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Análisis

La caída de los ingresos provoca dudas sobre el cumplimiento de las cifras del déficit impuestas por la Unión Europea

El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos.

El Partido Popular ha vuelto a prometer esos días una bajada de impuestos en el caso de que consiga gobernar tras los comicios del 26 de junio. Idéntica promesa realizó durante de las elecciones del 2011, lo cual no fue obstáculo para que durante 2012 los bolsillos de los españoles sufrieran la mayor subida de la historia de la democracia. La justificación de la subida fue la de sanear las cuentas públicas para hacer frente a la “herencia recibida” del anterior ejecutivo. 

Para demostrar que las promesas se cumplen, o que al menos se intenta, en el último año de la legislatura el gobierno afrontó la llamada reforma fiscal, cuyo principal eje fue el revertir la subida acometida durante el 2012. La bajada se ha aplicado escalonadamente en 2015 y 2016, razón por la cual los ingresos fiscales están siendo especialmente bajos durante este ejercicio, e incluso inferiores a las previsiones.

Según la AEAT, la reforma tributaria ha supuesto en el primer cuatrimestre de 2016 una merma de 2.556 millones con relación al mismo periodo de 2015

Las cuentas del gobierno, siempre optimista, se basaban en que la recuperación económica y el relanzamiento de la economía, unida a una cierta expansión provocada por el estímulo al crecimiento que acompaña a toda bajada de impuestos, supondría una mayor recaudación, ya que el impacto del aumento de las bases imponibles derivado de la recuperación de la actividad económica será superior al impacto de la bajada de los tipos de la reforma fiscal. Es decir que compensa ingresar poco de mucho que mucho de poco.

Pero estas cuentas no siempre salen. De hecho, según datos de la AEAT, la aplicación de la reforma tributaria en el primer cuatrimestre de 2016 ha supuesto una merma de 2.556 millones de euros con relación al mismo periodo del año anterior.

El mes de abril ha sido especialmente negativo, pues se ingresaron 21.282 millones de euros, un 10,2% menos (-2.415 millones) que en el mismo mes de 2015. Este hecho es especialmente preocupante, si tenemos en cuenta que el mes de abril es uno de los que recibe mayor recaudación, pues en este mes se presentan, además de los modelos mensuales procedentes de las retenciones, las declaraciones de fin de trimestre y el primer pago a cuenta del impuesto sobre sociedades.

Causas de la caída de la recaudación

La causa principal de la caída de la recaudación ha sido la incidencia de la reforma fiscal. Desglosando por impuestos, en el impuesto sobre sociedades, el pago a cuenta de abril de 2016 supuso un ingreso de la mitad que en 2015, lo que explica toda la caída de la recaudación. La razón de esta caída es triple. Por un lado la reforma ha supuesto una bajada del tipo general del impuesto, que se ha materializado en este ejercicio. En segundo lugar los pagos a cuenta del impuesto se han reducido. En este sentido es necesario recordar que durante los últimos se incidió mucho sobre la subida de los pagos a cuenta del impuesto sobre sociedades, estableciendo tipos incrementados y pagos mínimos, con el objetivo de anticipar la recaudación. Este hecho se ha corregido en 2016, por lo que aunque es de esperar una mayor recaudación en el 2017 (por los menores pagos a cuenta de 2016), en este ejercicio ingresaremos mucho menos. Estas dos razones explican una caída de la recaudación de 1.782 millones. La tercera razón no está vinculada a la reforma fiscal, sino a que el pasado abril de 2015 recogió un ingreso extraordinario de 2.165 millones derivados de la privatización de AENA, que este año no tenemos.

En el ámbito del impuesto sobre la renta, la menor recaudación está vinculada a la rebaja de los tipos del impuesto, que se materializa en una menor recaudación en concepto de las retenciones que ingresan los empresarios y que detraen a sus empleados de la nómina. Pese a ello, los ingresos cayeron tan solo ligeramente gracias al aumento del empleo con relación al año anterior y al crecimiento de los pagos de los empresarios individuales.

Previsiones de recaudación

Las previsiones de la recaudación para el resto del año no permiten asegurar que los objetivos de recaudación previstos se vayan a conseguir.

El IRPF, con el que se recaudaron algo más de 72.300 millones de euros el año pasado, se provee para 2016  una recaudación superior a los 75.400 millones. Por ello, de confirmarse la tendencia del primer cuatrimestre de este año podríamos generar un agujero, solo de IRPF, de más de 5.000 millones.

Las previsiones de la recaudación para el resto del año no permiten asegurar que los objetivos de recaudación previstos se vayan a conseguir

En el impuesto sobre sociedades las previsiones son también poco esperanzadoras, ya que frente a los 21.133 millones de euros recaudados en el 2015, las estimaciones iniciales para este año ascienden a 25.000 millones, casi 4.000 millones más. Si la tendencia se mantiene, no solo no se igualará la recaudación del año anterior, sino que disminuirá, lo cual volverá a agujerear más el colador de los ingresos públicos. 

Pero no todo son malas noticias, la recuperación del consumo, que se materializa en los mayores ingresos de IVA y en el impuesto sobre hidrocarburos permitieron que los ingresos derivados de estos tributos ascendieran en abril un 2,3% y un 3,2% con relación a lo recaudado el año anterior. Si esa tendencia continúa, 2016 será un año excelente para este tributo.

Antes de disolver las cortes, el ministro de Economía, Luis de Guindos, informó en el Congreso de una rebaja de la expectativa de crecimiento -del 3% al 2,7%-; un déficit sustancialmente superior al prometido inicialmente -3,6% frente al 2,8%-; y una creación de empleo algo más leve -400.000 frente a 500.000 estimados en principio-. Fuentes gubernativas han augurado unas previsiones negativas, pues "crece el IVA levemente, pero Sociedades baja y la caída del IRPF va más allá de lo que pudiéramos esperar por efecto de la entrada en vigor del último tramo de la rebaja fiscal".

Conclusión

En mi opinión será difícil el recuperar la recaudación en los términos previstos por las cuentas públicas, pero admito que dependerá de la evolución de la economía de aquí al final de año.

La actual mejoría con relación a años anteriores derivada de la bajada de los precios del petróleo, la caída de la tasa de cambio del euro frente al dólar que ha hecho más competitivas nuestras exportaciones, y el mantenimiento de los tipos bajos de intereses ha hecho que la economía española crezca a tipos cercano al 3%. De mantenerse este crecimiento, unido a que las previsiones de inflación son al alza, podría generarse un efecto positivo que hiciera que los ingresos tributarios, al menos nominalmente, permitieran alcanzar los objetivos y recuperarse la recaudación.

No obstante el objetivo es ambicioso, porque el esfuerzo adicional que ha exigido la bajada de impuestos, se ha sumado a la exigencia de una adicional reducción del déficit comprometido con Europa y puede comerse el mayor aporte derivado del aumento del PIB. Por otra parte la ralentización del crecimiento económico mundial, más la incertidumbre generada por los mercados asiáticos, no son buenas consejeras. Asimismo la incertidumbre política sobre quién formará parte del gobierno, o la sombra de una posible sanción multimillonaria que la Unión Europea puede imponer a España en el mes de julio, podrían ser un mazazo para las cuentas públicas.

Termino recordando la necesidad de redoblar los esfuerzos para seguir luchando decididamente contra el fraude fiscal. No diríamos ninguna tontería si afirmamos que los ingresos adicionales que obtendríamos si se eliminaran los paraísos fiscales, servirían para equilibrar las cuentas públicas al instante, e incluso para obtener superavit.

Julio Ransés Pérez Boga es expresidente de los Inspectores de Hacienda (IHE).

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