Opinión

La actitud panglosiana de Alberto Núñez Feijoó

Es un panglosiano de vocación y natura, que es como decir que lleva la buena fe cosidita al DNI

  • Feijóo, este miércoles en el Congreso de los Diputados. -

Jamás he dudado de la buena fe del líder popular. Es un panglosiano de vocación y natura, que es como decir que lleva la buena fe cosidita al DNI. Como muchos saben, el Doctor Pangloss es un personaje de la novela Cándido, de Voltaire, un buena fe que piensa que todo lo que sucede, por malo que sea, obedece a un fin y que las cosas no pueden ser de otro modo del que son.

Vamos, un optimista que acepta la tragedia justificándola como algo natural. Citemos un ejemplo: cuando la nave en la que viaja el Doctor, su pupilo Cándido y Santiago el anabaptista se ve envuelta en una tremenda tempestad en la bahía de Lisboa, este último cae por la borda y Cándido intenta lanzarse al mar embravecido para salvarlo. Pero el Doctor lo detiene porque que bahía y tempestad están ahí para que Santiago se ahogase. Ese optimismo fatalista, esa actitud acrítica, parece ser lo común en la cúpula popular. Por eso al oír a Feijoó que iba a presionar más a Sánchez y exigirle que presente presupuestos y convoque un Debate de la Nación pensé para mi capote: “Este hombre es un panglosiano”.

No hay más que dos posibilidades: una, o Feijoó se cree lo que le dice a Sánchez, y eso sería de una gravedad infinita porque equivale a reconocer que el líder del principal partido de España no sabe nada y se entera de menos o, dos, que dice lo que dice con el propósito de que escampe, los tribunales hagan su trabajo, la lista de investigados devenga en una de condenados, Puigdemont ingrese en un convento y el PSOE se reconvierta en un club de fans de Tintín. Porque Sánchez no engaña cuando dice que puede gobernar sin presupuestos -él, no los demás-, que acabará la legislatura o que ganará las próximas elecciones.

Es la única ventaja que tiene, miente siempre menos cuando de su permanencia en el poder se trata

Dice Feijoó que formula estas exigencias a Sánchez, como si a éste le importase, para retratar la soledad de un gobierno que no es tal y la de un presidente zombi. Servidor alucina. Que esto no es un gobierno se sabe ab initio. Esto es un puerto de arrebatacapas donde cada uno va a ver que arrambla en detrimento de sus socios, descuidando la gestión en aras de la mantenencia en el cargo. Jamás ha habido gobierno, solamente Sánchez y los imperativos de Podemos -y ahora ni eso- han sido quienes decidían. A Sánchez no se le puede exigir nada. Es un autócrata manipulador que, por no interesarle, no le interesan ni los suyos. El líder popular haría bien en sacudirse esa modorra de cuando el bipartidismo se repartía amablemente el poder, rememorando el turnismo de Cánovas y Sagasta.

Hay que salir a la calle, organizar manifestaciones, plantar batalla a cara de perro ante el sanchismo. Les doy una idea: la próxima vez que una quídam como la Nogueras abandone la sala de prensa porque hay una bandera española y todos los periodistas la sigan como borreguitos al pasillo, en lugar de quedarse sentados en su sitio, que los periodistas afines al PP -los hay, vaya si los hay- le monten tal escándalo a la citada que se le quiten las ganas de volver a despreciar la bandera de una nación que, como poco, le paga un suculento sueldo. También pueden organizar actos en la que los empresarios hartos del sanchismo se rebelen, o de catedráticos y profesores hartos de tanta miseria moral universitaria, o de agricultores, ganaderos y pescadores hartos de verse condenados a la miseria, o de jóvenes sin futuro, o de mujeres que discrepen del feminismo woke, y así día tras día, repitiendo una y mil veces los nombres de quienes se han beneficiado a través de la corrupción, acudiendo a Ferraz cada noche.

El PP podría organizar manifestaciones gigantescas si así lo quisiera, mantener a los social comunistas en jaque y hacerlos echar el bofe. Digo más, fíjense, podrían hacerlo con o sin VOX -servidor preferiría la unidad-, todo menos levantar el dedito y decir: “Has sido muy malo y me voy a enfadar”. Esa actitud panglosiana, señor Feijoó, lleva a ahogarnos en la bahía de Lisboa como comentaba al inicio. No lo digo sólo por usted, lo digo por todos los españoles.

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