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Análisis

Carmena da el primer paso para crear una lista negra de periodistas

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena

Manuela Carmena se ha adueñado de la verdad. La alcaldesa de Madrid ha creado una web con la que pretende imponer el castigo de la vergüenza a los medios que publiquen informaciones perjudiciales para la Institución que gobierna. Su idea es la de rectificar y matizar las noticias que no se ajusten a la realidad. A su realidad. A una realidad a la que pretende dotar de un mayor valor que a la que transmite el contrapoder, figura clave en toda sociedad democrática a la que sitúa bajo la sombra de la duda y, por tanto, denigra. Porque esta página no se ha concebido para corregir inexactitudes, sino para señalar. Para configurar listas de medios enemigos y periodistas peligrosos. De lo contrario, habría recurrido a los cauces que existen para que las personas, empresas o administraciones públicas que resultan afectadas por una noticia falsa ejerzan su derecho a la rectificación.

La idea de Carmena retrotrae a otra época de la historia de España en la que todo lo que se encontraba más allá de los muros del discurso oficial era falso o punible. Un periodo en el que la verdad se construía en los más altos despachos y se transmitía en noticieros incontestables y grandilocuentes. O estás conmigo o contra mí. O confías en mi versión o te equivocas. O eliges “nuestro lado o el de los otros”, como decía Lenin, quien, como tantos otros dirigentes socialistas, pecó de maniqueo y paranoico. De estar más preocupado por buscar enemigos para justificar los problemas que por diseñar soluciones para aliviarlos. Como la alcaldesa de Madrid ha demostrado al impulsar esta web.

Esta actitud resulta especialmente peligrosa, pues sugiere que la labor de los profesionales de los medios de comunicación es desestabilizar al poder, cuando en realidad consiste en proteger a la sociedad de sus desmanes. Obvia que el trabajo de los periodistas es contar lo que ocurre en las entrañas de la corte, nunca la de tratar de tumbar a los poderosos. Lo contrario supone extralimitarse y, en ese caso, la ley y las asociaciones profesionales cuentan con los mecanismos necesarios para corregir y juzgar a los autores de esos artículos. De hecho, la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE) así se lo ha recordado hace unas horas en un comunicado en el que ha denunciado el "halo de censura" que se desprende de la propuesta de la lideresa de Ahora Madrid.

Un sibilino ataque a la libertad de expresión

La medida tomada por Carmena también encamina a los periodistas hacia la autocensura, el peor de los males que sufren estos profesionales

La medida tomada por Carmena también encamina a los periodistas hacia la autocensura, el peor de los males que les afectan. Porque cuando el silencio es impuesto genera un malestar que puede volverse en contra de quien trata de soterrar determinada información. El bumerán siempre regresa y, en estos casos, puede golpear con más fuerza que con la que se lanzó. Pero cuando el informador no se atreve a contar lo que ocurre por los problemas que pudiera ocasionarle es señal de amansamiento. De claudicación. Y ésa es la mejor noticia para el poder.

Quizá en Ahora Madrid no se han parado a analizar este punto y su iniciativa sólo sea la ocurrencia de algún asesor de comunicación con afán de medrar o trascender. Quizá esta web sólo pretenda maquillar las constantes salidas de tono de su díscolo y más que cuestionable equipo de concejales. Pero lo que está claro es que este portal de internet asesta un duro golpe a la libertad de expresión, ese pilar que debe proteger toda sociedad que no quiera ser víctima de la carcoma y que tantas veces han intentado erradicar las ideologías totalitarias. Por eso, Carmena debe rectificar y sepultarlo pues, lejos de ilustrar, amordaza a los periodistas contestatarios y eleva a la categoría de verdad absoluta los argumentos de un gobierno municipal que ya ha demostrado que tiene más de mundano que de etéreo.

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