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Análisis

Miedo, miedo y mucho más miedo

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy.

"Si la gente moderada y las clases medias no se movilizan, gobernará Podemos". Lo viene advirtiendo el PP desde el comienzo de la precampaña. Este jueves, tras conocerse el barómetro del CIS, ha insistido en la fórmula con más empeño. El Partido Popular gana. Pero Podemos, si se confirma el 'sorpasso', puede gobernar en coalición con el PSOE y un nacionalista, el PNV por ejemplo. Ese es el escenario más temido para Mariano Rajoy. Y es posible. Pero quizás no probable. Un PSOE arrollado por su izquierda quedaría roto, desportillado, abierto en canal y empujado a su refundación. Ponerle una alfombra roja a Pablo Iglesias camino de la Moncloa sería firmar su sentencia de muerte. Abstenerse para que gobierne Rajoy es la posibilidad que manejan en Moncloa, en especial si el PP logra no sólo crecer en votos, que el CIS así lo indica, sino también en número de escaños con relación al 20-D.

Sánchez, fulminado

Pedro Sánchez desaparecería del mapa. Pero Susana Díaz no aparece ya en el horizonte como la gran salvadora. Huele a derrota. Sus resultados en Andalucía son también pésimos. Una gestora, manejada por los viejos socialistas del lugar, sería la encargada de no ponerle zancadillas a Rajoy para que se mantenga en el Gobierno. Esa es la posibilidad que acarician a estas horas en el cuartel general del PP. El sondeo del CIS refleja el escenario con el que sueñan los populares. Con una salvedad. El PP se queda algo corto y Podemos, demasiado alto. Miedo, más miedo. La campaña del miedo debe intensificarse, una vez pulverizado el PSOE y demolida la figura de Sánchez. Un 30 por ciento de indecisos tienen la palabra. La mayor parte de ellos son futuros abstencionistas.

La campaña del miedo debe intensificarse, una vez pulverizado el PSOE y demolida la figura de Sánchez. Un 30 por ciento de indecisos tienen la palabra. La mayor parte de ellos son futuros abstencionistas

Génova tiene quince días para amarrar ese millón de votantes que, distribuidos por las provincias clave donde de dirime un escaño en los restos de D'Hondt, pueden empujar al PP por encima del 30 por ciento famoso e incluso superar los 125 escaños. Rajoy necesita mejorar sus resultados de diciembre para que Ciudadanos, en decliveno le escamotee su apoyo y, especialmente, para que los socialistas puedan justificar su abstención.

Podemos está en las puertas del poder. Los bárbaros ya llegan a la muralla, vestidos con la corbata de la piel de cordero, el corazón de colorines, el catálogo de Ikea y la socialdemocracia como enseña. El PP no ha logrado aún meter el suficiente miedo a sus abstencionistas, a sus descreídos, a sus cabreados, o a todos aquellos que en algunas provincias echaron su voto a la ''basura' de Ciudadanos. "O nosotros o Podemos". Los gritos de la bipolarización van a subir de tono. Las invocaciones al pánico, serán el santo y seña de lo que queda de la campaña de Rajoy, el hombre tranquilo que pasea por pueblos y plazas, con su serenidad de pensionista de casino provinciano, y juega con los niños como si toda esta guerra a muerte no fuera con él.

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