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Análisis

El conde de Godó reclama ‘la pela’ y El Periódico de Catalunya reniega de ‘el prusés’

La Vanguardia ha abandonado su deriva independentista

El conde de Godó ha visto en este 2015 dos motivos más que suficientes para dejar de engordar al independentismo. El primero es que la fractura entre las diferentes facciones que lo sustentan se ha agrandado como consecuencia del mesianismo de Artur Mas y del propio sinsentido de su prusés, que ha impregnado el día a día catalán de un realismo mágico que escapa a toda lógica. El otro motivo es que las cuentas de su grupo de comunicación están en números rojos. Y si La Vanguardia pierde dinero con esa línea editorial, significa, obviamente, que la defensa del secesionismo no es tan rentable como intuía don Javier, Grande de España por la gracia de Juan Carlos I y especialista en cambiar de chaqueta cuando la cosa se pone fea y el dinero deja de fluir. En estos primeros días de campaña electoral, su periódico ha renunciado a defender la secesión y ha vuelto a subirse al tren del nacionalismo de la antigua CiU. El del partido que basaba su discurso en el Congreso en el maltrato que recibía de Madrid y reclamaba a España una porción de la tarta presupuestaria cada vez mayor.

La Vanguardia, que hace unos meses hablaba de identidad y separación, ahora exige políticas para garantizar el mejor “encaje” de Cataluña en España. Ha pasado de pedir la salida de emergencia a querer reformar un apartamento que, a fin de cuentas, no está tan mal. Los editoriales de estos primeros días de campaña han tratado temas como las pensiones, la carga fiscal de los ciudadanos españoles, el gasto en educación o la revisión del texto constitucional.

Sobre este último punto, publicó el diario lo siguiente el pasado día 6 de diciembre: "La reforma constitucional es una de las cuestiones clave en esta campaña electoral. Aspectos como la preferencia del varón en la sucesión al trono, el papel del Senado, la organización territorial del Estado de bienestar, la elección de los miembros del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial, o los derechos ciudadanos en sanidad o en vivienda, entre otros, reclaman una revisión". Es decir, el periódico que asumió sin rechistar las tesis de Artur Mas a su llegada a la presidencia de la Generalitat, a cambio de publicidad institucional y jugosas subvenciones (alguna incluso para mejorar su planta de impresión), se ha desmarcado del proceso y ahora piensa en quedarse y en influir en Madrid para beneficio de Cataluña.

'La Vanguardia' y 'El Periódico de Catalunya' defienden la reforma de la Constitución, pero no la independencia

El Periódico y el poder del dinero

Otro de los medios que ha preferido tomar distancia con el separatismo propugnado por el Gobierno autonómico es El Periódico de Cataluña. El rotativo de la familia Asensio, que llegó a salir a la calle con una bandera estelada monopolizando su portada, hace tiempo que desertó del grotesco ejército mediático de Artur Mas para retomar su línea unionista y progresista. Este movimiento no fue casual, sino que coincidió con el proceso de refinanciación de su deuda, que inició hace un año y culminó hace unas semanas con la entrada en su accionariado de la familia Lara y con la suavización de las condiciones del crédito sindicato que mantiene con varios bancos. Entre ellos, La Caixa.

La presión ejercida por los acreedores, sumado a que la banca catalana se desmarcara del independentismo poco antes del 27-S, moldeó la línea editorial del periódico hasta convertirla en un arma arrojadiza contra Mas. De amigo a enemigo en tan sólo unas semanas y con el dinero como motor del cambio. Durante los primeros días de campaña electoral, este diario ha confirmado su nueva posición, en la izquierda cercana al PSC, como antaño. Sus textos de opinión corporativa hablan del futuro de España, del encaje de Cataluña y de la necesidad de reformar la Constitución para adaptarla a los nuevos tiempos. Pero no de secesión.

Especialmente significativo es el editorial publicado el día 6 bajo el título Unas generales muy catalanas, en el que describe la situación en la que se encuentra esta comunidad autónoma de cara al 20 de diciembre y habla del duro mazazo que puede recibir el presidente de la Generalidad si sus socios de Junts pel Sí superan en las urnas a su partido, inmerso en un cambio de identidad con el que su plana mayor parece querer disimular la ponzoña generada durante años a base de corrupción y clientelismo. "El independentismo se presenta esta vez en dos listas separadas: ERC y Democràcia i Llibertat (DLL), envoltorio de transición en el que se cobija la mutante CDC. Pese al pacto tácito de no agresión entre ambos, el resultado puede influir en el futuro de Mas si el acuerdo de gobierno con la CUP no esta cerrado antes y los republicanos le ganan la mano en las urnas", destaca el artículo.

'Ara' y 'El Punt Avui' defienden que los catalanes voten en masa el 20D para que los partidos independentistas tengan más fuerza para negociar la secesión

La independencia como remedio milagroso para la enfermedad catalana

Desde la trinchera en la que se ubica el bueno de Artur Mas todavía descargan su artillería de argumentos pro independentistas Ara y El Punt Avui, dos fieles aliados del presidente autonómico que también han sido engordados con el dinero fácil de la publicidad institucional durante su etapa en la Generalidad.

En estas primeras jornadas de campaña electoral, El Punt Avui ha realizado un llamamiento para que los catalanes voten en masa el próximo 20 de diciembre, ante la necesidad de los partidos independentistas (los que reparten las subvenciones a la prensa) de contar con un buen músculo cuando se sienten a negociar la secesión de Cataluña. "..no se puede negar que habrá todavía que negociar muchas cosas con España y por eso es más necesario que nunca tener mucha fuerza. Dejar todos los escaños en manos de los partidos unionistas sería un grave error que el país no se puede permitir", precisa uno de sus textos.

Ara va más allá y pide a los catalanes que estén preparados para enfrentarse a un "gobierno hostil" durante la próxima legislatura, en el caso de que se produzca un pacto entre PP y Ciudadanos tras el 20D. El diario critica que Mariano Rajoy no reconozca la singularidad de esta comunidad autónoma en materia de financiación y lamenta que juegue "con la liquidez de la Generalidad para crear un clima de opinión contrario a las instituciones catalanas". También denuncia las amenazas de inhabilitar a los "funcionarios de segundo rango" en caso de que el Parlamento de esta región aplique la declaración rupturista.

En definitiva, clama contra el discurso del miedo mediante argumentos que sitúan a España como la fuente de la que emanan todas las pesadillas de los ciudadanos de Cataluña. Nada nuevo bajo el sol, pues el argumento es tan viejo como el nacionalismo y hoy es sólo enarbolado por aquellos medios que viven al calor (y sobreviven gracias) del dinero público. Desde luego, los dos grandes periódicos catalanes lo han desterrado o lo formulan envuelto entre algodones, para que duela menos a quienes no lo comparten. Y lo hacen porque Mas huele a cadáver político y porque el independentismo se ha demostrado que no vende periódicos.

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