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Análisis

Feijóo: eterno delfín, ¿heredero sin corona?

Es el político de moda en el PP. Acaba de felicitarle Cristóbal Montoro por ser el presidente de la única comunidad de régimen general que ha cuadrado el déficit. Todo un éxito, casi una proeza. Núñez Feijóo tiene fama de excelente gestor. Así lo pescó al vuelo José Romay Beccaria, un veterano del PP gallego y nacional, y lo colocó al frente de la endemoniada Insalud cuando apenas tenía 35 años. Ahora, con 55, lleva ya ocho al frente de la Xunta y querría volver a Madrid. Es el eterno 'delfín', el relevo de Rajoy, el sucesor, el heredero. "Como Carlos de Inglaterra, a lo mejor se queda sin corona", comenta un veterano militante del PP.

Nunca ha ocultado que votó a Felipe González en el 82, como doce millones de españoles. Luego se afilió al PP y ahí sigue. Nació en una aldea de Orense, Os Peraes, más bien ignota, y se pasó la infancia trasteando en la tienda de ultramarinos de la abuela. Feijóo transmite seriedad, solvencia y rigor. Es uno de los activos más firmes del PP, aunque algún enemigo, dicen que interno, filtró hace tres años una de esas fotos de yate con amigo incómodo que pueden hundir una carrera. No es el caso. La imagen era de hace veinte años. "Más que echarle de la Xunta, pretenden frenar su retorno a Madrid", comenta uno de sus más fieles colaboradores.

Feijóo transmite seriedad, solvencia y rigor. Es uno de los activos más firmes del PP, aunque algún enemigo interno filtró una de esas fotos de yate con amigo incómodo

Ahí sigue, permanente gran esperanza blanca de un partido desmoralizado, desorientado, inquieto y abandonado. No mantiene una relaciones espléndidas con el presidente del PP, pero se conocen tan bien que saben que no se harán ninguna jugarreta. Rajoy lo quiere en Galicia. No es el hombre que designaría como su sucesor. Y no sólo por el hecho de ser gallego. "Dos gallegos seguidos es demasiado incluso para el PP", bromean en su entorno. El actual jefe de los populares apenas habla sobre lo que ocurrirá cuando él no esté al frente. Sabido es que le agrada Ana Pastor, su fiel ministra, gallega pero de Zamora, laboriosa y con buena prensa. Conoce los empujones de algún otro. Alfonso Alonso y Pablo Casado aparecen siempre en las quinielas. Y, naturalmente, Soraya Sáenz de Santamaría, la opción natural. Y previsible. 

El futuro es tan incierto que todo queda a la espera de cómo se salga ahora del laberinto. En especial para Feijóo. Si no consigue la mayoría absoluta en las elecciones de octubre, quizás pretenda volver a Madrid. No se sabe qué se encontrará allí, para entonces. Si Rajoy ha logrado seguir en el Gobierno, todo perfecto. Podría pensar en un puesto ministerial. Si Rajoy no logra la presidencia, Feijóo debería encontrarse en la primera línea de salida para afrontar la renovación del PP. Con un ojo puesto, naturalmente, en los comicios gallegos. Un embrollo, una superposición de posibilidades que quizás no se despeje hasta noviembre.

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