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Opinión

Casado y el 'Frankenstein' de Abascal

Abascal y Casado, en la manifestación de la Plaza de Colón contra el Gobierno de Sánchez

No se engañen, la moción de censura de Vox no va a sacar a Pedro Sanchez del poder porque "lo que no puede ser no puede ser y además es imposible", que dejó dicho Rafael Guerra. Así de sencillo. El resultado electoral del 10 de noviembre impide numéricamente cualquier coalición de intereses como la que desalojó a Mariano Rajoy de La Moncloa en 2018.

Partiendo de esa premisa, lo de este miércoles y jueves en el Congreso solo va a servir para conocer de qué esta hecho hoy el PP, ya saben, un partido en el que nació Santiago Abascal hace mas de tres décadas y con el cual logró cargos públicos bien remunerados en la Comunidad de Madrid antes de coger la bandera y el caballo para acabar, precisamente él, con la España de las "mamandurrias” que dice su mentora, Esperanza Aguirre.

Toca a los 90 diputados del PP -Vox dispone de 52 y así va a seguir siendo, digan lo que digan los fans de sorpassos y demás emociones frustradas-, toca a los populares, digo, pasar esta especie de ITV de fatiga de materiales impuesta por Abascal y aplaudida a rabiar, lógicamente, por el presidente del Gobierno y su socio, Pablo Iglesias, que se van a fumar un puro en el banco azul del Congreso viendo cómo se despellejan sus adversarios en un ejercicio inane en el peor momento de la pandemia.

Dice Abascal -y Álvarez de Toledo se lo ha 'comprado'- que si gana la moción solo quiere convocar elecciones. Ya, recuerdo que Sánchez dijo eso mismo en mayo de 2018 y convocó elecciones en abril... de 2019

El examen de los más cafeteros de la derecha va a ser exhaustivo, implacable, con su líder, Pablo Casado, aparentemente flojo de piernas frente a la hegemonía izquierdista, como vendría a demostrar el reciente cese de la combativa Cayetana Alvarez de Toledo en la Portavocía del Grupo popular.

Dice Abascal -y Álvarez de Toledo se lo ha comprado hasta el punto de estar dispuesta a votar 'sí' a esta nada parlamentaria- que no busca postular su figura a la Presidencia del Gobierno; que solo quiere ver al vencedor de la moción de censura -o sea, él- firmando en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la convocatoria "inmediata" de elecciones generales. Ya... Perdonen mi escepticismo pero, aunque sumaran Vox, PP y Ciudadanos, que no es el caso, eso mismo ya se lo escuchamos a Pedro Sánchez en mayo de 2018 y no convocó elecciones hasta abril... de 2019.

Llegados a este punto del ejercicio de política ficción que nos ha planteado Vox, creo que el principal interpelado, el PP, debería reflexionar algunas cuestiones antes de hacerle el caldo gordo a su íntimo enemigo electoral con una abstención:

  • ¿Quién le garantiza que, una vez instalado Abascal en La Moncloa gracias a su abstención, no se va a  atrincherar allí apoyado en otro gobierno Frankenstein, apelando al patriotismo de PP, Ciudadanos, UPN, Coalición Canaria, Foro Asturias, con tal de que no vuelva el "Gobierno comunista-bolivariano"?
  • ¿Han pensado los populares que su situación nada tiene nada que ver con la que afrontó el líder socialista en la moción de censura de Podemos a Rajoy de 2017, en la que el PSOE sí se abstuvo? Aquella moción, predecesora de la que planteó y ganó Sánchez un año más tarde, sí sumaba; y no solo eso: a aquel PSOE (84 diputados), le separaban solo una docena de escaños de Podemos y el hoy presidente del Gobierno sentía en la nuca el aliento de su vicepresidente. Por contra, el PP de hoy casi dobla a Vox y Abascal no tiene posibilidad ni de acariciar políticamente a Casado.         
  • ¿De verdad le renta al PP esa supuesta abstención salvífica para no ahuyentar el puñado de votos de Vox que, se queden con Abascal o vuelvan al PP, en las próximas elecciones solo van a servir para una cosa: que Casado sea, o no, presidente del Gobierno? 

El 'marco' de otra foto de Colón

La abstención no solo es absolutamente legítima sino, a veces, necesaria... si se lee bien el partido. Porque lo peor que le puede pasar al PP este jueves no es perder (más) voto hacia Vox sino frenar el que le está volviendo de Ciudadanos lenta pero inexorablemente. Que no tenga duda Casado que el marco para otra foto de Colón -esta sin Ciudadanos- ya lo tienen comprado en la Moncloa Pedro & Pablo.   

Eso, por no hablar de balón de oxígeno que recibirían los de Arrimadas a las puertas las elecciones catalanas, el 14 de febrero, en las que el electorado de esa comunidad -que, recuerden, solo le dio un escaño, el de Álvarez de Toledo, en las elecciones del 29 de abril del año pasado- interprete que el PP coquetea con una ultraderecha que allí no tiene nada que hacer.

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