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Análisis

Por si acaso, Oliu se compra casa en Madrid

El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu.

Continúa el procés. Pero el ruido ya no castiga al tímpano colectivo. Fuera de Cataluña, lejos de la propaganda de los medios oficiales, ha perdido decibelios instalándose a modo de zumbido. Molesto, sí, pero ya no apocalíptico. Así susurra en esta situación de calma chicha. El impasse se debe a la falta de interlocutor en Madrid. “Con Rajoy no hay nada que hablar, ni tampoco ganas”, asumían esta misma semana desde una multinacional catalana. “(Carlos) Puigdemont quiere que se forme gobierno central para iniciar las conversaciones”, explica alguien cercano al entorno del President.

El rol de Podemos en un hipotético gobierno será fundamental para el tema catalán

No hay movimientos de empresarios, ni tampoco mediadores, como en otras épocas ejerció Isidro Fainé, entre Generalitat y Moncloa. Ningún emisario quiere abrasarse hasta que no se despeje el panorama de los pactos y el epílogo de la investidura. El rol de Podemos en un hipotético gobierno será fundamental para el tema catalán. En Barcelona confían en esa labor de ‘pepito grillo’ que está ejerciendo Pablo Iglesias con el tema del referéndum catalán. “Que la petición salga de su boca, la ‘españoliza’ de cara a la gente. Puede hacer reflexionar alguna conciencia. Además, ya no lo pide el diablo desde Cataluña a quien, por definición, se le niega el pan y la sal”, reflexiona con vehemencia alguien involucrado en el tinglao secesionista.

Mientras la política espera, el dinero se refugia fuera del ruido. Desde el inicio del desafío secesionista, más de 3.000 empresas han salido de Cataluña. La multinacional de publicidad y comunicación WPP ha sido la última. Lo conocíamos durante esta última semana. “Sólo saltan los grandes nombres, los que aparecen en los periódicos, pero hay un intenso movimiento de pequeñas y medianas empresas hacia todos los puntos de España”, explican varios representantes de pymes catalanas.

Binéfar es el caso más paradigmático. Esta pequeña localidad oscense se ha convertido en la aldea de los galos de los cómics de Astérix. Allí han decidido refugiarse una gran cantidad de empresarios catalanes frente a los romanos (el independentismo). Razones geoestratégicas, sobran. Cercanía a los puertos de Tarragona y Barcelona, salidas fronterizas por carretera a Europa, rápidas comunicaciones con el centro y el norte, la autovía Lérida Pamplona o el AVE de medio y largo recorrido a 20 minutos de distancia de la ciudad de Lérida. Las peticiones para financiar la mudanza de empresas a esta pequeña localidad se amontonan en las entidades catalanas e Ibercaja. De hecho, comienza a escasear el suelo industrial en Binéfar ante la avalancha de empresas que buscan deslocalizar allí su producción del vaivén independentista.

En privado los bancos reconocen un movimiento notable de cuentas corrientes desde oficinas en Cataluña hacia zonas limítrofes de Aragón o la Comunidad Valenciana

Pero no sólo se mueven las empresas, también los clientes de los bancos. Ninguna entidad se atreve a decirlo en público. En privado, sin embargo, reconocen un movimiento notable de cuentas corrientes desde oficinas en Cataluña hacia zonas limítrofes de Aragón o la Comunidad Valenciana. En estos momentos, y en la indefinición del panorama, la gente prefiere mover los ahorros ‘por si acaso’. Cataluña independiente. Fuera del euro. Ese es el mensaje desde Bruselas. El miedo es lógico. El miedo es libre.

El trasvase de fondos al ‘otro lado de la frontera’ no sólo afecta a Caixabank o Sabadell. También a muchas otras que no desprenden catalanidad en su logotipo. “Nos han llegado a preguntar si nuestras oficinas en Barcelona serían extranjeras y quedarían bloqueados sus ahorros ante la nueva situación que plantearía una Cataluña independiente”, recuerdan desde una entidad. Este miedo, paradójicamente, está incrementando la base de clientes digitales en Cataluña. “Al cliente no le importa hace 30, 40 ó 50 kilómetros para poner su dinero en una oficina ‘segura’ fuera de Cataluña. Eso sí, sólo hacen ese viaje de ida y vuelta. Al instante, solicitan las claves de la banca móvil para hacer todas las operaciones por internet”, subrayan desde otro banco.

Este movimiento silencioso del procés preocupa a Puigdemont, un independentista hasta la médula desde crío, lejos de la impostura secesionista de Artur Mas. Cada vez que se va una empresa de Cataluña, el andamiaje de la estelada se hace un poco más débil. Por eso, su empeño es comenzar a hablar y negociar con Madrid. “Hay muchos puntos en el procés que se pueden negociar, sobre todo con el PSOE, y son puntos constitucionalistas y no rupturistas. Sería un primer acercamiento y vendrían bien para bajar la tensión”, explica alguien que conoce la última hora del asunto.

Este movimiento preocupa a Puigdemont, un independentista hasta la médula desde crío

“No es normal que el independentismo lo apoye el 48% de los votantes. Si hay un acercamiento claro y negociado con Madrid, la intención de voto del independentismo podría bajar a los niveles normales (15 al 20%)”, sostiene con dosis optimistas un alto directivo catalán. “Puigdemont sabe que no tiene mayoría suficiente para poner en marcha la independencia y no la ve en un horizonte a corto plazo”, incide.

Por si acaso, Josep Oliu, presidente del Sabadell, ha decidido comprarse una casa en una de las zonas más nobles y céntricas de Madrid. La transacción, hasta ahora desconocida, se efectuó después del pasado verano, cuando el órdago soberanista vivía sus momentos de mayor algarabía. Desde su entorno, niegan la casualidad de la adquisición con el complicado momento político. Cierto es que Oliu despacha en Madrid semanalmente desde la calle Serrano, la sede corporativa que tiene el Sabadell en Madrid. Aceptamos, también, que pueda estar cansado de las suites de los hoteles de la capital. Pero el gesto es significativo. Por si acaso.

@miguelalbacar

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