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Análisis

La ministra Pastor a Carmena: “¿por qué? ¿por qué? ¿por qué?”

Ana Pastor, ministra de Fomento en funciones

De lo más llamativo de la reunión del miércoles en torno a la operación Chamartín fue la insistencia de la ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor, en preguntar a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, por los motivos que habían llevado al Ayuntamiento a tumbar el desarrollo urbanístico del norte de Madrid. No en vano es la pieza que le falta al Ministerio para llevar a cabo su estrategia contra el Consistorio. Pero lo único que se encontró fue respuestas vagas. Porque Carmena espera que, dentro de un mes y medio aproximadamente, Pastor sea ya parte de la historia pero no del presente.

De hecho, la alcaldesa ni quería estar presente en la cita. Trató hasta el último momento de escaparse, argumentando problemas de agenda un tanto discutibles. Tanto, que finalmente no le sirvieron. Carmena temía el acoso al que fue sometida en el encuentro. Y se zafó de él como pudo. Suficiente para seguir ganando tiempo hasta las elecciones.

La baza del Ayuntamiento de Madrid es que de los comicios del 26 de junio salga un Gobierno de distinto signo al actual. Más allá de quién pueda estar al frente del Ministerio de Fomento, lo que le interesa a Carmena es quién va a mandar en Moncloa. Porque desde Moncloa pueden tocarse resortes que afecten a la Comunidad de Madrid que, en definitiva, es la que tiene la decisión final sobre el plan que quiere aprobar el Consistorio. Y porque no es lo mismo tener un 2-1 en contra, como ahora, que a favor, como lo tendría si Fomento le apoyara.

Un argumento que utiliza DCN para señalar que el Consistorio no es dueño de su destino en este caso y que, además, ni siquiera cuenta con el favor de las otras dos administraciones. Es decir, que el peso del Ayuntamiento en esta historia es un tanto relativo.

Así pues, el Ayuntamiento no escucha a Fomento porque está en funciones y espera a otros en el timón de mando; la promotora considera que el Ayuntamiento no está en posición de fuerza; y ante todo esto, la Comunidad de Madrid, al menos su presidenta, está “frustrada” con este panorama. ¡Pobres vecinos! Al final, son los auténticos perjudicados con este juego. Porque mientras todo esto sucede no se mueve ni un metro cúbico de tierra en el norte de Madrid, no se pone en marcha ni un plan ni el otro. Y así van casi 25 años...

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