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Opinión

Agosto existe

Albert Rivera

La nueva política, nacida entre las fuertes turbulencias de la crisis económica y los desastres de la corrupción tenía como objetivo la sustitución del bipartidismo del 78. A la vista de su comportamiento y de los acontecimientos, su legado va a ser inolvidable. Los principales protagonistas del período 2015-2019 han pasado las pantallas del juego a más velocidad de la prevista dejando tras de si un poco de espectáculo y muchas batallas en las redes sociales donde nos han hecho creer que se ventilaba el futuro de España. Si el próximo 23 de septiembre salta el automático y se disuelven las Cortes por inoperancia y negligencia de los representantes elegidos el pasado 28 de abril, comenzará una partida nueva en la que algunos van a ser eliminados.

El curso político ha empezado igual que terminó el anterior, pero con el agravante de haber dejado pasar el mes de agosto en el que suelen ocurrir muchas más cosas de las que adivinan algunos lumbreras, aguerridos portavoces sin nombre, que prefieren ser citados como fuentes de toda solvencia. Queda registrada entre las frases que buscan mármol, aquella evacuada desde Ciudadanos para explicar a la opinión pública la ausencia de su líder Albert Rivera mientras el Gobierno de Sánchez no sabía qué hacer en el caso del barco Open Arms, se quemaba casi el diez por ciento de la isla de Gran Canaria o se formaba un gobierno regional en Madrid con un presupuesto superior a los 20.000 millones de euros. Si como dijo la fuente en cuestión "agosto no existe" es como para echarse a temblar si algún día el autor de la idea está al frente del Gobierno de España, al menos durante un verano.

Por si faltaba una prueba más para dejar en mal lugar a semejante ocurrencia y a su prescriptor, no hay más que mirar la de problemas personales que se sucedieron durante agosto en el mercado laboral español. Las casi 213.000 bajas de afiliados a la Seguridad Social encienden todas las alarmas que junto con los indicadores nacionales e internacionales nos confirman la llegada de un año 2020 por lo menos con el viento en contra. Por supuesto que agosto es el mes principal de las vacaciones de verano. Precisamente, por esa razón, es clave para ver si el empleo se esfuma por completo con el final de la temporada turística o hay algo que guardar para el otoño.

Los 6.870 cotizantes desaparecidos cada día demuestran que agosto sí existe para los españoles

Los números de 2019 nos devuelven a 2008 cuando la crisis empezaba a aterrizar desde los mercados financieros en el desempleo de la vida cotidiana. Los 6.870 cotizantes desaparecidos cada día demuestran que agosto existe para los españoles. No parece muy adecuado que un partido como Ciudadanos desprecie la existencia de un mes en el que muchos de sus votantes, autónomos y pequeños empresarios, trabajan a destajo para poder sobrevivir el resto del año.

El mes de los despidos

En agosto es cuando más se despide, tanto al principio como al final. Al comienzo del mes porque se aprovecha para aligerar las plantillas cara al otoño y cuando termina porque la temporalidad agosteña hace estragos en la hostelería. Cuando pase el tercer trimestre del año, y se publiquen a finales de octubre los datos de la Encuesta de Población Activa, veremos otra vez la importancia del mes de agosto para la economía de España. Dicha estadística se publicará dos semanas antes del 10 de noviembre, fecha escogida para la celebración de las cuartas elecciones en cuatro años.

La nueva política cayó de pie pero ha sido incapaz de completar una sola legislatura de cuatro años. De la anterior crisis económica España ha salido con los recursos habituales, es decir, más deuda y empleo temporal. Si el viento cambia y se paran los motores del consumo interior, las exportaciones y el turismo, ya veremos si el año que viene alguien se atreve a afirmar que su jefe político desaparece todo el mes porque "agosto no existe". 

Si hay elecciones el 10 de noviembre, habrá eliminados y así se empezará a cerrar la etapa de la nueva política. Otra vez una crisis económica tendrá que ver en el voto de los españoles. La nueva política, o lo que quede en pie, esperará a que alguien arregle los desperfectos para regresar y salvarnos a todos del bipartidismo del 78 que con sus rojos y azules nos ha traído hasta aquí. Unas veces mejor y otras peor, aunque sin decirle a los españoles que agosto no existe.

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