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Análisis

La estrategia de C's: no pactar ahora para ganar en noviembre

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera

No es un secreto que Albert Rivera quiere ser presidente del Gobierno. Y para lograr ese objetivo final, tanto él como sus colaboradores más cercanos quieren evitar el desgaste de Ciudadanos antes de las elecciones generales del próximo noviembre. Ellos consideran que si ahora se abstienen en la Comunidad de Madrid y, por ello, propician que el Partido Popular no gobierne, el daño será para Cristina Cifuentes y los suyos. Al igual que en Andalucía son Susana Díaz y sus compañeros del PSOE quienes se están desgastando al no lograr sacar adelante la investidura. 

La segunda ventaja del partido naranja es que no guarda cadáveres en el armario ni oculta un pasado oscuro en materia de transparencia

Ignacio Aguado, líder de C's en Madrid, asegura que tiene autonomía para negociar con Cifuentes y con Ángel Gabilondo. Pero el núcleo duro del partido, es decir Rivera, va a fiscalizar al milímetro las negociaciones en Madrid como antes lo hizo en Andalucía. Ciudadanos va a repetir en una comunidad lo que ya hizo en la otra. La estrategia es no precipitarse ahora en los acuerdos a nivel autonómico para poder obtener la victoria a finales de año a nivel general. ¿Y cómo se concreta esa actitud? Gracias a la regeneración.

Las ventajas de Ciudadanos respecto a PP y PSOE son dos. La primera es que Rivera y sus correligionarios no necesitan a sus oponentes políticos. Ni para gobernar ni para otras cuestiones. O sea, tienen la sartén por el mango en las negociaciones porque son otros quienes tienen mucho que perder. La segunda ventaja, que es la más importante y decisiva, es que el partido naranja, precisamente a diferencia de quienes mendigan su apoyo para mantener el poder, no guarda cadáveres en el armario ni oculta un pasado oscuro en materia de transparencia.

Si Ciudadanos se abstiene, no se desgasta para las generales y observa desde la oposición cómo PP y PSOE se consumen y degradan

Con esas dos premisas como brújula, los estrategas de Ciudadanos, que por cierto están en Barcelona, exigen a unos y otros en Andalucía y Madrid una idéntica condición: la firma de un compromiso por la regeneración democrática. Por supuesto, dicho pacto contra la corrupción y a favor de la ética política es fácil de cumplir para C's pero casi imposible de asumir para PP y PSOE, que sí atesoran muertos para aburrir, como Chaves, Griñán, Bárcenas o Ballarín, y sí arrastran sombras que ocultan la transparencia, como la ausencia de primarias o el enchufismo de los compadres. 

Si, como parece más lógico, socialistas y populares no aceptan estas duras condiciones acerca de la regeneración, Ciudadanos se abstiene, no se desgasta para las generales y observa desde la oposición cómo ellos se consumen y degradan al perder el poder, sea en un lugar o en otro. Si, en cambio y aunque sea una opción remota, PP y PSOE llegan a asumir las exigencias, Rivera y compañía, con abstención en Andalucía o con voto a favor en Madrid, se presentan ante los españoles como los regeneradores del sistema que han logrado cambiar los modos y maneras de sus rivales

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