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Análisis

Los movimientos del rey emérito en el futuro de Rajoy

Don Juan Carlos y Mariano Rajoy.

El verano ya pasó. Y nos ha dejado una España sumida en sus sempiternos latiguillos: récord histórico de turistas, cifras máximas de ocupación hotelera, la misma radiografía de destrucción de empleo de cada período estival o incluso ese incómodo levante que ha convertido un rato de playa en un ejercicio de supervivencia. Un verano típico. Con sus chiringuitos, canciones y hasta el posado de Ana Obregón. España no se hace jirones sin gobierno. Lo piensa la calle. Pero lo piensan también muchos políticos. Pese a sus impostados mensajes mitineros sobre la necesidad de darle salida al bloqueo político. El moreno les delata. La investidura fallida de Mariano Rajoy no fue una derrota matemática de escaños. Fue el ‘no es no’ del bronceado. Bastó con ver el contraste de tonos de piel de sus señorías para saber que Rajoy sería embestido por la votación. Agosto no es tiempo de pactos, sino de tostarse al sol y no bajo la luz artificial de un despacho para construir pactos y diálogo.

Llegó Rajoy al Congreso poco curtido por el sol, pese a esas caminatas ‘lorquianas’ por su Galicia junto al marido de Ana Pastor. Y salió del edificio de los leones más solo de lo que entró. Con el pacto con Ciudadanos en estado de coma profundo. Y otro episodio vergonzante en el currículum: el premio a José Manuel Soria en el Banco Mundial. Otro ejemplo de que al candidato le pueden más los guiños a sus ‘amistades peligrosas’ que las promesas (si en algún momento fueron tales) de regeneración. Gasolina, en definitiva, para el cortejo que recibió Pedro Sánchez de populistas e independentistas, antes de la segunda votación, en busca de un gobierno alternativo. Experimento imposible. Ahí, el ‘no es no’ de Ciudadanos está a prueba de bombas.

“El rey no buscará trasfondos que contradigan la legislación”, reconoce alguien de su entorno

Del Congreso salió Ana Pastor con el encargo de trasladarle al rey Felipe VI que estamos en las mismas. Bloqueo total en un terreno inexplorado de nuestra historia tras dos elecciones generales. Un tiempo envenenado para el monarca. Se especula mucho pero se conoce poco sobre sus futuros pasos. “El rey no buscará trasfondos que contradigan la legislación”, reconoce alguien de su entorno. Bonita metáfora para marcar la línea roja: no se ‘borboneará’ desde Zarzuela. Pese a los recados constantes que llegan a Felipe VI. Comentarios en audiencias personales o en encuentros privados en los que el monarca desliza su opinión en forma muy prudente. “Está preocupado e intranquilo”, prosigue la fuente. No va a ir más allá de lo que determina la Constitución. Como ha hecho hasta ahora. Y lo que explican algunos expertos constitucionalistas consultados por Vozpópuli es que el rey puede volver a proponer a Mariano Rajoy, o a otro distinto, incluso a alguien que no sea diputado en el Congreso.

La neutralidad del rey nadie la pone en duda. Lo que se le solicita –y a lo mejor ya lo está haciendo- es que, llegados a este punto de parálisis, mueva ciertos resortes que hagan saltar las piezas de bloqueo. En suma, que ‘borbonee’ por el bien de España. Un verbo que practicaba, con enorme frecuencia y escandalosa prodigalidad, el actual rey emérito, y del que don Felipe no quiere ni oír hablar. Un verbo que don Juan Carlos ha vuelto a desempolvar ante el actual escenario.

Con absoluta discreción, el monarca emérito viene reuniéndose conjuntamente con César Alierta, Isidro Fainé y Felipe González para construir una salida desde la sombra. Un foro en el que se hablan y plantean todo tipo de alternativas. Incluso que se solicite a Rajoy que dé un pasó atrás. En este contexto se razonan las declaraciones de Felipe González a una emisora colombiana en las que solicitaba el relevo de Rajoy. “Esas palabras no son en nombre de antiguo líder del PSOE sino que reflejan una posición más institucional (las de este foro)”, explican quienes conocen la existencia de estos encuentros promovidos por el expresidente de Telefónica. Un claro aviso a Rajoy de que su bula, para ciertos poderes fácticos, ha expirado. “Rajoy es ya tan tapón como Pedro Sánchez”, incide la fuente. Pero también un mal negocio para Felipe VI, a quien la vuelta al ‘borboneo’ de su padre le añade una presión extra e innecesaria.

El bloqueo continúa. Un mal dato para los intereses económicos. Con los inversores a la espera. Pésima noticia para todos

Algunos de estos recados se conocen en Génova. Donde han cerrado cualquier atisbo de discusión interna para hacer piña alrededor del líder. “Rajoy será nuestro candidato hoy, mañana y durante mucho tiempo”, le espetó Rafael Hernando, el portavoz del PP, a Albert Rivera el pasado viernes. El cierre de filas se volvió a escenificar un día después, con la herida aún sangrante de la investidura fallida. Los mensajes trascienden a Rivera. Como algunos de los eslóganes que colocó Rajoy en sus réplicas a Pablo Iglesias. “Yo tampoco me dejo presionar por el Ibex”, soltó en ese tono irónico con el que ganó a todos el debate. La alarma en Génova es lógica. La confluencia de estas maniobras en la sombra con la contestación interna en el partido (porque haberla, hayla, incluso ya empiezan a rumorearse operaciones de castigo al candidato) pueden desatar el tsunami en el PP. Un partido sin hoja de ruta en la sucesión pese a que much@s tienen alma de delfín.

Entre el ruido político, estas reuniones a cuatro se han multiplicado en los últimos tiempos. Incluso, este mismo domingo (por ayer) había marcado un encuentro de este lobby a cuatro, simbiosis de la vieja política y el Ibex. Encuentros desconocidos para una parte de presidentes de un mundo empresarial, huérfanos de un órgano de influencia tras la defunción del Consejo de la Competitividad. La muerte de Emilio Botín y la retirada del primer plano de Alierta han resultado clave en la pérdida de referente de los poderes económicos. Un vacío que intentan recuperar el propio Alierta y Fainé, muy activos estas semanas, primero en reconducir a Albert Rivera en la senda del acuerdo de Ciudadanos con el PP, y segundo en intentar sumar más fuerzas a ese pacto. Un anhelo marcado, hasta el momento, por el fracaso.

El bloqueo continúa. Un mal dato para los intereses económicos. Con los inversores a la espera. Pésima noticia para todos. Porque se sigue sin abrir el melón de los grandes temas. La educación, la sanidad o las pensiones, un asunto de vital importancia en el que se está perdiendo un tiempo decisivo para el futuro del sistema. Pero eso parece importar poco. El verano ya pasó. Lo importante es lucir moreno en el hemiciclo.

@miguelalbacar 

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