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Opinión

A más ricos, menos pobres

La persecución de utopías paradisíacas ha desembocado indefectiblemente en infiernos insoportables

fondos UE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero

El socialismo siempre ha manifestado serias reservas respecto de la propiedad privada. Por supuesto, los modernos partidos socialdemócratas de las democracias occidentales han admitido la economía de mercado, la libre empresa y el hecho de que los individuos pudiesen poseer bienes mobiliarios, inmobiliarios y de cualquier otro tipo para su uso exclusivo y disposición irrestricta, de tal manera que dispusiesen de la facultad de venderlos, comprarlos, hipotecarlos, legarlos en herencia o donarlos. El socialismo extremo de corte marxista abolió esta institución consustancial a la naturaleza humana sin la cual sólo hay pobreza y tiranía hasta su fracaso clamoroso simbolizado por la caída del Muro de Berlín en 1989. Pese a aquel espectacular derrumbe, todavía perviven dictaduras comunistas como Cuba, Corea del Norte y en buena medida Venezuela en las que el Estado y el partido único tienen el monopolio de la propiedad de los medios de producción y de una parte muy amplia del conjunto de los demás bienes. Semejante situación sólo produce miseria generalizada, salvo para los gerifaltes de estos regímenes totalitarios, que viven en la más descarada opulencia.

La persecución de este género de utopías paradisíacas ha desembocado indefectiblemente en infiernos insoportables

La aparentemente benéfica idea de que en un mundo en el que todo sea de todos y en el que cada uno reciba del acervo común según sus necesidades y aporte según sus capacidades, reina la justicia, la felicidad y la armonía porque de él se han eliminado la codicia, la desigualdad y la explotación, se ha llevado a la práctica a lo largo de los siglos en diversos experimentos sociales de inspiración religiosa o filosófica magistralmente descritos en la monumental trilogía Los Enemigos del Comercio de Antonio Escohotado. Todos ellos sin excepción han terminado en la pobreza extrema, la trituración de la dignidad y los derechos humanos y las matanzas más crueles. La persecución de este género de utopías paradisíacas ha desembocado indefectiblemente en infiernos insoportables. Recuerdo un debate en televisión entre Pablo Iglesias y el autor de la osada Historia General de las Drogas en el que el penene de la Complutense defendía las tesis colectivistas que se asemejaba al espectáculo de un fibroso gato jugando armado de sabiduría con un escuchimizado ratoncillo que exhibía su patética ignorancia.

Hay realidades muy simples avaladas por la experiencia que la izquierda niega porque si la mayoría de la gente las incorporase a su marco mental y a su comprensión del mundo, nadie la votaría. Veamos. El mecanismo más eficaz para generar crecimiento y empleo es el deseo que sienten algunos miembros de la sociedad de hacerse ricos utilizando su talento, su trabajo, su esfuerzo, su creatividad y su capacidad de innovación. Esta pulsión íntimamente ligada a nuestra especie es la que ha dado, dentro de los marcos legales e institucionales adecuados que la estimulen y la regulen impidiendo abusos, el mayor grado de prosperidad, bienestar y seguridad a aquellos afortunados que han vivido y viven bajo su amparo. En otras palabras, para que no haya pobres, es conveniente que haya ricos. Cuando Podemos, Sánchez y sus compañeros de viaje en el barco pirata en el que navegan hacia el colapso, dictan normas fiscales para hacer difícil la existencia de los ricos, sólo consiguen tres efectos igualmente perniciosos: una fuga masiva de capitales a entornos tributariamente más amables, una pérdida global de recaudación superior al importe ganado para el erario y el subsiguiente descenso de las rentas más modestas. Su nefasta obsesión de armonizar el impuesto del patrimonio, figura ausente de los sistemas fiscales de los veintiséis restantes Estados Miembros de la Unión Europea, para impedir las bonificaciones implantadas por el PP en Madrid, Andalucía y otras Comunidades Autónomas, responde a este sentimiento, mezcla de envidia desatada y ceguera dogmática, que no les deja ver que se trata de un gravamen de escaso poder recaudatorio y tremendamente dañino para la inversión y al ahorro. Si unos determinados activos producen un rendimiento, tributan por IRPF y si no dan ningún rédito, cualquier carga fiscal que se les atribuya equivale a una confiscación. No es casualidad que España sea el único país de la Unión Europea en el que subsiste este impuesto absurdo y contraproducente.

Se prepara a saquear nuestros bolsillos para seguir repartiendo subvenciones clientelares, inflando la nómina de paniguados y destinando sumas fabulosas a propósitos disparatados carentes de valor añadido

Otro aspecto que convierte la presente ofensiva fiscal del Gobierno sanchista en una burla escandalosa al contribuyente es la nula voluntad de actuar sobre el capítulo de gastos públicos "políticos". El Instituto de Estudios Económicos ha estimado recientemente el monto del presupuesto perfectamente prescindible sin perjuicio alguno para los servicios sociales esenciales ni para el correcto funcionamiento de la Administración en 70.000 millones de euros. Mientras Sánchez nos impone veintidós ministerios, de los que sobran la mitad, y puebla La Moncloa con centenares de asesores no funcionarios nombrados a dedo, se prepara a saquear nuestros bolsillos para seguir repartiendo subvenciones clientelares, inflando la nómina de paniguados y destinando sumas fabulosas a propósitos disparatados carentes de valor añadido.

La nueva vuelta de tuerca fiscal que prepara la locuaz y reñida con la prosodia ministra de Hacienda es tan perjudicial en la actual coyuntura que ha sido atribuida al electoralismo demagógico de este Ejecutivo teratoforme. Sin embargo, no cabe descartar, habida cuenta de la catadura moral de Pedro Sánchez y sus compinches, que esta maniobra obedezca a algún arreglo ventajoso a nivel personal de los ministros y ministras con los Gobiernos de Portugal y Andorra. Cosas peores han visto nuestros ojos.

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  • V
    Variopinto

    Y la de estupideces que nos quedan por escuchar... Va a seguir el circo sin pan. De alguna manera tienen que entretener al pueblo para que no miren las facturas de la luz (y lo que supone un RD creado por la tribu de Antonio), ni las subidas de las hipotecas. Y así que el ignorante siga ignorando como es que no le llega el salario devaluado hasta el final del mes.
    La socialdemocracia lleva desaparecida toda la legislatura. Todo es pan y circo.

  • V
    Variopinto

    Y la de estupideces que nos quedan por escuchar... Va a seguir el circo sin pan. De alguna manera tienen que entretener al pueblo para que no miren las facturas de la luz (y lo que supone un RD creado por la tribu de Antonio), ni las subidas de las hipotecas. Y así que el ignorante siga ignorando como es que no le llega el salario devaluado hasta el final del mes.
    La socialdemocracia lleva desaparecida toda la legislatura. Todo es pan y circo. Populismo puro.

  • A
    Alias22

    "Sin embargo, no cabe descartar, habida cuenta de la catadura moral de Pedro Sánchez y sus compinches, que esta maniobra obedezca a algún arreglo ventajoso a nivel personal de los ministros y ministras con los Gobiernos de Portugal y Andorra. Cosas peores han visto nuestros ojos."

    Eso no parece creíble, porque de existir tal acuerdo habría que atribuir maldad a los Gobiernos de Portugal y/o Andorra, que se estarían prestando a remunerar una traición. Una más.

  • S
    Sor Intrepida

    Que quede claro que los apóstoles del marxismo-leninismo no predicaban la abolición de la propiedad privada,cosa que si predican los anarquistas,nada que ver y acérrimos enemigos.Lo de la "dictadura del proletariado" predican que la propiedad,todo tipo de propiedad,pase al partido,único eso sí.
    Los resultados han sido clarísimos.
    Lo que por mi parte tengo muy claro es que la definición de economía puede ser la ciencia que estudia la combinación de factores,capital,trabajo,materias primas,tecnología,etc,para la obtención de un producto,bien o servicio,lo mas eficazmente posible.Es decir minimizar los costes para maximizar el valor añadido(no el beneficio,que es un resultado,no un objetivo económico).
    Por tanto es muy diferente,como apunta el autor, la creación de riqueza(output,producción,inmovilizados-maquinaria,carreteras,viviendas etc...) ,que el reparto de esa riqueza.
    Son categorías intelectivas diferentes.No es lo mismo un "cocodrilo" que un "reptil",explicaba un viejo maestro.
    Pero dudo que estos telepredicadores y presuntos "doctores" tengan el suficiente cerebro para llegar a entender algo tan simple.
    P.S.: en las economías modernas el principal beneficiario de esa producción, y por tanto la necesaria inversión antes y después,es la sociedad en sí: vía salarios,cotizaciones e impuestos (el estado) y las rentas del capital(ya que sino para que invertir).Estas últimas gravadas por el impuesto de sociedades mas el IRPF correspondiente,osea por partida doble(y con cuotas de escandalo).
    Perdón por mi extensión.Pero me cabe la duda si estos mercachifles a buen sueldo público, mas prebendas, llegan a comprender algo tan sencillo o simplemente se dedican a vivir-y muy bien a costa del contribuyente-de la ingenuidad de las gentes.

  • K
    Karl

    Estas son las dos clases:
    Los que pagan impuestos,
    y los que viven de ellos.

    "There are two distinct classes of men in the nation, those who pay taxes, and those who receive and live upon taxes."
    ~Thomas Paine, †1809

  • V
    vallecas

    Para que una persona apoye a los comunistas de Podemos y a la vez cierre la puerta de SU casa, abra la puerta de SU coche que le lleva a SU casa del pueblo que heredó de sus abuelos, es porque el mecanismo de idiotizar a la gente funciona a la perfección.

  • A
    Alexander

    El dicho correcto es: "para que no haya tantos pobres tiene que haber menos ricos". La fantasía de que bajando los impuestos mejora la economía, que está grabada a fuego en las mentes de todos los dirigentes del PP, es absolutamente falsa. El Presidente Reagan se creyó el cuento de la "curva de Laffer" y redujo el impuesto sobre la renta (equivalente al IRPF en España) lo cual benefició sobre todo a los millonarios pero produjo el mayor aumento del déficit presupuestario en EEUU.

  • W
    Wesly

    La izquierda ha conseguido que cale el discurso del “reparto de la riqueza", de los “derechos sociales” y del “estado del bienestar", promoviendo la exigencia de que sean los demás (los "ricos") quienes generen la riqueza y nos regalen la parte que supuestamente nos toca para disfrutar del bienestar al que nos dicen que tenemos derecho, lo que desincentiva la cultura del esfuerzo y de la responsabilidad, y nos lleva a la pérdida de competitividad y de progreso, e inexorablemente al paro.

    Hay que cambiar las creencias para que cambien las actitudes. Hay que promocionar la cultura del esfuerzo, de la responsabilidad, del reconocimiento del trabajo bien hecho.

    Pero claro, para los políticos es más fácil repartir regalos que dar ejemplo y pedir responsabilidad y esfuerzo.

  • Y
    Yorick

    Pues las estadísticas no parecen apoyar la tesis de don Alejo.

    Porque, según la prensa económica, «el número de ricos en España crece año tras año: 2021 acabó con 246.500 titulares de grandes fortunas, un 4,4% más con respecto al año anterior».

    Según la teoría expuesta en el artículo, este incremento en el número de ricos debería ir acompañado de un descenso en el número de pobres, que no parece haberse producido, ya que, según el Instituto Nacional de Estadística, «la población en riesgo de pobreza o exclusión social aumentó en 2021 hasta el 27,8%, ocho décimas más que el año anterior, el dato más elevado desde 2016, según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida».

    El asunto debe de ser más complejo de lo que parece. Personalmente, estoy de acuerdo en que la solución no pasa por succionar mediante impuestos las riquezas del capital extremo, si bien tampoco estaría mal que los impuestos de la clase media no se destinaran a engrosarlas.