodramático. Pero mientras Manuela Carmena vendió la idea del cambio y Esperanza Aguirre la de los peligros de la gestión irresponsable que intuía que podía hacer Podemos en el Ayuntamiento capitalino, Carmona especuló. Navegó entre varias aguas y recibía bofetadas desde todos los frentes. De ahí su fracaso el 24 de mayo.

Pedro Sánchez combate contra su falta de liderazgo y contra la imposibilidad del PSOE de transmitir un mensaje consistente sobre su proyecto para España. "Lo mismo le ocurre a Alberto Garzón, cuyas recetas para salir de la crisis ya las conoce la gente porque se las ha vendido Podemos, que está muy por encima de él en todas las encuestas y tiene más presencia mediática". Eso explica que en sus apariciones en televisión "se achique", reconoce un analista del sector.

Pedro Sánchez ha obtenido menos audiencia que sus rivales políticos en todas sus apariciones en televisión

El gran perdedor del debate a cuatro

Eso también ayuda a comprender por qué Sánchez es considerado como el claro perdedor del debate a 4 que mantuvo el pasado lunes en Atresmedia con Albert Rivera, Pablo Iglesias y Soraya Sáenz de Santamaría. Mientras el PP se ampara en su potencial para hacer remontar la economía, Podemos defiende un cambio radical en las Instituciones y Ciudadanos apuesta por una regenerar la democracia sin caer en la imprudencia, el PSOE se ha mostrado incapaz de vender un eslogan "creíble". Eso ha convertido a su candidato en una presa fácil para contertulios y entrevistadores incisivos, relata un directivo de una cadena privada, quien descarta que su falta de carisma le esté afectando en este sentido.

"El descalabro de Pedro Sánchez en la campaña se ha asociado a su evidente ausencia de carisma. Pero eso es un error, ya que en televisión esto último no influye tanto como la gente se cree. Aznar, que no destacaba precisamente por carismático, ganó un debate a González porque (el socialista) tenía más que esconder que cosas que ofrecer y lo aprovechó para atacar la corrupción sin cuartel. Y Pablo Iglesias y Albert Rivera tampoco derrochan atractivo, pero han sabido transmitir a los ciudadanos que conocen sus problemas, que los entienden y que incluso los sufren. También que son nuevos en política y que, por tanto, no tienen ninguna culpa de los males de España. Que sólo sus nuevas recetas son válidas para solucionarlos", expone este directivo.

Menos audiencia que sus rivales

Basta con consultar los datos de audiencia que ha conseguido el candidato socialista en sus apariciones en televisión para cerciorarse de que despierta menos interés que Rajoy, Iglesias y Rivera. Con el presidente del Ejecutivo ha perdido todos los pulsos. En la entrevista que ambos concedieron a Ana Blanco en La 1 (10,2 frente a 12,4%), en La Sexta Noche (13,4 frente a 9,8%) y en el programa de Bertín Osborne (25,2 frente a 20,4%). Otro buen ejemplo es El Hormiguero, donde Soraya Sáenz de Santamaría (16,5%), Pablo Iglesias (21,7%) y Albert Rivera (17,1%) le superaron ampliamente (15,6%).

En el momento en que el PSOE estaba obligado a exhibir todo su potencial para captar voluntades entre los indecisos, el partido ha demostrado que su estrategia flojea en un medio fundamental en esta campaña electoral, como es la televisión. Su candidato ni tiene los recursos, ni el discurso, ni el magnetismo necesario para convencer a quienes no tienen decidido el voto, ni para hacer cambiar de opinión a quienes han decidido dar su apoyo a Podemos o a Ciudadanos. ¿Qué se puede hacer, entonces, para salvar al soldado Sánchez?

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