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Análisis

Rajoy: unas bofetadas antes de ir a por la sexta

El presidente en funciones, Mariano Rajoy, en su asiento tras su intervención en la segunda sesión del debate de investidura de Pedro Sánchez

Rajoy se sentó en su escaño a esperar las elecciones, después de ofrecer su tono más sarcástico y displicente con el empeño del candidato Sánchez por convertirse en presidente del Gobierno. Ingenioso, irónico, ocurrente, el mejor Rajoy aparece cuando muestra el colmillo o se tira a la yugular. Sánchez es un enemigo pequeño. La puerta de los acuerdos y las negociaciones está cerrada. Rajoy se arrellana en su escaño a verlas vernir. A las urnas. ¿Y así hasta julio?

El lunes se volverán a repartir las cartas y se reanudará el juego. Ya hay fecha límite. Dos meses para evitar que vuelvan las elecciones. Pero todos están en campaña. Rajoy le dedicó calificativos hirientes a Sánchez: "A usted no le interesa España". Y el mejor: "Su pacto es un bluf". Esa es la frase que resume la intervención del líder del PP, quien efectuó una divertida descripción del vodevil de las negociaciones dignas de "¡Qué ruina de función!", la pieza maestra de Peter Bodganovich. Entradas y salidas, correteos por escena, diálogos a escondidas, citas ocultas... el bluf.

"Yo no he podido porque usted no ha querido", reconoció Rajoy, vaya novedad

El pacto de Guisando fue otra de las celebradas referencias de Rajoy, que contemplaba gozoso cómo disfrutaban sus abatidos diputados, ante tanta ocurrencia, tanto vapuleo a un Sánchez romo, pedestre, que se ha "casado" con Ciudadanos en una boda que a ambos les molesta, y zarandeado por Podemos que le da calabazas de las gordas. Iglesias ha rescatado su tono mitinero, leninista y de barricada. Otro que ve las urnas. 

Le hizo daño al líder del PP en dos ocasiones. Cuando le acusó de ser el culpable del bloqueo de la situación y cuando le espetó que "ha engañado al Rey y a los españoles". Palabras mayores. A Rajoy no se le toca el honor. Ahí empezó todo, cuando en el debate electoral el líder del PSOE se refirió a su 'indecencia'. Rajoy acusó el golpe de la mentira y se retrepó en la segunda intervención con más pasión que acierto, con más bullanga que prosapia. Todo lo que se le ocurrió al presidente en funciones es llamar a Sánchez "el perro del hortelano". El coliseo de la oratoria parlamentaria se desplomó. Las descalificaciones mutuas alegraban a algunos de los presentes pero producían enorme tedio y fatiga más allá de las pantallas de televisión. "Yo no he podido porque usted no ha querido", reconoció Rajoy, vaya novedad. La misma que Sánchez, en la víspera, al asegurar que "la izquierda no suma". Otro descubriemiento. "Usted descubrió Portugal, el pacto de los perdedores", le enfiló Rajoy.

El presidente en funciones parece haber recuperado el tono. Incluso el optimismo. Después de cinco reveses electorales muy serios, se lanza a por la sexta campaña, si su partido se lo permite, que será que sí, en la seguridad de que también ganará. De momento, no da la impresión de que Sánchez lo vaya a impedir. El problema es conseguir que, como en el vodevil de Bodganovich, encajen las piezas y cuadren las cuentas. La próxima semana, como dijo Sánchez, hablaremos del Gobierno. Total, pa ná. 

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